UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LETRAS ESCUELA DE PERIODISMO
EL ATAQUE AÉREO DE RADIO PLACERES
Bombardeo sonoro desde el abismo del dial
MARÍA SOLEDAD ABARCA POZO
MARÍA CATALINA ALBERT OLEA
VIOLETA CONSTANZA CASTILLO LEIVA
Tesina para optar al grado de Licenciado en Comunicación Social
Profesor Guía: Patricio Cuevas Figueroa
Santiago, Chile
2013
Calificaciones
Este reportaje muestra el caso de radio Placeres: cómo una radio comunitaria decide dejar de serlo para convertirse en un medio independiente que representa no sólo a la comunidad del cerro Los Placeres, sino que a Valparaíso en su totalidad. Ver cómo se forma y financia, cómo sobrevive y se desarrolla, cómo influye en su comunidad y cómo evita que la legislación y la competencia la silencie.
Para esto, se hicieron entrevistas en profundidad a radialistas y expertos, análisis de discursos, revisión de textos, archivos históricos y prensa; e investigación de campo.
En cuanto a las conclusiones, podemos enumerar que, primero Radio Placeres desarrolló un modelo de autogestión y definiciones propias que le permite desmarcarse del sistema de radios comunitarias para transformarse en un medio nuevo, una radio independiente. Segundo, que las personas pasan y el proyecto queda. La Placeres no levanta imágenes, sino que relatos coherentes con su tiempo. Que incluso oculta la identidad de algunas de sus voces, porque lo que importa mucho es transmitir y poco quien lo haga. Tercero, que Radio Placeres atiende las necesidades no cubiertas por los medios tradicionales en la comunidad de Valparaíso. No quiere generalizar porque le interesa lo particular de su comunidad. Y cuarto, que la relación de la radio con la comunidad es su salvación. La mantendrá fuerte como medio y viva como organización.
Índice
- Calificaciones
- Resumen
- Índice
- Introducción
- Dramatis Personae
- Había una vez un liceo en toma
- Hugo, Pato y Luis
- Un pasajero en trance
- Radio. Sólo radio
- La trinchera de la libertad
- Operación Silencio
- La democracia del azar
- La gente pasa, la radio queda, pero…
- Sata
- Wu Ming
- Divach
- Eliana
- Ximena
- Conclusión
- Bibliografía
- Anexo
INTRODUCCIÓN
La radio Placeres de Valparaíso es parte de la historia e identidad del puerto. En bares, restoranes, kioscos y colectivos, la Placeres suena. Sus miembros sus voces son conocidas y reconocidas por los porteños. Todos saben que, si prenden la radio en la 87.7 FM, ahí van a estar.
Pero no ha sido fácil. La radio desde que se fundó, en 1989, hasta hoy ha sufrido robos de equipos, cortes de sus transmisiones y detención de sus locutores. Porque son ilegales y para recuperarse y recaudar fondos han tenido que organizar peñas, rifas y fiestas. Desde la legalidad, con permiso municipal y de carabineros. Una contradicción que permite que sigan al aire. Que la voz de Valparaíso siga sonando.
Este reportaje periodístico busca conocer y mostrar la radio Placeres. Ser un testimonio de su historia y su estado actual. La evolución de su labor, los cambios en sus miembros, los distintos y variados lugares en que han transmitido. Las distintas formas de financiamiento, los variados tipos de organización. Su función en la comunidad hoy y cómo se ha ido desarrollando y creciendo desde que se fundó.
En más de 20 años de historia fuertemente ligada al puerto de Valparaíso, nuestro objetivo es describir la evolución de la relación de la radio Placeres con los que viven ahí. Además, queremos mostrar el contexto legislativo en que han estado envueltos desde sus inicios hasta el día de hoy, pasando de “radio comunitaria” a “radio” a secas, ilegales y perseguidos.
Nos interesa dar a conocer una radio que, si bien abandonó la militancia, no ha dejado de ser política, conservando un discurso de contracultura y contrainformación; pero manteniéndose abiertos a la posibilidad de que cualquiera puede ser parte de radio Placeres.
Nos interesa mostrar un caso emblemático en la radiofonía nacional, el de una emisora que abandonó el rótulo de “comunitaria” para representar aún mejor su entorno, para poner en común el sonido de la ciudad. Para no ser excluyentes. Para que Valparaíso completo, con sus cerros y sus calles angostas que caen al mar, tuviera las voces de los radialistas de la Placeres en todas partes.
Nuestra investigación se dividió en cuatro episodios. Primero una etapa de recolección, lectura de prensa y archivos históricos sobre la radio Placeres desde su creación hasta hoy. Además, la búsqueda y lectura de textos teóricos sobre la comunicación comunitaria y sus diferentes representaciones.
También escuchamos la radio. Lo hicimos para entender sus formas, sus modos. Para que Valparaíso pasara de las ondas de la radio a nuestro papel.
Luego, una etapa de entrevistas en profundidad con radialistas de la Placeres, tanto históricos como actuales. Además, este mismo método lo aplicamos a expertos en materia de comunicación y de legislación en torno a las radios comunitarias a nivel nacional.
También participamos en un taller sobre creación de radios comunitarias, para así poder entender el funcionamiento de una radio de esta categoría desde lo técnico y en términos formales; Aquí se nos permitió dar cuenta de lo lejos que está la academia de la realidad de cada proyecto. Finalmente, un período de escritura y corrección del texto.
Así, lo que busca esta tesina es ser un registro de la historia y desarrollo de una radio que marca un hito en la radiofonía comunitaria chilena. Una radio que se negó a morir.
***
“A long time ago there were pirates
Beaming waves from the sea
Beaming waves from the sea
But now all the stations are silenced
'Cos they ain't got a government license In tune with nothing
Don't touch that dial”
Don't touch that dial”
The Clash, Capital Radio One
“Hace mucho tiempo habían piratas
Balanceándose en las olas del mar
Pero ahora todas las estaciones están en silencio Porque no tienen licencia del gobierno
Pero ahora todas las estaciones están en silencio Porque no tienen licencia del gobierno
Sintonizados con nada
No toques el dial”
The Clash, Radio Capital Uno
Radio Placeres, la de la izquierda del dial, la del espacio no concesionado, la que transmite ilegal. Esa radio tiene muchas voces y a continuación, los vamos a presentar:
Dramatis Personae
Eliana: En la actual organización, es la miembro más antigua de la radio. Hace poco dejó su programa “Palabra de Mujer” que por 16 años llevó al aire. Hoy está preocupada de rescatar la memoria histórica de Radio Placeres.
Wu Ming: Periodista, santiaguino. Le gusta Sumo. Radiocontrola algunos programas y ve las transmisiones en terreno.
Sata: Antropólogo encargado de la comisión de redes de la radio. Es el nexo con las organizaciones sociales de Valparaíso.
Sir Divach Drake: También conocido pero menos como Ricardo Salazar. Periodista. Trabaja también en radio Valentín Letelier de Valparaíso. Conduce en radio Placeres el noticiero de la mañana y El Galeón Clandestino los domingos por la tarde.
Ximena: Historiadora. Junto a Carla conducen Al Rojo Vivo. Fue la última en llegar a la radio.
Patricio Contreras: Trabajaba en el Centro Culural Arauco, en el cerro Los Placeres. Ex mirista. Profesor de Castellano. Fundador de Radio Placeres y director por más de 10 años.
Luis Costa: Periodista. Ex mirista. Participó en la creación del proyecto radial junto a Contreras y González.
Hugo González: Periodista. Ex mirista. Hizo, junto con Costa, la capacitación a las personas que querían trabajar en la radio.
Margarita Plaza: Fundadora de Radio Placeres. Trabajaba en el Centro Cultural Arauco, en el cerro Los Placeres. Psicopedagoga. Tuvo el programa “Palabra de Mujer” hasta que se fue en 1997 a trabajar con los zapatistas en Chiapas.
Miguel Plaza: Hermano de Margarita Plaza, cuñado de Patricio Contreras. Ex mirista. Ayudó a imaginar y crear el proyecto radial.
Había una vez un liceo en toma...
Una semana antes, la historia fue otra.
Pero en pleno octubre de 2011, un miércoles 19, a eso de las 6:30 de la tarde la historia empieza así:
Había una vez un liceo en toma...
Afuera del Eduardo de la Barra, un establecimiento emblemático de Valparaíso, hay un cartel que indica la puerta para atención al público y un contador de los días en toma. Ya van cuatro meses anotados con tiza en la pizarra negra y los carabineros no tienen intenciones de entrar por este acceso.
Los estudiantes se toman también los alrededores del liceo. La intersección entre avenida Francia y Colón se presta como campo de batalla entre las Fuerzas Especiales (y sus balines, lanza aguas, lacrimógenas y escudos transparentes) y los estudiantes de 1° a 4° medio (con pañuelos, piedras y escudos hechos de planchas de fibra de vidrio, probablemente sacadas de los techos del liceo).
Lo primero fue cortar la luz de la cuadra. A las 20:45, luego de cambiar la brisa porteña por una niebla lacrimógena, las puertas y rejas del liceo vuelan a la vez que Carabineros ingresa. La operación es larga, agotadora y, hasta pasada la medianoche, ninguno de los 154 detenidos vio la orden de desalojo.
Lo segundo fue sacar a la prensa.
¡Salga de acá, salga de acá, salga de acá! ¡Camine rápido para allá! decían, pero los reporteros exigían caminar solos. Al rato, es mejor abandonar el diálogo y ceder al empujón de la institución. El lugar termina acordonado por el resto de los efectivos de Fuerzas de Especiales (FF.EE.), pero desde lejos, de repente, se escucha:
“¡Oye! Soy prensa... Independiente... Y me están deteniendo, de la Radio Placeres”.
Eso es algo que nosotros hacemos harto. Transmitir desde lugares inusuales dice Wu Ming, en una escalera de Cerro Alegre. El periodista de la radio es de los que prefiere hablar desde un seudónimo para proteger su identidad. Por su polera sabemos que le gusta la banda Sumo y nada más. Es discreto pero no se esconde. Saluda a los vecinos del lugar y tiene palabras amables para describir los talleres y labores de apoyo que la Placeres brinda a otras radios comunitarias.
El 19 también fue un día de octubre donde la radio tuvo que hacer un giro en la forma de contar las noticias. El reportero que fue detenido estaba transmitiendo en vivo durante el desalojo. Alcanzó a apagar el teléfono justo antes de que lo tomaran los carabineros. Entre forcejeos, empujones y esas cosas que pasan dentro de las micros de detenidos, de repente, escucha una voz conocida. Mira a todos lados, pero no reconoce a nadie. Y la voz sigue, acompañada de música, cuñas y sí, ahora sabe de dónde vienen.
Carabineros escucha Radio Placeres y todos los movimientos revelados en ella. En este momento se dan cuenta de que están “sapeando” sin querer. De aquí en adelante, y durante las movilizaciones, el foco es decir dónde estaba la policía y los datos para escapar de ella. Nada de contar dónde los niños están levantando barricadas.
Pero todo esto ocurrió un 19 de octubre. Una semana antes, la historia fue otra.
Wu Ming estaba en la calle. Para la radio era importante transmitir desde los colegios en toma. Su rol social y comunitario, en esa época, se podía leer en el lienzo que los miembros llevaban a las marchas: “Al servicio de los que luchan”. Y claro, cuando Wu Ming se dio cuenta de que los carabineros trataban, otra vez, desalojar el liceo Eduardo de la Barra, avisó y cortaron las transmisiones envasadas en seguida. Tomaron el teléfono y empezaron a contar lo que veían.
Nosotros cachamos porque andábamos en la calle, y cachamos que iba a ser el desalojo. Por la radio empezamos a llamar a la gente para que bajara de los cerros. No sé, por último, para ponerse ahí y demorar la cosa. Un poco para que los cabros salieran y resultó. O sea, bajaron como doscientas personas, se pusieron por ahí, molestaron a los pacos un rato y no pudieron desalojar ese día. Después igual desalojaron, pero eso fue una semana después.
Desde el año 2009 Radio Placeres transmite desde la ilegalidad. Sólo sus miembros conocen el lugar donde esconden sus estudios. Pero por episodios como este, es que Wu Ming sigue en el proyecto.
El hecho de estar haciendo radio te retroalimenta todo el rato. Da lo mismo haber estado encerrado en un estudio malo, muerto de calor y con un montón de problemas que puedas tener. ¿Somos un medio de comunicación? ¿Somos populares, somos comunitarios, somos alternativos? y ahí se ven largas conversaciones que son, entre comillas, como la inmortalidad del cangrejo. A mi me interesa hacer, y mientras se esté haciendo, bien.
Radio Placeres se encuentra en el 87.7 del dial. En su programación encontramos contenidos que se presentan desde la otra vereda de la información. Sus pautas nada tienen que ver con lo esperado, ni convencional. La radio es un mix de intereses de gente que simplemente, no le alcanza con los medios tradicionales. Por eso, es posible escuchar voces que habitualmente no se escuchan en una radio comercial: Niños discutiendo sobre libertad de expresión, El grito de un afilador de cuchillos que recorre las calles de Valparaíso, o un heladero, en plena marcha, vendiendo su mercancía y gritando contra la fuerza policial.
La opción de transmitir desde la ilegalidad es vista como una acción política. Pero para cada miembro, se materializa de formas distintas. Para Wu Ming, por ejemplo, es claro:
Yo hago radio. Participo de un colectivo que hace radio, para que haya más información disponible y para que la gente pueda tener la posibilidad, al menos, de escoger. Yo voy por el copamiento del espectro radioeléctrico o de todos los espacios para que ebulla la información. Pero información de verdad que pretenda ir hacia la comunicación, porque si es información por saturación de números, datos y cifras... Hay que ejercer ciertas jerarquías sobre qué es lo que nos interesaría o lo que me interesaría. Ojalá que sea un medio autogestionado. ¿Y qué definimos por autogestionado? Que tú te muevas para conseguir tus cosas y no lucres con la actividad que estás realizando. Ojalá que no tengan injerencia los fondos del Estado o fondos concursables.
Son pocos los periodistas de la radio. Más bien son muchos los auditores que, por cosas del destino o la comunicación, terminaron haciendo sus propios programas en la Placeres. Porque si algo sobra aquí son las ganas de transmitir. Al menos eso es lo que cree Wu Ming.
Yo no le puedo decir a un loco “Apaga la tele, prende la radio” pero entre talla igual hacemos una cuña que dice eso. También hay otra que dice “apaga la placeres y haz tu propia radio” ¿cachai?, entonces esa es nuestra estrategia política.
Radio Placeres transmite desde la izquierda del dial, y desde ahí es difícil separar su historia de la acción política. Después de todo, no es casual que el proyecto parta con un pequeño transmisor que en 1989 le sobraba al MIR.
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Hugo, Pato y Luis
Un radiotransmisor es una caja. Una cajita de metal de 10 cm de altura, 30 cm de largo y 40 cm de ancho. Para la RAE, esa cajita es un “aparato empleado en radiotelegrafía y radiotelefonía para producir y enviar las ondas portadoras de señales o de sonidos”. Para un grupo de vecinos del Cerro Los Placeres, en Valparaíso, esa cajita era la mejor forma de mantener el trabajo comunitario que venían haciendo con el MIR durante la dictadura.
Una de esas cajitas metálicas llegó a Chile en avión. Viajó desde Europa, escondido en una maleta, a principios de 1985. Aterrizó en Santiago, donde la recibió Hugo González ex mirista, periodista y de ahí llegó con él a Valparaíso. La cajita la trajeron por encargo. El MIR la quería para interferir las ondas de TVN a la hora de las noticias. Paso 1: Se ponía una antena hecha con un alambre entre dos planchas de cartón en el techo de un auto y se conectaba al transmisor, y el transmisor a una grabadora con el mensaje que se quería emitir. Paso 2: el auto se echaba a andar por el sector que se quería intervenir. Eso era todo.
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Luis Costa llegó a Chile desde Bolivia en junio de 1989. Venía con la idea de instalar una radio comunitaria en Valparaíso. Había escuchado sobre la puesta en marcha de la radio Villa Francia, y pensaba que podían replicar el modelo: un medio comunitario de contrainformación, con programación creada por y para los pobladores. Había escuchado también que Hugo González, a quien había conocido en el MIR, tenía un radiotransmisor. Tenía la idea, tenía el equipo. Lo que no tenía era gente que quisiera sumarse al proyecto.
Eran los tiempos finales de la dictadura. Todos sabíamos que venía la democracia, y yo estaba recién instalándome en Valparaíso. Empiezo a buscar contactos con gente del MIR para proponerles instalar una radio comunitaria, pero todos me miraban raro. Nadie se pronunció. (Costa, 2003) Hasta que apareció Patricio Contreras.
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Patricio Contreras trabajaba en el Centro Comunitario Arauco, en el Cerro Los Placeres. Un día, conversando con su entonces señora, Margarita Plaza (Maggi) y su cuñado, Miguel Plaza, se les ocurrió que una radio comunitaria era una buena manera de seguir trabajando el proyecto del MIR. De trabajar con la gente del cerro Los Placeres, de mantener y fortalecer una comunidad.
Veníamos buscando un instrumento social que nos permitiera una articulación más efectiva de la organización social, y nos dábamos cuenta de que las formas que usábamos en ese momento no eran efectivas explica Contreras en uno de los archivos históricos de la radio Placeres. (Contreras, 1999).
Poco después se enteran de que un par de miristas recién llegados de Bolivia habían fundado el Centro de Apoyo Técnico a la Educación Popular (CATEP) y más importante que tenían un radiotransmisor. Estos dos miristas recién llegados eran Hugo y Luis, y el CATEP estaba en la subida Ecuador, no demasiado lejos del cerro Los Placeres. Era ir y preguntar. Tal vez estarían interesados. Tal vez querrían ayudar. Tal vez.
Patricio fue al CATEP, tocó la puerta. Esperó. Abrió Luis. Patricio le contó el plan: hacer una radio comunitaria en el cerro Los Placeres. Le pidió un favor: si les podían prestar plata para comprar equipos y montar su radio.
¡Miren la casualidad! Un joven que no conozco, del que no tengo antecedentes, llega a la oficina donde estoy trabajando y me hace ese planteamiento. Sospeché que podía tratarse de un agente de seguridad. La primera respuesta en estos casos, por un asunto de seguridad, es decir no, así que le pedí sus datos para ver si podíamos conseguir alguna cosa. (Costa, 2003).
Con esos datos, Luis se fue a averiguar quién era este tal Patricio. Resultó ser un mirista, igual que él. Resultó que era cierto que quería instalar una radio comunitaria, igual que él. Ahora sí, Luis podía confiar en Patricio.
Después de un par de conversaciones, se pusieron a trabajar.
Se dividieron. Patricio se fue a Santiago para llevarle el radiotransmisor a un técnico, para que dejara de intervenir en las señales de audio de televisión cosa que nunca consiguieron por completo y se convirtiera en un transmisor exclusivo de ondas radiales FM. Al mismo tiempo, Luis y Hugo se fueron a trabajar al Centro Comunitario Arauco, haciendo talleres de capacitación a las 15 o 20 personas que querían formar parte de esta radio. La Radio Comunitaria Los Placeres estaba casi lista.
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Una radio comunitaria no puede tener mucho alcance. Las ondas sólo pueden llegar hasta donde llegue la comunidad. La comunidad no puede ser muy grande. Un centro social, un club deportivo, una organización de mujeres. Ese tipo de comunidad.
No se puede transmitir publicidad a menos que se paguen impuestos, no se pueden aliar con otras radios comunitarias a menos que haya una catástrofe. Un terremoto, por ejemplo.
En el Cerro Los Placeres, una radio comunitaria era una forma de hacer algo. Hacer algún cambio, tomar acción. Mostrar el descontento, poner en evidencia que el modelo no servía. Al menos, no para estos miristas que se estaban quedando sin MIR.
Era 1989, era ese periodo tan extraño que hubo, en que como que estaba terminando todo, como que nos habían tirado para abajo todo el movimiento social, había salido toda esta cosa que era la Concertación cuenta Eliana Vidal, que llegó a la radio poco después, y que se fue al menos de los programas de la radio este año.
Y se instalaron. Usaron el Centro Comunitario André Jarlan, donde el MIR había creado el Centro Cultural y de Comunicaciones Radiofónicas Arauco, que además les prestó su personalidad jurídica. Armaron una programación. Un programa los sábados en la mañana, otro los domingos en la tarde. Se organizaron de forma que todos hicieran de todo.
Tenían el radiotransmisor venido de Europa, tenían una radio con doble cassettera y un micrófono que habían comprado con plata que les habían prestado militantes del MIR y simpatizantes. Tenían una antena y un cable que la unía con los demás equipos, todo prestado de la Villa Francia. Tenían un lugar. Tenían los equipos. Tenían gente dispuesta a trabajar.
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Un pasajero en trance
Radio Placeres es una radio nómade, incluso en el dial. Parte en el 88.5 de la frecuencia modulada y pasa por el 90.3, el 88.9, hasta llegar al actual 87.7. Sus ondas electromagnéticas viajan por cerros, escaleras y rincones de Valparaíso. Es posible escucharla en El Pimentón, un restorán porteño de subida Ecuador, el café El Ritual en la subida Cumming o en cualquier bar que aloje a algún ex miembro de la radio.
Territorialmente, la radio es como un pasajero en trance. De un lado a otro, hasta que un día aparentemente, desaparece de la faz de Valparaíso. Se evapora, sin dejar rastro. Pero antes de eso, esta historia tiene como punto de partida un diciembre de 1989, en el Centro Comunitario “André Jarlan” de la población María Eisler en el Cerro Placeres.
Se llamaba André Jarlan por el cura que mataron en La Victoria. Y les prestan una pieza. Y a los cabros les gustaba porque eso está entre medio de una población. No está en la calle principal de Placeres, sino que está en las que tienen los cerros para abajo dice Eliana.
Esta primera etapa de la radio, en el 88.5 FM, es la más marcada por la precariedad. Precariedad económica y técnica, pero no humana. Se genera un vínculo intenso con la comunidad y se crean redes con sus organizaciones sociales.
Yo por mi parte construí “La Voz de la Comunidad”, que fue pensado para constituir un nexo con las Juntas de Vecinos, clubes deportivos, centros culturales, centros de madres y otros. Para ser, a la vez, un promotor de la organización social. (Contreras, 1999).
Interesados en crear espacios para que los pobladores se expresaran desde su cotidianidad, no les importó mayormente la calidad en los contenidos. Primaba la necesidad de comunicar problemáticas del barrio, experiencias de la dictadura y formar redes de apoyo entre vecinos del Cerro Placeres.
Sólo importaba que fuera la gente la que construyera los programas, aunque para ser sinceros, no dejaba de ser una contradicción para nosotros que teníamos una cultura artística de izquierda… pero así fue surgiendo la Radio, entre Illapu y Víctor Jara, también colocábamos a Julio Iglesias, Ricardo Montaner y Ana Gabriel. (Contreras, 1999).
Surge la iniciativa de apoyar a una red de radios comunitarias en Valparaíso y Viña del Mar. El esfuerzo era enorme, debían transportar el equipo a sectores como Florida, Glorias Navales, Miraflores, Rodelillo, Placeres Alto y Playa Ancha. Las transmisiones experimentales eran desgastantes, por lo que deciden hacer un evento masivo para lanzar el proyecto y obtener financiamiento.
Realizamos un recital con los grupos Congreso y De Kiruza en el Fortín Prat de Valparaíso. Como evento fue un éxito. Los muralistas de La Villa Francia hicieron un telón de fondo gigantesco que expresaba la idea de la comunicación popular y radial como instrumento de la organización social. Pero económicamente el evento fue un fracaso, debido a un sin número de errores que cometimos en la organización. (Contreras, 1999).
El fracaso económico del evento, fue un aterrizaje forzoso. El transmisor, considerado como el corazón técnico de la radio, quedó empeñado para pagar la amplificación. El proyecto de apoyo a la red de radios, se venía abajo.
Para recuperar el transmisor tuvimos que pedir un préstamo en una financiera, y para pagar las cuotas, teníamos que salir a vender empanadas por todo el cerro, trabajo que hicimos entre Margarita Plaza, yo y nuestro pequeño hijo Daniel. Los sábados teníamos transmisiones y los domingos vendíamos empanadas con un carrito por todo Placeres.
¡100 malditas empanadas todos los domingos, por todo un año! (Contreras, 1999).
A pesar de todos los problemas económicos, estos no son los que silencian el proyecto. Una serie de acontecimientos paralelos son los que pondrán en juego las transmisiones.
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Como “subversivas” y “clandestinas” fueron tildadas las emisoras comunitarias en la ley de radios. Promulgada durante el mandato de Patricio Aylwin, ninguna particularidad importó al momento de redactar la ley. Un simple criterio técnico definió lo que una radio comunitaria era.
Radios de mínima cobertura, en términos prácticos: 1 watt de salida y una antena de 6 metros de altura, medidas que parecían ridículas para la geografía de Valparaíso.
Tú comprenderás que en Valparaíso eso es imposible. A lo mejor, en el plano, pero en los cerros no te escucha ni el vecino, dice Eliana.
La primera parte de la ley que se aprobó en 1990 prohibía la radiodifusión comunitaria. Si sales al aire, sin concesión, te quitan todo. Y así, una a una, las radios comunitarias comienzan a bajar sus antenas. Una de las últimas en bajarla, fue la Radio Placeres. Pero finalmente, la baja.
Luego de casi cinco años y aburridos del silencio, deciden instalar una antena nueva, capaz de llegar desde 90.3 FM a casi todos los rincones de Valparaíso. En el segundo piso del edificio del Club Deportivo Los Placeres, frente a la Plaza La Conquista, se comienza a transmitir los fines de semana.
Con nueva antena y frecuencia, la emisora comienza a desarrollar proyectos, enfocados en convertirse un medio de comunicación. Para dar ese paso, debían lograr avances en infraestructura y equipos, razón por la que postulan a fondos concursables internacionales.
Así es como en 1997, la Cooperación Técnica Sueca, les otorga recursos para la construcción de sala para equipos de modulación en radios, grabación y locutorio. En julio de ese mismo año, WACC de Inglaterra, aporta en la adquisición de equipos de modulación en radio y grabación.
Pero es en 1998, cuando el fondo procedente de Terranova, Cooperación Técnica Italiana, les permite habilitar una casa taller a un costado de la plaza de La Conquista, punto neurálgico del cerro Placeres.
Talleres, estudios de grabación para bandas de rock, charlas, platos únicos y recitales eran parte de su trabajo. La radio daba un paso más y se proyectaba como centro cultural. Pero el robo de casi la totalidad de sus equipos en 1999, fue un golpe duro para el colectivo. Durante ese verano, la radio sale a la calle. Rifas, peñas y una serie de actividades culturales, permitieron reunir los fondos para levantar nuevamente la radio.
Hicimos una fiesta. Una celebración que duró desde las 11 de la mañana hasta las 10 de la noche en la plaza La Conquista, la principal del cerro Los Placeres. Tenían bandas en vivo, gente recitando poesía, obras de teatro. Venta de comida y un baratillo. Y, a medida que la gente iba llegando, les iban diciendo “¡Que no los bajen, cabros!”, “¡Que siga la Placeres!” “Nosotros estamos con ustedes”. Y te das cuenta ahí, que a la radio Placeres la conocen. No sólo te escuchan, te apoyan. Hay como un sentido de pertenencia con la Placeres dice Eliana.
Y luego, la radio se calló.
***
Porque sin dinero no hay radio. Y en 2002, la organización colapsó. No hubo financiamiento extranjero, ni cuotas de los miembros. No había cómo mantener en pie el proyecto. No podían seguir saliendo al aire. O, por lo menos, eso pensaron en un principio.
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Radio. Sólo radio.
Ese año no se escuchó la radio, pero lo que menos hubo fue silencio.
Los miembros de la Placeres se movieron rápido. Ya en marzo del 2003 se estaban planteando la continuidad del proyecto. Más bien, estaba decidida, pero para eso, había que hacer una revisión de lo que fue ese desgastante año 2002.
La situación era insostenible. La idea de que la radio funcionara como centro cultural en relación directa con la comunidad era la máxima expresión de un modelo ideal de comunicación social. Para esto, sin embargo, es necesario contar con los recursos económicos, una organización robusta y la cohesión de voluntades capaces de no mermar el espíritu de los participantes cuando se presentan las dificultades.
El escaso presupuesto de la radio servía apenas para dedicarlo a un ítem, el arriendo de la casataller. Terranova la había dispuesto como sede del centro cultural pero ya no contaban con el financiamiento de la ONG italiana. Ahí se empezaron a gestar las primeras deudas que llevarían al apagón de la señal en diciembre de 2002.
Como solución, se acordó un sistema de cuotas donde cada integrante aportaba para mantener el proyecto a flote. Pero no faltan las dificultades a fin de mes que aplazaban la cuota de uno, que condonaban la de otro, o que sin explicaciones mediante y ante las eventualidades del mes, no alcanzaban a llegar a la administración de la radio. Eliana ha visto la evolución de la organización. La actualidad del proyecto no se compara con aquellos oscuros tiempos.
Ese era un problema siempre. Las cuotas. Por eso yo creo que ha sido súper importante lo que se hace ahora, y eso ha ido mejorando. Tratar de financiar la radio, con este tipo de cosas como las fiestas, yo creo que es lo que hay que hacer. O si no, hacemos baratillo u otra cosa. Hay que trabajar para que entre plata, hay que tratar de seguir.
En aquel silencio del año 2003 quedó algo claro. Era necesario cambiar el modelo de financiamiento y tener un solo norte: mantener la radio viva, transmitiendo y alejada de preocupaciones tan terrenales como la cuenta de la luz, el arriendo y el presupuesto de cada programa al aire. No, eso no podía interferir en los procesos creativos de la radio.
Como tampoco la organización. Otro punto importante son los juegos de poder que se dan en las organizaciones de tipo comunitario. Por lo general, surge un liderazgo que se ve como la cara visible de un proyecto. Junto a este residen los pocos a los que se les ha entregado la soberanía de las decisiones. El problema comienza cuando estos pocos se transforman en uno. Y los proyectos radiales dependen de este agente, que en vez de movilizar a las comunidades, termina poniendo su propia agenda y decisiones como motor de los proyectos. Cuando esto pasa las radios dejan de ser funcionales a la comunidad.
En el caso de Radio Placeres, uno de los elementos que terminó por colapsar fue la junta editorial. Divach lo describe así:
La radio en su segunda época, se constituyó con un comité editorial con 5 personas que venían del proyecto tradicional, y algunos que se había incorporado hace poco, pero que lo conocían, que habían participado. En ese momento había un comité editorial que veía todos los temas. Es decir, cómo resolvíamos el tema técnico, cómo resolvíamos el tema musical, los proyectos de programa, cómo ordenábamos los contenidos, ideas de cuña, todo. Este grupo de trabajo, quedó en algún momento reducido a tres personas, y ahí hubo una crisis orgánica en la radio. Lo que pasa es que, pasar de tres que tomaban decisiones a un grupo de 30, 20, 15, hay una diferencia, y grande. Entonces, en algún momento, entró en crisis este modelo editorial y ahí se conformó la idea de la asamblea.
La asamblea no sólo es la oportunidad de que todos los miembros tengan injerencia en las decisiones sobre la radio, sino que también es parte de la declaración de principios que en esta refundación se iba gestando. Todos y cada uno de los miembros deben hacerse cargo de su propio espacio radial. De las decisiones editoriales, de la producción, de radiocontrolarse, de la puesta al aire. Y los grandes temas se discuten en la asamblea, donde los cuarenta, treinta o quince miembros que rotan en la organización, se reúnen una vez al mes en algún lugar sin dirección en Valparaíso. Tampoco era tan terrible no tener un lugar fijo. Según recuerda Wu Ming, a veces era bastante agradable:
De repente hacíamos asambleas en lugares inesperados. Uno piensa que todo el rato sería como un búnker, encerrados, metidos de a uno, casi de negro, sin verse las caras. Y no. De repente estábamos en un mirador donde veíamos toda la ciudad y ahí una casa filete, casi con piscina, relajados. Aquí no hay jerarquía, todo es horizontal. Es una asamblea donde mensualmente se deciden pequeños caminos a recorrer durante el mes. Y hay un encuentro anual donde también se discuten cosas más filosóficas, sobre qué es lo que queremos decir como radio.
Después, un código de respeto. Respetar las decisiones de la asamblea y respetar lo que la asamblea te manda hacer. Esa es la directriz que seguirán los miembros de la radio.
Con este tipo de organización es posible hacer el proyecto funcional a la totalidad de los miembros que participan, y se excluyen de responderle a los intereses de un dueño, o una ajustada junta directiva. Para Divach, este factor también le da seguridad a la continuidad de la radio:
Claro, y nadie va a llegar a decir la radio es mía y me la llevo. Bueno, aunque alguien podría llegar y decir, ¡Oye! me voy a llevar el transmisor. Chucha, y se va. ¡Oooh, nos deja en pelota! ¿Se imaginan? Lo mato a ese conche... ¿Pero me entienden? Entonces esa es la diferencia entre una radio comunitaria con cualquier otro tipo de radio. Son radios que tienen que generar organización.
Esta organización también implica que todos se hagan cargo de financiar el proyecto de la Placeres. A ninguno de los miembros se le paga un sueldo, porque el entusiasmo es tal, que cada persona dona su tiempo y habilidades en la medida que sus condiciones lo permiten. Se hacen fiestas para recaudar recursos que mantienen vivas las transmisiones por dos o tres meses. Cuando estos se terminan, es hora de organizar otra fiesta para autosustentar la radio.
Es una organización que les resulta porque han comprendido el poder de la comunicación.
Niklas Luhmann lo plantea así en la investigación de 2004 Luhmann’s theory of autopoietic social systems de David Seidl:
“Los sistemas sociales usan las comunicaciones como su particular modo de reproducción autopoiética. Sus elementos son las comunicaciones, que son recursivamente producidas y reproducidas por una red de comunicaciones que no puede existir fuera de sí misma”. (Luhmann, 1986 citado en Seidl, 2004)
La organización misma trata de generar los recursos que la radio necesita. Por eso no se postula a fondos públicos para financiar el proyecto, porque la idea es transformarse en una organización autopoiética, que no dependa de las precariedades del sistema en que las radios comunitarias sobreviven en Chile.
Sata dice que tampoco se le cierran las puertas a alguien que haya generado un proyecto bajo financiamiento estatal. Y aunque no es la política de la radio, también es posible transparentar este proceso:
Como colectivo, como proyecto, no postulamos a ningún fondo del Estado. Nos autoabastecemos, nos autofinanciamos. Pero, si hay alguien externo, que esté financiado por el Estado y quiera salir por Radio Placeres, porque le gusta la radio y todo el cuento, pero no tenía la plata para autofinanciarse. Bueno, entonces se pasa una cuña antes y después, que la Radio Placeres, no postula a fondos del Estado, ni de privados porque no comparte sus políticas. Se deja claro, se transparenta. Al final eres un medio de comunicación, tienes que ser transparente.
Ese marzo de 2003, cuatro personas se juntaron a reformular y levantar la radio. Tenían claro que para sobrevivir, el giro debía ser radical. Era hora de dejar los apellidos. La Radio Comunitaria Los Placeres se transformaría en una radio más. Con Radio Placeres, bastaba. Lo comunitario, les quedó chico.
Esta fue una inflexión bastante polémica dentro de la organización que significó el ir y venir de los personajes de esta historia. La supresión de la palabra y el carácter comunitario de la radio es un paso importante para lo que podemos escuchar hoy. Una radio, un medio de comunicación. Eliana lo recuerda así:
Los cabros parten planteando que para ellos la radio es un instrumento para poder trabajar. Y se sigue llamando Radio Comunitaria Los Placeres hasta que terminando el 2002. Cuando quieren volver a salir, ubican a Cristián Zúñiga, que venía de la primera radio. Rodrigo Acuña creo que había tenido unos contactos con la radio. También a Richard Muñoz, que nunca tuvo programa, pero que siempre estuvo metido ayudando, apoyando, en la parte más técnica de la radio. Y después invitaron al Divach. Y cuando ellos levantan la radio de nuevo, plantean que no, no vamos a hacer una radio comunitaria. Vamos a hacer una radio que sea una radio popular. Una radio. Y de hecho hay mucha gente que no volvió al proyecto en ese tiempo porque no les gustó que no fuera comunitaria. Ustedes están tirando para atrás todo lo que es la radio. ¡Qué se han creído! ¡Es la Radio Placeres!
Lo comunitario es un concepto delicado. En nuestras leyes apela a una materialidad del territorio y no a lo que significa una ciudad. Y Valparaíso es más que eso. Radio Placeres apela a una lucha simbólica que traspasa el simple suelo que habitan. Es una lucha por poner en común los discursos que los convocan. Eliana hace la diferencia con el trabajo social que se hacía en un periodo anterior:
La Radio Placeres se puso comunitaria porque trabajaba con la comunidad del cerro Placeres. Por eso, cuando los cabros vuelven a levantar la radio, no le ponen comunitaria, porque ya no se trabaja con una comunidad específica. Es hacia la comunidad de Valparaíso, pero es distinto, porque decir “radio comunitaria” es decir que trabajas directamente con un centro social, un club deportivo o una organización de mujeres, por ejemplo.
Dejar lo comunitario, en este caso, no significó dejar de lado la comunidad. Más bien es una rebeldía contra el concepto. Aquel que define leyes, límites y espacios dónde funcionar, pero que no es coherente con el medio de comunicación social que pretenden levantar. Ahora, también hay un ánimo de forzar las cosas...
Pero, por supuesto. Porque estás levantando un proyecto político y también un antidiscurso, un contradiscurso, o un discurso que efectivamente se desmarque del resto, ¿Te fijai?
El resto, se va fijando en lo que dice Divach. Radio Placeres es un proyecto que se escucha en Valparaíso, y que a través de su señal de internet ha traspasado las fronteras de la quinta región. Las autoridades también lo han escuchado, y por estas decisiones es que han tenido que lidiar con la fricción que provoca proponer nuevos conceptos en un contexto tan cerrado como es la legislación actual. Divach, se lo ha tomado de forma personal:
Yo me he rebelado un poco ante el concepto de radio comunitaria. Porque la radio comunitaria está ligada a un concepto ochentero, noventero, respecto de un criterio solamente territorial para definir el tema de la radio. De las radios. Yo, a veces me he rebelado un poco ante esto porque creo que cada vez más se están haciendo ese tipo de proyectos. Y muchas veces generan otro tipo de alternativas. Entonces, en ese contexto, tu puedes relativizar el argumento y decir, es que la comunidad es... ¿Es qué? La comunidad es un cerro, una ciudad, la comunidad son los ecologistas, la comunidad son los animalistas. Yo prefiero revelarme al concepto de radio comunitaria que tener que adaptarme a él. Dejarlo ahí y pensar que es otra hueá. Digamos que la radio está en otra.
Y, entonces ¿Qué estaría formándose ahí?
Radio.
¿Tu crees que es algo nuevo?
¡Radio! Es que no sé. Es que es radio. Ya, colócale radio libertaria, coloquémosle radio libertaria. Estaría súper bien. Pero no. Es radio no más.
Ese año no se escuchó la Placeres, pero al menos, entre tanta planificación y cambio, el tiempo pasó rápido.
***
La trinchera de la libertad
En el 2004 la radio se traslada al espacio que está abajo del escenario del Teatro Mauri. Ahí, donde antes se vestían los artistas, Andrés Carramiñana habilitó el lugar y se lo arrendó a una radio comunitaria. Una radio que no estuvo tanto tiempo. Y el espacio quedó vacío pero la idea tentó a la Placeres.
Había que amononarlo nomás, y me dicen: “Eliana, ¿Tu cachai al Carramiñana?”, y yo digo sí, lo conozco. “¿Por qué no le dices que andamos buscando un lugar para levantar la radio?”. Yo hablo con el Andrés y me dice que ningún problema que vaya a hablar con él y se arrienda la parte de abajo, que estaba prácticamente hecha porque estaba la otra radio.
En un rincón de la Avenida Alemania, se encuentra el Teatro Mauri. Una postal detenida en los años sesenta, nostálgica de la época de oro de los cines de barrio. Esas con boletería y telón de terciopelo rojo. Por un costado del teatro, se divisa un pequeño callejón. Los mitos cuentan que era el camino predilecto de Pablo Neruda para entrar a su casa, La Sebastiana. También era parte de las coordenadas para llegar a la Radio Placeres.
***
No era extraño encontrarse con el Vikingo, el terror de la Placeres. Un hombre grandote, que comenzaba a festejar los días jueves y terminaba los sábados. Cuando llegaba a la radio, interrumpía las transmisiones, cantando, hablando o exigiendo que pusieran temas musicales.
Un día llegaron y cerraron la puerta, para que no entrara a la radio y el loco se enojó y le pegó un combo a la puerta. ¡La botó! Y los hueones se cagaron de miedo, estaban poco menos debajo de la mesa. dice Divach.
El terror de la Placeres era un auditor del sector, que no tenía reparos, como un buen Vikingo, en exigir lo que quería.
El decía, tócate este tema, porque yo quiero cantar y entonces armaba atados a cada rato. Me decían, para que veas que la radio es pluralista, que tiene todo tipo de gente como este hueón dice Divach.
Desde una estrecha cabina con cajas de huevo, se gestaban programas diversos, contestatarios, informativos y delirantes. La pequeña sala, cubierta de posters, fotografías y mensajes combativos, era un desfile de personalidades del barrio, auditores, bandas de rock, célebres invitados y personalidades de Valparaíso.
Iba pasando gente, pasando gente al Teatro Mauri de Valparaíso. Visitas y más visitas. Algunos no teníamos idea cómo llegaban, pero llegaban y tenían las puertas abiertas Dice Divach.
Con Led Zeppelin, Black Sabbath y Lucho Barrios de fondo, discutían al aire sobre compra de armas, política internacional, sobre Eduardo Frei o la captura de Menem.
De cualquier cosa podíamos armar todo un mundo, o sea, lo podemos armar. Era un poco esta cosa de entrar al aire como en el teatro, construíamos, probando, jugando… wua, wua, wua… esto y esto. Colocabas una música y después echábamos la talla entre medio, o por ejemplo yo, enrollaba un pitito y ufffff ahí al micrófono y que se escuchara más fuerte. ¡Colócale más nivel! y todo, echando la talla. dice Divach.
La adrenalina de la transmisión diaria, la posibilidad de crear desde la trinchera de la libertad, pasaba por las venas como una inyección de energía para el colectivo.
O sea, ahí estás comunicando, en un espacio realmente libre, libertario y más encima, más que libre, es libertario porque cuando piensas en los demás, es libertario. Buscas proyectar esa sensación de libertad en el resto dice Divach.
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En los estudios de la Placeres, se transmite el programa “Bazar Infierno”. Es abril, fin de semana de resurrección y como es tradición en Valparaíso, se hace la “Quema de Judas”, una fiesta popular donde se venga la traición de Judas Iscariote.
Los invitados de esta edición, Kafarenass, una banda de rock del puerto, acomodan sus instrumentos. No están solos, comparten escena con un muñeco del tamaño de un hombre, relleno de paja y monedas, vestido con ropas recolectadas de algún lugar.
Guitarras rabiosas y una batería galopante… son los acordes de “Mujeres Mujeriegas”. El ruido sale desde el Teatro Mauri, a todo Valparaíso.
Quizás yo no tengo razón, esta generación está fuera de control, mujeres mujeriegas buscando que hacer, los hijos del odio también recita con voz de anciano Corralito, vocalista de Kafarenass.
Una suerte de locura colectiva se apodera de la banda y los presentes en el estudio. El judas, salta de un lado a otro.
Noo… quemamos al judas en vivo y de repente los locos me estaban quemando a mi también al aire… ¡Y te vamos a quemar! ¡Wuaa! Así pelando el cable. Tú entrabas a ese estudio y tenía que tener colchones en las paredes dice Divach.
Para Divach, la experiencia de salir al aire es totalmente disfrutable y liberadora.
Cuando se conforma un grupo, y como que el grupo está en la misma, la comunión es muy buena. También ahí apela mucho a las amistades, la convivencia, el cariño, los sentidos comunes y como te decía esa sensación de libertad. Que te llama mucho, así ooh. Dan ganas de decir, con todo lo que está pasando allá afuera, construyamos algo aquí, en esta piecita, que sea distinto. Pero, la hueá sale al aire, entonces te levanta el discurso dice Divach.
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Operación Silencio
¡Oye cabro! ¿Cachai dónde transmite una radio aquí?
No. Yo no soy de aquí.
La pregunta la hacía un policía de la PDI desde un auto a Iván. Iván, que sí era de ahí, y que sí sabía. Porque Iván tenía un programa en la radio Placeres con equipos de fútbol de los barrios del puerto. Iván, que había ido a la radio para hacer su programa pero que no pudo, porque el candado estaba cambiado. Iván, que estaba esperando en Av. Alemania a Sandra, de la comisión técnica de la radio, para ver qué hacían con el tema del candado. Iván, que no sabía que, gracias a una curadera de otro radialista, Danilo, estaban a punto de salvarse de un allanamiento.
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La noche anterior, Danilo se fue de juerga con Sir Divach Drake. Recuerda que terminó algo mareado en un mirador de la avenida Alemania y que unos niños se reían de él. Jura que lo molestaban. Cree que tal vez, quizás, probablemente, los niños le robaron las llaves de la radio. Que por eso no las tenía en el bolsillo de su pantalón. Que llamó a Divach, y le dijo que, por razones de seguridad, era mejor cambiar el candado de la puerta.
Lo hizo, pero no le avisó a nadie.
Y al otro día, cuando Iván trató de abrir el estudio ubicado, en ese entonces, en el teatro Mauri, simplemente no pudo. Las llaves no calzaban con este nuevo candado. Indignados, todos gritan por teléfono.
A mi me llegó. Me retaron. Me decían “¿Pero cómo no puedes avisar que cambiaron el candado, cómo no dejas copias de las llaves?” dice Divach.
Y los tiras entran a la calle del Mauri, y le preguntan a un tipo que tenía un negocio cerca dónde transmite una radio. Y el tipo les dice, “sí, la radio Placeres, ahí más abajo”. Y los tiras van y se ponen a golpear, pero no hay nadie. dice Eliana.
Te juro que si no es por esa cuestión preventiva que tenemos, a mi taita lo pillan adentro de la radio. Los ratis entran, se llevan los equipos y se para la hueá. Porque en ese momento no teníamos ni antena de repuesto, ni transmisor de repuesto. Nada. dice Divach.
Ese día, un operativo desmanteló dos radios comunitarias en Valparaíso. La Operación Silencio como la llamó la PDI cerró la radio UV15 del cerro Las Cañas y la radio 2000, del cerro Montedónico. La tercera en la lista era radio Placeres, que se salvó por la borrachera de Danilo. Ya nadie gritaba por el episodio del candado.
El día anterior marcó la continuidad de la radio Placeres, y te juro de que no me arrepiento en ningún momento de haber chupado con mi amigo Danilo dice Divach.
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Se habían salvado del allanamiento, pero el lugar ya no era seguro. Había que irse. Escapar. Desmantelar la radio y llevar todo a otro lugar. Rápido. Esperaron a que se fuera la PDI y empezaron su propio operativo.
Transmitimos la información por la radio, y todo el mundo se conmovió y no sé, se consiguieron un auto, o fueron a poner las manos o ayudaron con un bolso. En 10 minutos sacamos todo lo que había en el lugar explica Wu Ming.
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Después de eso aprendieron. La radio estuvo en silencio un par de horas, hasta que encontraron otro lugar. Una casa, una oficina, un taller. No se sabe. No lo dicen. Pero, sea el lugar que sea, estaban siempre listos para desmontar y volver a armar la radio. Igual, en ese sentido nosotros estamos preparados, que si nos bajan la transmisión, en 30 minutos nosotros estamos al aire de nuevo. O sea, nosotros en ese sentido nos blindamos un poco. Tenemos ciertos protocolos de emergencia dice Wu Ming.
Se hicieron portátiles. La radio Placeres transmitía desde donde podía, con programas grabados. Uno de esos lugares de transmisión era la casa de un amigo, el que sin querer salvó la radio.
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Aprovechando que este amigo era músico, armaron un estudio. Tenían los equipos suficientes, y podían grabar alguno de los programas ahí mismo. Divach hacía su programa desde ahí. Nos referimos a él como “amigo” porque protegemos su identidad por razones de seguridad.
Después empezó el acoso.
Lo empezaron a seguir, se metían a robar a su casa, y también le hicieron interrogatorios y todo. En un momento fue el loco más expuesto, el que pudo caer detenido dice Divach.
Así que se fue. Después de un tiempo y varios episodios, dejó la radio. El equipo de la Placeres siguió buscando lugares, improvisando estudios de grabación. Ya no transmitían sólo para el cerro Los Placeres, porque ahora se movían de un lugar a otro. Ahora eran de Valparaíso. De todo Valparaíso.
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Ser ilegales. Ilegales porque no tenían ni querían tener una concesión de espectro radiofónico. Ilegales por no tener un lugar fijo. Ilegales por seguir sonando aún desde el silencio. Ilegales por una decisión política, una convicción. Ilegales porque tener una concesión es difícil. En especial para la Placeres.
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La democracia del azar
Ahora están en una oficina perdida por ahí. O sea, una pieza, en una oficina partida en dos, donde está la cabina del controlador y el locutorio. Es cuadrada y está llena de posters antiguos de la radio, como cuenta Eliana. Por razones de seguridad ya nadie ajeno a los 15, 30 o 40 miembros de la asamblea puede pisar los estudios de la radio. Ni llevar entrevistados al estudio, ni llamar por teléfono. Hay protocolos de seguridad que cada miembro debe seguir. Cada transmisión se debe cuidar de no dar datos como el nombre de los locutores, ni desde dónde están transmitiendo. Así pueden cuidarse un poco de los hostigamientos de la policía. Si bajan la transmisión, están preparados para subirla en menos de lo que se acabe el disco que está sonando. Un día se tomó una decisión. Esto es transmitir desde la ilegalidad.
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La ley N° 20.433, que crea los servicios de radiodifusión comunitaria, es clara. Desde su promulgación en abril del 2010, dice que estos son los grupos a los que se les permiten postular a una concesión radial comunitaria.
- Un sindicato.
- Una junta de vecinos.
- Una Asociación gremial.
- Una comunidad indígena.
- Una organización comunal de consumidores.
- Una ONG inscrita en el Registro Nacional de la Discapacidad.
- Una organización deportiva.
- Una organización de mujeres.
¿Qué etiqueta podría cobijar a un proyecto como radio Placeres?
- Un par de exmiristas con un proyecto político extrainstitucional.
- Un grupo de ciudadanos aburridos de los discursos oficiales.
- Una comunidad que no escucha su voz en los medios tradicionales.
- La importancia de una individualidad frente al sistema.
- Una voz y su particularidad.
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El 21 de septiembre de 1990 y con motivo de la celebración del día del trabajador radial, Patricio Aylwin hace memoria sobre su relación con la radio. Dice el ex presidente:
Durante muchos años, hace ya bastante tiempo, esto debe haber sido por la década del 50, yo fui abogado de la Asociación de Radiodifusores de Chile. Como tal, colaboré en el estudio del proyecto de ley para regular la radiodifusión en el país, y posteriormente, en años más recientes, seguí colaborando con la Asociación y le puede hacer algunos informes en derecho sobre problemas que afectaban a los radiodifusores. Con este motivo, tuve oportunidad de conocer a muchos radiodifusores a través del país, y conocer sus inquietudes y los problemas que afectan a la radiodifusión, especialmente a las pequeñas estaciones de provincia. (...) Yo diría que en los años más duros que vivió nuestra Patria en el pasado inmediato, la radio fue el principal oasis, o canal, a través del cual se ejerció cierto espacio o ámbito de libertad, y se pudieron expresar opiniones y, sobre todo, se pudo tener conocimiento de lo que ocurría. (Aylwin, 1990).
La primera parte de la ley se aprobó en 1990. La ley General de Telecomunicaciones, N°18.168, entregaba concesiones radiales por periodos de tiempo de hasta 60 años. La concesión se entregaba, pero muchas veces no era ocupado, provocando una saturación artificial del dial. Según el estudio Pluralismo en las comunicaciones chilenas: Deudas de la democracia en materias de libertad de expresión, de la ONG ECO, “Esto impedía a otros interesados la posibilidad de acceder esas concesiones. En el caso de la forma de obtención de concesiones, el sistema opera por el simple trámite de presentación de proyectos, siguiendo en general un orden de prelación. Se constata además que la Ley no incorpora en su normativa sanciones claras hacia quienes operen frecuencias sin autorización de la Subsecretaría de Telecomunicaciones” (Ortega, 2009).
La ley se modifica en 1994 y crea la categoría de Radio de Mínima Cobertura para las emisoras locales e indica que “no deben tener fines de lucro, deben tener un rol educador y deben darle voz a los sectores marginados del espacio mediático comercial.” (Ortega, 2009), según indica el mismo estudio de ECO. La ley dispone que si un medio comunitario quiere salir al aire no puede tener una antena más grande de seis metros, que transmita con una potencia de 1 kilowatt. La geografía misma de Valparaíso hace difícil cumplir con este requerimiento. Si vuelven al aire le pueden quitar todo, pero radio Placeres se arriesga igual. Aunque sabe cuál puede ser la mayor consecuencia.
El problema es que te quitan los equipos y tu sabes que no solamente los equipos, sino que se lo entregan a la ARCHI y si la ARCHI quiere quemarlos, lo hace. ¿Ustedes sabían eso? Es súper jodida esa cuestión. dice Eliana.
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Independiente de las condiciones que la ley establece, la Radio Placeres se ha presentado a concurso público, al menos tres veces. Desde el año 1995 en adelante se hicieron inversiones para ajustarse a las normas técnicas, para contratar inspectores, abogados y presentarse así, con todas las de la ley, al concurso público de la Secretaría de Transportes y Telecomunicaciones.
La decisión la toma una tómbola. Una tombolita. Más bien una bolsa desde donde se sacan los limitados cupos disponibles para la radiodifusión comunitaria. Y a pesar de lo insólito del proceso, igual se hicieron los esfuerzos por ajustarse a la legislación, como recuerda Wu Ming:
En el momento que se siguió el conducto regular tampoco llegamos a ningún lado. Gastamos pura plata. Había que hacer viajes a Santiago, hubo que traer un técnico para que midiera los volts de la antena, que calibrara el transmisor. Esto fue en durante el 2004 y 2005. Y en ese tiempo se gastaron como 600 lucas en puras hueás. Porque son 600 lucas que, en ese tiempo, podrían haber servido para haber pagado dos o tres meses de costos fijos que tenemos. Y claro en ese momento habían cabros que decían, yo creo que podamos salir a la calle, que podemos dar un número de teléfono, que nos puedan visitar en el estudio. Por eso es que se empezó a hacer todo ese proceso burocrático y en paralelo lo hicimos igual. El estudio se abrió, se puso un número de teléfono. La gente llamaba, los músicos, los actores, las artes en general. Iban a difundir sus actividades y bacán, pero en un momento no se pudo más.
A la radio Placeres nunca le dieron la concesión y desde el último intento de allanamiento por parte de la PDI, decidieron transmitir desde la ilegalidad. Eliana lo explica así:
La Placeres, con más 20 años al aire, se ha hecho muy conocida. Y eso que no tenemos la concesión. Porque para tenerla, tú postulas y después caes en un bingo, y nuestra bolita nunca ha salido en el bingo. Yo creo que tiene como un chicle la nuestra, porque siempre salen las otras. Por lo tanto nosotros nunca hemos estado legales. De hecho, nosotros hace poco nos dimos cuenta que siempre la ley fue muy mala, entonces ser legales tampoco nos interesaba mucho. Pero igual dijimos bueno, para que no nos persigan más. Pero la segunda ley que salió el año pasado o antepasado, era igual de mala. Cambiaron algunas cosas, pero igual no nos servía ni ayudaba en lo absoluto. Porque nosotros necesitábamos más que eso, y hacemos más que eso. Así que al final dijimos, dejemos de preocuparnos, porque si nos legalizamos igual seríamos infractores, y ahí nos pueden venir a buscar tranquilamente porque si te legalizas tienes una dirección fija, entonces sería ser infractores y decir “miren, estamos acá”.
Hay una cuña que tiene bastante rotación en la radio. En ella, se informa a los auditores cómo funciona el sistema de concesiones:
Ahí va, se va, se va, ahí viene la tóooombola dos y dos patitos, veintidós
cuatro y cuatro son ocho, pinoocho, solito el uno, y se fue la tómbola
Con este método la Subsecretaría de Comunicaciones otorga frecuencias de mínima cobertura a los ciudadanos que se organizan para hacer una radio.
Solito el uno, no ganó, es ilegal. Confísquenle los equipos, se va del dial.
Radio placeres, en contra de la democracia del azar.
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Wu Ming, a veces, es optimista:
Al ser el 87.7 legalmente igual podría pelearse, porque el dial parte en el 88.1. Entonces nosotros estamos fuera del dial. Nosotros somos alegales, no ilegales. Igual es un argumento que jurídicamente podría tener asidero. Un fiscal amigo quizás, podría dejarlo pasar, pero...
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La Declaración Universal de los Derechos Humanos es clara. En su artículo 19 dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”
Sin embargo, en Chile, la legislación acota este derecho. Bajo la denuncia de transmisión ilegal, muchos radialistas han sufrido persecución y enjuiciamiento. O por lo menos lo era hasta el 12 de junio de 2012. Hasta ese martes, la Ley General de Telecomunicaciones 18.168, en su artículo 36 B decía lo siguiente:
“Comete delito de acción pública:
a) El que opere o explote servicios o instalaciones de telecomunicaciones de libre recepción o de radiodifusión sin autorización de la autoridad correspondiente, y el que permita que en su domicilio, residencia, morada o medio de transporte, operen tales servicios o instalaciones. La pena será la de presidio menor en sus grados mínimo a medio, multa de cinco a trescientas unidades tributarias mensuales y comiso de los equipos e instalaciones.” (BCN, 1982).
“Todo el que va a la radio a trabajar sabe que eso puede suceder”, dice Wu Ming, y continúa:
Estaba un compa al aire, llaman por teléfono y dicen, “Oye hueón, va la PDI para allá en dos minutos”. Corta y chao. Cortó y rápidamente hubo que salir de ahí y después mandar a un abogado a ver lo que pasaba, no nos dejaban ver la información. Después había que ver los cargos y había caleta de cargos en contra. Desde el básico que es la usurpación de espectro radioeléctrico hasta ley de seguridad interior del Estado por amenazas o injurias contra autoridades. Es amplia la gama de cargos que se pueden hacer o que han tirado.
La ley que duró hasta el martes, cambia el miércoles 13 de junio de 2012. Se busca acabar con la criminalización a las radios comunitarias amparadas en el artículo 36B. Se propone suspender las penas de cárcel para la radiodifusión sin licencia, y el carácter del delito, que de acción pública pasa a acción privada. Aún mantiene multas y comiso de equipos en caso de reincidencia. Pero al menos la indicación se aprueba por unanimidad en la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados. Sin embargo, Wu Ming mantiene sus reparos:
A ratos hay una tranquilidad media extraña. A veces es bien tenso porque sabes que te están buscando, que quieren entrar a reventar una casa o un estudio y no pueden hacer nada porque tampoco puedes, no sé, salir gritando y poner un recurso de amparo, porque tendrías que dar tu verdadero nombre, tendrías que...
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Piden juntarse en la plaza Aníbal Pinto.
Cada entrevista con los miembros de Radio Placeres de Valparaíso parte frente al monumento a Neptuno en la plaza Aníbal Pinto.
Después, en una terraza en la subida Cumming, bajo las obras de un ascensor en reconstrucción, en alguna esquina del cerro Alegre, o en alguna escalera del cerro Concepción.
Todos lugares públicos, solitarios, donde las preguntas santiaguinas se interrumpen para saludar a un vecino, o para correr a un perro vago. A los de la radio, les da igual. Es como si fueran parte del paisaje o el paisaje no se pudiera separar de ellos.
Cada colectivo que acelera para subir los cerros retumba en la grabadora. Si uno escucha la Placeres, se encontrará con los mismos ruidos, las mismas voces. Todo lo que suena en las calles estará entre canción y canción.
Y a pesar de eso, dicen que desde que transmiten desde la clandestinidad a la radio le falta calle. No hay entrevistas en vivo, ni bandas tocando, ni amigos que lleguen a celebrar su cumpleaños en vivo y al aire. Ni hablar de los míticos culturiscales. Una combinación entre cine en su casa, mariscal, informativo y tomatera. Vecinos aglutinados en las oficinas de la radio pasando una tarde junto a los locutores de su estación favorita.
Hoy, nada de eso es posible. Es mejor esconderse, caminar rápido, usar chapa, camuflar la antena, el estudio, no tener teléfono, dispersarse por los cerros de Valparaíso. Ser efímeros como las ondas radiales.
Sacrificar todo, pero estar. Protegerse, pero estar.
Sintonizar el 87.7 de la FM, y sonar.
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La gente pasa y la radio queda, pero... SATA
Hola soy Sata, me presento, estudiante… espero no serlo eternamente.
Sata está saliendo de la carrera de antropología, y llegó hace siete años a Valparaíso desde Punta Arenas, en la como él la llama “República Independiente de Magallanes”.
Y entré a la radio hace más o menos cinco años
A la Placeres llegó por unos compañeros de universidad que le propusieron hacer un programa para la radio. Presentaron el proyecto a principios del verano de 2008 y como no les dijeron nada, la idea quedó olvidada por el resto del verano. Hasta que los llamaron.
Me dijeron “Oye tienen que venir a salir al aire tal día para que empiecen a hacer el programa”. Así que bacán, yo no me integré al principio, pero al segundo programa ya estaba dentro del sistema este de la radio cuando funcionaba allá, en el Teatro Mauri.
Y así se volvió parte de la Placeres. Pero no sólo quería estar en un programa, sino que quería formar parte de un proyecto distinto a los medios que ya conocía.
Yo soy de Punta Arenas, por eso yo no sabía que existía la radio. Después cuando llegué a Valpo la escuché por un tiempo, y después entré a la radio. Me pareció buena, bacán la radio, lo que se dice en los programas, hay harto hueveo pero también hartas verdades que otros medios esconden. Todo el rollo de estar en contra del duopolio comunicacional. Entonces es un tema que igual tiene su propio sentido, tiene un sentido bastante profundo.
En radio Placeres se escucha algo de contrainformación. La voz del puerto, la voz de los sindicatos. Es posible escuchar a las organizaciones sociales, a las minorías, a los grupos menos representados en el sistema tradicional de medios.
Hoy deben haber 20 programas, que es mucho. Son las diferencias con las que funciona la radio en relación a otro tipo de radios. Porque la Placeres es un medio. Somos una plataforma para informar, para decir lo que otros medios no dicen, para estar junto a los que luchan. Desde distintos lugares, desde distintas formas. Apoyando a los estudiantes, a los trabajadores, sobre todo. Denunciando la represión y opresión, del estado, del gobierno, del gran empresariado. De los hueones que roban el agua, de los ejércitos militarizados que van a allanar comunidades, de la gente que está hasta el cogote con la construcción de Hidroaysén en el sur, con el problema de los campesinos en Huasco.
Según Sata, esto tiene que ver con la organización de radio Placeres, en que todos tienen espacio para opinar y decidir.
Nuestra orgánica ha demostrado ser la consecuencia de lo que nosotros decimos, que sea una asamblea la que decide, que trabaja por comisiones. Es una práctica donde sin duda estás generando un cambio en cómo te relacionas. Como tú colectivamente te relacionas con los otros y ejerces relaciones sociales con los otros.
***
A las 9 de la noche del 24 de mayo de 2013, el Centro Cultural y Deportivo Trafón, en avenida Francia, se llenó de gente. La radio Placeres había organizado una fiesta ahí para recaudar fondos. Aprovechando que la banda argentina Kumbia Queers estaba de gira en Chile promocionando el disco Pecados Tropicales, decidieron hacer el lanzamiento oficial en una fiesta de la Placeres. Los radialistas conocían a la banda argentina desde hacía tiempo. Ellas han tocado varias veces para eventos de la radio y tenían una buena relación. La primera fue en el teatro Mauri, donde las Kumbia Queers tocaron hasta las 5 de la mañana.
Estaba difícil. Nadie las podía bajar del escenario.
También consiguieron hacer el lanzamiento del libro “Resistencia: registro de la cultura punk rock subterránea” de Patricia Pietrafesa y la muestra de un documental sobre la temática del libro. Además, estaban invitadas las bandas Arpías del Puerto de hip hop y Portaligas punk rock de Santiago.
Las entradas se podían comprar en locales “amigos” de la radio, como Psicoactivo, el Bar Canario y el kiosco de Pedro, frente a la plaza Aníbal Pinto. En un par de días, se habían acabado.
A las 12 de la noche, el lugar ya era una fiesta.
Gente bailando al ritmo de Portaligas, personas ojeando el libro lanzado, otros comprándolo. Algunos tomando café, otros piscolas. Todos hablando, todos riendo. Y la radio emitiendo en vivo el evento por la 87.7 FM. Las Kumbia Queers mezclándose entre la gente. De no conocerlas, pasarían por unas asistentes más a la fiesta. De las seis miembros de la banda, algunas estaban comprando comida, otras hablando con los radialistas, mientras alguna daba una entrevista improvisada para los auditores de la radio que aún no llegaban o que no pudieron ir.
Y se subieron las Kumbia Queers al escenario.
Y el galpón que es ese Centro Cultural se convirtió rápidamente sólo en baile, sólo en música. Todas las personas se acercaron al escenario, mientras Diablo, uno de los radialistas, les decía a los radioescuchas que todavía podían llegar. Que de Kumbia Queers quedaba para rato. Y era verdad. La fiesta duró varias horas más. Las argentinas se bajaron del escenario y el público las hizo subir de nuevo. Una de las cantantes hasta se sacó la polera. La gente no se quería ir.
Fue un concierto como pocos. De esos donde la gente escucha la música, baila, y jamás se atrevería a sacar un celular para grabar.
Incluso cuando las Kumbia Queers se pudieron bajar del escenario, la gente no se fue. Empezó a sonar música envasada y todos siguieron bailando. Bebiendo. Comiendo.
Al día siguiente, algunos miembros de la radio Placeres volvieron al galpón. Tenían que limpiar y ordenar el lugar que habían ocupado. Sacaron cuentas. Lo que ganaron con la fiesta les servía para mantener tranquilamente la radio viva por unos meses más.
No necesitan fondos públicos. No necesitan ayuda del Estado. Radio Placeres puede mantenerse sola. Y ese ha sido su principal logro.
Nuestra radio tiene una orgánica diferente, donde no existe una relación mercantil. Donde no hay una relación en que uno manda y el otro obedece. Acá construyes con el resto, discutes. Por favor que no se entienda como el paraíso del hippismo. Tienes peleas, discusiones, te enojas, pero si no lo haces, ¿De qué otra manera puedes ser honesto? ¿De qué manera más puedes seguir trabajando? Nosotros estamos más allá de eso. El cuento es diferente.
WU MING
Wu Ming es periodista. Es de Santiago. Es de los que prefiere no dar mucha más información. Es, también, de los que participó en las transmisiones desde las tomas del movimiento estudiantil en 2001. Es, también, de los que ha vivido la persecución.
A veces van a la casa y te dicen “nosotros sabemos que tu eres de la radio, tenemos grabada tu voz, te hemos visto, no sé, rayando paredes con la consigna y además, tenemos información que te asociaste con anarquistas, mapuches y no sé qué otra cosa y te vamos a cagar y la hueá”.
Wu Ming lo ha escuchado de varios compañeros. Que va Carabineros, que aparece la PDI. A veces de uniforme, otras, usando otros métodos.
A dos compañeros les pasó con dos chicas de la PDI que los fueron a ver a la casa y le dicen: “Hola, cómo estay”, y después ¡paf! “Somos de la PDI”. O compañeros que de repente están curados en la calle, un clásico, uno puede estar curado en la calle, y te ven los pacos y paran y te sacan la chucha y te dejan tirado. “Mándales saludos a los de la radio”, te dicen. Cosas así.
Por eso hay que tomar medidas. Ser responsables. Cuidarse.
Algunos que cachan menos no toman ciertas medidas de seguridad que son mínimas, como no decir desde dónde estás transmitiendo como “Hola, aquí estamos desde el cerro Alegre, aquí con vista al cementerio, con tres chiquillas transmitiendo en vivo”.
Es obvio que podrían llegar en cualquier momento y, por lo menos, quitarte los equipos. Y no sé... nombres, números de teléfono, cosas como dónde nos vamos a juntar para la asamblea, jamás se dicen. Si llegan los pacos a una asamblea y estamos los treinta, ahí sí que sería complicado. Porque también hay gente que perdería sus pegas. Hay otras personas que tienen familia, que si los llevan en cana un día, dos días, tres días... ¿Cómo le explica el papá al cabro chico que la mamá está en cana?
Porque la radio Placeres, como cualquier otra radio no comercial, es precaria. Dependen de los equipos, de la gente que trabaja en ella y, en su caso particular, que no se sepa dónde están.
Hay que saber que es atado, porque cuando uno está haciendo un programa en vivo, y escondido, uno sabe que pueden llegar los pacos o los rati a la casa a allanar. Y es simple, te llevan en cana, te confiscan los equipos y listo, te bajan la transmisión. Ahí quedó la radio. Igual por eso nosotros tenemos un sistema para volver a transmitir si nos bajan, pero eso es todo lo que voy a decir.
La radio Placeres depende de su gente. De los radialistas que tienen que cuidarla y cuidarse entre ellos. Todos los días, todo el día. En cada transmisión y reunión.
Si la gente va a ser responsable en torno a lo que dice y hace, ponemos el estudio; recibimos gente y todo. Mientras no haya eso, yo creo que hay que seguir como estamos. Porque sé que hay muchos que son, no sé si irresponsables, pero si más volados. No puedes decir que te vas a juntar, por ejemplo, el martes a las 10 de la noche en la casa de Alfredo, es demasiada información. Tampoco uno puede decir, “Se cayó la señal, ¿Alguien puede subir a la casa de la Josefina a arreglar la antena?”. No se puede, estás dando mucha información. Y hay gente de la radio que dice “Ay, ¿Pero cómo se van a dar cuenta?”, bueno, porque hay hueones que están trabajando para darse cuenta. Les pagan por eso, hacen estudios para eso. No hay que hacerles la pega fácil.
DIVACH
En la plaza Aníbal Pinto a eso de las 3 de la tarde debería aparecer Sir Divach Drake. O Ricardo Salazar, pero nadie lo conoce por ese nombre. Desde que se autobautizó como Divach, no hay vuelta atrás. Él conduce la franja informativa de radio Placeres por la mañana y El Galeón Clandestino los domingos por la tarde.
Su melena es inconfundible. Los rulos disparatados en todas las direcciones no pierden forma ni con el viento, ni con el frío. Parece un personaje salido Tank Girl, el cómic británico sobre una niña fugitiva que vive en un tanque. Unos pantalones de buzo abombachados. Calcetas chilotas entre bototos militares. Chaqueta de cuero y tanta energía arremolinada que le sacaría una sonrisa hasta al punkie más rudo del puerto.
1991. REM. Out of Time, cuyo álbum original... bueno, en el compac aparecen las letras así, ¿viste? Pero creo que en el cassette en un principio lo colocaban así y luego asá. El disco tiene amarillo y tiene el sello. Esa misma cuestión cambiaba. Unas veces era así y otras veces era asá. Era muy raro. Lo más probable es que alguien estuviera borracho a cargo del Photoshop.
El disco suena en El Ritual. Un desayunador, bar, restaurant cuya ventana recibe, hace once años, con un cartel pintado a mano que reza “abierto (no es caro)”.
Las paredes, empapeladas con partituras fueron idea de Ana, la dueña, que también tiene un programa en la radio.
Yo desayunaría sopa muerto de la risa. Lo que pasa es que me toca levantarme muy temprano. Con un poquito de arroz, una papita, una zanahoria, y después una cremita. Así, feliz en la mañana, te juro. Hasta sería mejor que el famoso té con pan, que yo abandoné porque ahora estoy comiendo, ¿cómo se llaman?... galletas de avena.
Ricardo, alias Divach, no está a dieta. Todo es parte de un plan de su calculada mañana. Además de comenzar las transmisiones de radio Placeres, a las 7 de la mañana, debe correr a su trabajo en radio Valentín Letelier. El informativo ahí comienza a las 8.30.
Lo que pasa es que cuando locuteo en radio temprano, tomo aire por el estómago. Así como los cantantes, para tener la voz más llena, tomas aire por el estómago. Pero tienes que estar liviano de la guatita. Entonces, claro, no me puedo comer por decirte, unos huevos fritos, que son de lo ricos del desayuno. Eso sólo lo puedo hacer el fin de semana. O unos panes con queso, así calientitos. O unas empanaditas de queso. Pero no lo puedo hacer. Sólo el fin de semana. Entonces, por las mañanas, en la semana cuando trabajo, galletas de avena. Y con eso ando bien.
Una buena técnica igual...
Si, tanto la técnica como el desayuno está bueno
Divach se levanta a las 6 am, o un poquito antes. Pone la radio Cooperativa y escucha a Sergio Campos. Un poco de Jarabe de Palo, o Francisca Valenzuela. No le molesta. Bueno, la otra vez colocaron, Buscando un Símbolo de Paz de Charly García y después, altiro Mariposa Technicolor de Fito Páez. Ahí noté que había una radiocontrolador en vivo porque dijo, a este tema, le voy a pegar este otro que es como lo mismo, una cosa así debe haber sido. Estoy seguro. Uno lo nota. O a veces uno escucha a la Amy Winehouse y después a la Francisca Valenzuela. Entonces más o menos ahí te dan las 6.20. Ahí ya estoy levantado, comenzándome a duchar. Entonces, por mientras, estoy ordenando, viendo la arena que tiró la gata por toda la casa. Y en la Placeres salgo al aire a las 7 de la mañana.
Divach dice que luego de la entrevista debe grabar el Galeón Clandestino. Es el programa al que más le tiene cariño porque está a libre disposición de cualquier radio comunitaria que quiera usarlo. Para armar pauta, prefiere llevar temas propios. No lee diarios. Sabe que son necesarios, pero no le gusta.
También hay una cuestión ideológica que me motiva. Ese es el poder del diario. El estar en el escritorio de cada loco con toma de decisiones en este país. Ahí está. Y no te voy a negar que en esa misma lógica uno debiera leerlos. Hay que hacerlo. Tal vez, no lo hago por una mala formación, o no sé, de ‘taimao’. A veces me gusta cuidarme porque justamente te pautea el trabajo del día.
Divach, cuando sólo era Ricardo Salazar, estudió periodismo en la Universidad Católica de Valparaíso. Retrasó su tesis durante dos años, porque se enamoró de la radio Placeres. En esa época, igual que ahora, todo se podía hacer en la radio. No hay jefes, ni línea editorial. La idea es experimentar y asegurarse de que la radio siga transmitiendo.
En la radio son pocos los periodistas. Hay sociólogos, historiadoras, antropólogos y dirigentes sociales. Es poco el trabajo periodístico que se realiza. Pero Divach intenta hacerlo, desde su particular mirada, dándole voz a los discursos que no salen en los medios tradicionales.
***
Pero nooo... ¿Cómo me preguntan por la línea editorial de la radio? El unicornio azul.
¿Por qué no me preguntan por el unicornio azul? ¿Cuántas veces lo hemos colocado en la radio? Yo no lo he escuchado nunca. Que yo recuerde, nunca.
***
En radio Placeres hay mucho de artesanía. Cada programa se arma a pulso por cada uno de los integrantes del colectivo. Es una de las bondades del sistema de la Placeres. Aquí todos aprenden. A locutear, radiocontrolar, producir, apoyar.
Esa sensación de libertad, te llama mucho. Sacándole jugo a la cabeza, sacándole jugo a la voz, sacándole jugo a la música. Y eso, te deja muy lleno. Muy lleno. Porque uno estudia periodismo. Pero, ¿Cuándo hace periodismo? ¿Cuándo, te pones como zapatero remendón, en la aguja y el hilo? Con cada palabra tú estás levantando un ladrillo, y estás construyendo algo. Y no dejo de pensar en eso, cuando de repente, estoy saliendo al aire.
Una de las particularidades de la radio es que es discurso, pero también plataforma. Se presta para amplificar opiniones, pero también cambia a quienes la emiten. Divach lo define así:
Eso es lo que motiva colocar la radio. Porque ese mismo discurso tiene que tener una plataforma. No solamente política. Más que política, también es una plataforma técnica. De esa misma manera la misma radio se va generando como en un punto de encuentro de los diferentes temas y se genera un espacio. Entonces, ¿Qué es la radio? Un medio de comunicación. Una organización política, también. Es una radio también, me entendí... Es todo eso junto. Es imposible poder llegar y separarlo.
***
La radio Placeres no maneja estudios de mercado, ni contabiliza audiencias, ni conoce el total alcance de su señal. Sin embargo, Divach, tiene sus conclusiones:
¿La radio es escuchada? Sí, la radio es escuchada. ¿La radio es de Valparaíso? Sí, la radio tiene una identidad porteña. ¿La radio trata de levantar un discurso distinto a los otros? Sí, también. Aunque sea por pelá de cables de la gente que está al aire, no importa. Trata de levantar un discurso distinto. Y en esa cuestión, yo creo que el proyecto es muy AUTÉNTICO. Lo digo así para la grabación. Muy auténtico. Eso es una hueá súper importante. Eso no pasa en otros medios de comunicación.
ELIANA
Eliana Vidal empezó haciendo “diaritos”. Un amigo que había conocido a Mao llegó con la idea. Una hoja de oficio doblada en dos conformaba un diarito de cuatro páginas. Corto, preciso y ojalá con dibujitos, para contarle al mundo lo que pasaba en Chile durante la dictadura. Una idea que partió en Francia, durante el exilio, y que al volver al país en el 1984 le dio una ocupación para pasar sus días. Llegando a Valparaíso, Eliana instaló una fotocopiadora.
Con una hoja de papel pensaba en cambiar el mundo. O tal vez, las mentes de quienes lo habitan. Se licenció en comercio y ciencias económicas y participó en la reforma universitaria. Su historia sigue el mismo patrón de muchos chilenos dedicados al activismo político en dictadura. Un rato en el país 1, un par de años en el país 2, una vuelta a Chile un tanto accidentada y la desilusión que la democracia les dejó. No quedaba otra que moverse. Subir y bajar por los cerros de Valparaíso. Buscarse una tarea. Trabajar con las mujeres del puerto.
Eliana llegó en el 1996 a la radio por una amiga. Partió con sus diaritos.
Pero un día su amiga tomó sus cosas y se fue hasta Chiapas y terminó haciendo no sé qué cosa con los zapatistas. Y Palabra de mujer, el programa de radio que conducía, cayó en manos de Eliana. Una, dos, quizás tres veces la había reemplazado al aire. Pero nunca imaginó que este reemplazo le iba a durar 16 años.
Pero un día su amiga tomó sus cosas y se fue hasta Chiapas y terminó haciendo no sé qué cosa con los zapatistas. Y Palabra de mujer, el programa de radio que conducía, cayó en manos de Eliana. Una, dos, quizás tres veces la había reemplazado al aire. Pero nunca imaginó que este reemplazo le iba a durar 16 años.
Eliana nunca fue feminista. No le interesaba levantar la bandera de las mujeres ni resolver los problemas de su género. Ahora... instalarse como una mujer plena en una sociedad que no se lo permitía, era otra cosa.
Y en ese tiempo los derechos de las mujeres estaban mucho más invisibilizados que ahora. Entonces había que tirarlos sobre la mesa. Pero junto con eso tienes que entrar en lo que es el proceso total del país. Porque no va una cosa sin la otra. Durante los años 60, si a ti te dicen, oye, hay que hablar sobre los derechos de las mujeres, los militantes de izquierda te decían ¿Qué derechos? Si estoy tratando de que haya un país mejor, y ahí se verá. Incluso cuando tu hablas o cuando escribes “ciudadano”, ¿Y la ciudadana? Esa ha sido una pelea. En el 97, hablar de lenguaje entre hombres y mujeres… te quedaban mirando raro. Sobre todo si uno, digamos, generalmente, está en un ambiente de izquierda. Y los comunistas y compañeros militantes de izquierdas son más machistas que cualquiera. O sea, te miran así, como si fueras una pérdida de tiempo.
Fue así como Eliana definió su línea editorial. La idea era poner en discusión los temas donde las mujeres no estuvieran hablando. Donde no existieran ni en las palabras. Así, cada martes, Palabra de mujer, se dedicaba a narrar las carencias del género. A hacer feminismo sin querer queriendo.
¿Hacer radio? No, nunca me lo imaginé
¿Y por qué lo haces?
No sé. Una vez que te pica el bichito, no hay vuelta atrás. Eso es realmente. Te das cuenta a los dos, tres programas y ya cachai que te fuiste. Que no quieres salirte.
Eliana, cruza generaciones. Su voz en el dial, acompaña en el tiempo a la Placeres. Es parte de la historia de la radio, de los intentos fallidos por obtener una concesión o del robo de casi todos los equipos en el 1999. Alza su voz desde el Cerro Placeres, el Teatro Mauri y la clandestinidad. Sigue de pie, aún cuando la radio se silencia.
La mayoría de los proyectos comunitarios tiene gente que en el fondo partió esto y que ya es mayor. Dirigentes mayores, que llevan 20 años, que no es lo mismo que las generaciones nuevas que finalmente hacen esto porque les gusta. No andan buscando un fin más político, donde tampoco hay luchas de partido. Por ejemplo, cuando la Radio Placeres dice: A la izquierda del dial. Ese era un lema heavy, hace 5 años atrás. Pero hoy día, cualquiera se puede preguntar ¿A la izquierda de qué?
¿Cuál es el valor simbólico hoy de la izquierda?, dice Patricia Peña, Magíster en Comunicación, Nuevos Medios y Sociedad de la London School of Economics and Political Science.
Pero estas cosas pueden pasarle a cualquier radio comunitaria. Pero no a la Radio Placeres, y menos a Eliana. Ella misma se ha encargado de buscar nuevas voces, nuevos discursos. Su tarea, ya la ve cumplida. Cansada de los horarios, y con el tiempo que regala la jubilación, estaba pensando en dejar el programa, para dedicarse a la construcción de la memoria histórica de la radio.
Además cree que sus temas ya están instalados y no es necesario hablar de lo mal que están las mujeres en la sociedad. Ahora hay que ponerle voz a estos problemas, y son mujeres las que deben discutir.
Por suerte, no es difícil encontrarlas.
¡Ah! ¿Conocen a la Xime? Yo le pedí que con la Carla se hagan cargo del espacio que yo dejé. Costó, pero Al Rojo Vivo ya está al aire. Y puchas que hablan bonito estas niñas.
XIMENA
Ximena Muñoz tiene 28 años, estudió historia en la universidad de Valparaíso y en el 2006 integró la federación de estudiantes. Fue Eliana quien la contactó y le propuso que, junto a Carla Amtmann, dirigenta estudiantil de la universidad Católica de Valparaíso, se hicieran cargo del espacio que ella dejaba libre.
Las demandas de las mujeres y las de género ya se han unido a las demandas del país, entonces, cuando entramos a la radio, en ningún caso nos sentimos herederas de Eliana, porque es un peso muy grande de cargar. Nosotras decidimos partir de cero, aprendiendo, con el compañerismo de todos y todas los que están ahí y tratar, un poco, de tomar el ritmo de la radio, pero haciéndonos cargo y oído de ese llamado que hace la Eliana. Hoy, las demandas no son tan sectoriales, sino que hay una unidad de demandas. Hoy es 30 de junio, y el pasado 27 hubo una movilización nacional que da un poco cuenta de aquello. Que no están los estudiantes, o los portuarios, o los trabajadores y trabajadoras del cobre, sino que esto se está derramando y es una demanda por la humanidad misma. Entonces, el programa nuestro, trata de ser un aporte, pero no es nada nuevo para los temas de la radio, en verdad. Pero podríamos decir, sí, desde voces femeninas, pero sin sectorizarse. Sino que nos hacemos parte de este gran todo, de esta sola voz, que está pidiendo justicia, espacios paras las mujeres, derribar el capitalismo y volver a la humanidad de la vida.
Eliana tiene razón, Ximena habla con convicción. Hasta los radiocontroladores lo han notado. Acostumbrados al desorden de la mayoría de los integrantes de la radio, la llegada de Ximena y Carla fue todo un aporte.
Uno cuando se sienta ahí y se enciende la lucecita del micrófono, es como ya, estamos dentro de quizás cuantos corazones que están ahí atentos a lo que se diga. Entonces, es hermosa también la responsabilidad de hacerse cargo de esas puertas abiertas dice Ximena.
Para ella, transmitir no nace a partir de una idea propia, sino del eco de la ciudad, de su propia voz.
Si hoy día nos mira el mundo, en el corazón de lo que nos esta pasando en nuestro país, alguien nos podría decir “oye con todo ese nivel de injusticia, quizás es muy difícil sonreír” Que la radio transmita no es sólo un acto de resistencia sino que transmita con alegría, que transmita muerto de la risa. Haciéndose cargo también de todos los dolores que tienen nuestros pueblos.
Cree que la radio es un reflejo de todos los colores de Valparaíso. Que la juventud del puerto, no está en sus personas o sus edades, sino que en la forma en que se vive. Para Ximena, la radio ya no es patrimonio del cerro Los Placeres, sino que de todos los cerros de Valparaíso, de todos sus rincones hasta el mar.
Es como cuando se transmite una noticia fuerte, como a una niña que le hicieron un tec cerrado en un desalojo en Valparaíso. O esa vez que yo estaba escuchando la radio, ahí, afuera del Eduardo de la Barra, un liceo muy emblemático de Valparaíso. También hay que hacerse cargo de todo ese dolor. Pero, también con la alegría de la radio. Nadie puede decir que Radio Placeres es una radio amargada que anda con el ceño fruncido, gritando que el mundo es injusto.
***
Conclusión
En un cuarto de página, un sábado 14, el diario La Tercera decía:
“En la tarde de ayer, Canal 13 anunció que habían adquirido dos radios para sumar a su grupo de medios: Horizonte y Oasis, que hasta antes de este traspaso eran propiedad de Julián GarcíaReyes. Con esta compra, la estación de Andrónico Luksic agrega las emisoras a un conjunto de medios que también incluye el Canal 13C, de televisión por cable, y las radios Play que opera desde 2006 y Sonar, que partió sus emisiones en 2009. Aún no se ha indicado cuándo se hará el traspaso de las señales, porque falta tener el visto bueno de la Fiscalía Nacional Económica” (La Tercera, 2012).
La venta (y muerte) de dos proyectos como radio Horizonte y radio Oasis no sólo se sintió en la audiencia, sino en el mercado de las radios comerciales que cada vez se satura más. No sólo es peligrosa la concentración de propiedad, sino de contenidos. Tanto Horizonte como Oasis eran proyectos formulados por equipos que apuntaban a un público de nicho, y cuya identidad era sólida por esta causa. La comunidad de auditores fue la más triste. Se quedaban sin música, sin discurso, casi... sin un amigo.
Cuando Horizonte y Oasis pasan a un conglomerado de medios como el que está formando Andrónico Luksic, se transforman en radios cuyo fuerte es la música envasada, olvidando otros aspectos del lenguaje radial como la capacidad de informar y entretener. Se reciclan contenidos transversales a todas las emisoras y poco a poco van perdiendo su identidad.
Los procesos de estandarización dan frutos en el negocio de la radio. Es posible mantener más proyectos, con cada vez menos recursos y menos personal.
Es en este escenario en que las radios comunitarias, populares y ciudadanas tratan de emerger. Es difícil pararse como proyecto cuando la ley no les permite tener fines de lucro, mientras las radios comerciales lucran con el espacio radioeléctrico.
¿Por qué se hace esta distinción? No es propósito de esta tesina entrar en esos temas. Quizás la pregunta deba quedar para otra investigación. Lo que si tenemos claro es que las radios ciudadanas, como Radio Placeres, se están levantando a espaldas de estas definiciones porque hay una necesidad de comunicar, mayor a las realidades del mercado.
La académica Patricia Peña dice:
Un proyecto como La Placeres tiene un sentido político. Porque, en un contexto donde además de la lucha por el espacio simbólico que es la comunicación, por dar voz a los sin voz, el fluir de la contrainformación, se pone al servicio de una causa, literalmente.
Esa causa, que empezó siendo política, amparada en el trabajo social del MIR, hoy en una causa comunicacional. Muchos radialistas han sido perseguidos y procesados por transmitir sin concesión. Y sí, transmitir desde la ilegalidad tienen su costo, el cual, como ciudadanía hemos acordado pagar. Pero lo que tratan de ilustrar la emergencia, una y otra vez, de estos proyectos, es que existe una necesidad de, literalmente, transmitir la voz de una persona en particular, y de la ciudadanía en general.
Patricia Peña continúa:
Esta lucha ideológica que había antes por levantar proyectos, ahora también es una lucha generacional. Son nuevos cabros que están entrando, nuevas ideas, versus esta antigua gente.
Es el choque de generaciones el que genera visiones distintas sobre cómo debiera ser nuestro sistema de medios. Que proyectos como Radio Placeres se sostengan en el tiempo es reflejo de necesidades no atendidas por la institucionalidad.
“El gran tema que tienen los modelos comunitarios en chile, es que como no han sido reconocidos, los proyectos han nacido, se han hecho carne, han vivido gracias a las personas que los han creado y gestionado. Eso, da un sello de muchas personas.” dice Patricia Peña, y no puede dejar de ser cierto. Estos proyectos se mantienen a pulso por la voluntad de las personas que los generan.
Pero la radio está cambiando. Una opción es aplicar un modelo gatopardista: cambiar para que todo siga igual. A eso apuntan las radios comerciales cuando compran proyectos hechos, para dejarles sólo la etiqueta, el gesto, y vaciarlos de contenido.
Las nuevas tecnologías de la información nos hablan de un prosumidor. A lo que nos estamos acercando es a la opción que tiene cada persona para particularizar su camino en el consumo de medios. Aunque cada vez es más fácil generar contenido propio, es difícil darle un sentido común a esos discursos. Algo que nos genere pertenencia a un terreno, a una identidad. En una radio comercial, es difícil estandarizar a una masa bajo esos criterios, pero una radio más pequeña puede armar su propia comunidad.
La otra opción es levantar radios con tantas particularidades que sea difícil replicar en otras partes, pero que funcionan justamente porque están enclavadas en una comunidad. La gente los escucha, los defiende y apoya en la continuidad.
Si una radio logra que sus auditores luchen por ella, en términos comunicacionales, está haciendo bien las tareas. Está dejando que fluya la relación entre ella y sus auditores, siendo funcional a sus preferencias. Radio Placeres se acerca a esto después de haber pasado por varias etapas y etiquetas hasta definirse sólo como un “medio de comunicación”. Creerse el cuento y empezar a hacer radio. Nada más, pero tampoco nada menos.
La Placeres se levanta particularizando las voces que el sistema tradicional de medios obvia. Porque si bien la estandarización de los procesos vino para reducir la incertidumbre y facilitar el trabajo, también arrasó con el componente humano de la individualidad. Y eso se nota en una radio comercial.
A diferencia de Santiago, Valparaíso es una ciudad más transversal. Basta con pararse en la punta de un cerro para ver el territorio en su totalidad. Es una ciudad menos segregada que la capital y esto es relevante a la hora de crear un medio acá.
Dice Patricia Peña:
Lo valioso de casos como la Placeres es que ahí estamos entendiendo como un medio de comunicación se transforma en parte de la historia, de la comunidad y del lugar donde quieren ser referentes o ser parte. En Valparaíso, lo que está pasando es súper interesante. No solamente con la Radio Placeres, hay montones de otros proyectos que se están levantando en cultura, en comunicación. Valparaíso recuperó su tradición, se esta creyendo el cuento de que podía ser un referente multicultural.
Y además de eso, Radio Placeres apela a lo emocional. No sólo llama a los auditores a crear una relación con ellos, sino que a través de los códigos del puerto entra por el oído a la biología de cada radioescucha y los motiva a comunicar. Apaga la tele y enciende la radio, o apaga la Placeres y haz tu propia radio, dicen entre seriedad y bromas.
Patricia Peña lo explica de esta forma:
Hay un concepto que es difícil traducir al español, que es la parceria de la Marita Matta. Ella trata de entender el concepto de lo que es propio de la ciudadanía comunicativa. Es una de las claves para entender lo que está pasando hoy día en el proceso con la gente. Porque las personas se están dando cuenta que también ellos pueden ser comunicantes. Pero, no comunicantes como es el modelo gringo de la democracia, del activismo digital y todo lo demás. De que tú eres un prosumidor.
No. No es eso, y sigue:
Principalmente es que tu eres un ser comunicativo, eres un ser político, un ser social. Muy amorosamente le ponen nombre de ciudadanía comunicativa, que finalmente es un grupo, una sociedad, un colectivo que se da cuenta que no sólo tiene derecho a la libertad de expresión, sino que hace uso a su derecho de la comunicación. No es que yo use internet, las redes sociales, las radios comunitarias o lo que sea. La radio no es solamente el espacio material, un espacio de programa donde puedo hacer y decir, lo que a mí se me ocurra. Además la radio sale, es algo más de la comunidad. Es como ir al supermercado, el kiosko de la esquina donde te han vendido pan, la marraqueta.
Entonces, se convierte en un objeto cotidiano. Porque no les importa cuánta gente los escucha. No importa. La radio está ahí. Porque cuando cualquier objeto cultural logra ser parte de lo cotidiano, hay una magia ahí. Pero más que una magia, tiene que ver el cuento que nos creemos. Que podemos ser ciudadanos comunicativos.
Entonces, se convierte en un objeto cotidiano. Porque no les importa cuánta gente los escucha. No importa. La radio está ahí. Porque cuando cualquier objeto cultural logra ser parte de lo cotidiano, hay una magia ahí. Pero más que una magia, tiene que ver el cuento que nos creemos. Que podemos ser ciudadanos comunicativos.
Y cada ciudadano tiene su particularidad. Por eso, es necesario cuidarla y protegerla. Darle voz y continuidad. Es algo que en Radio Placeres tienen claro, como explica Patricia Peña:
No sólo porque los chiquillos que están adentro se creen el cuento, es porque hay otras cosas que están dándose vuelta por ahí. Yo creo que es importante que los proyectos comunitarios vayan dándole forma a sus procesos a sus modelos, o lo que sea, de acuerdo a lo que necesitan. No hay sólo un modelo de radios comunitarias.
Cuando se logra esta magia, es que los proyectos resultan. Sería ideal que la institucionalidad apoyara estos procesos, pero ya veremos como evoluciona nuestra sociedad. Por nuestra parte, creemos que Radio Placeres está en un punto especial de su evolución. Están cerca de lograrlo. Como dice Patricia Peña, “Si tienes una radio que escucha a su propia comunidad, claro que va a tener la oportunidad de cambiar. Eso es la esencia del ser vivo, que es el medio. Van a pasar muchas cosas con la Placeres, pero si vemos que los vecinos salen a defenderla... esta hecha la pega.”
Bibliografía
Referencias
SEIDL, D., 2004. Luhmann’s theory of autopoietic social systems en Münchner betriebswirtschaftliche Beiträge [online] disponible en: http://www.zfog.bwl.unimuenchen.de/files/mitarbeiter/paper2004_2.pdf
[Acceso, 22 Julio 2004]
ORTEGA, J., 2009. Pluralismo en las comunicaciones chilenas: Deudas de la democracia en materias de libertad de expresión, en ONG ECO [online] disponible en: http://www.ongeco.cl/econew/wpcontent/uploads/2012/06/EstudioLegislaci%C3%B3ny DemocraciaenlasComunicacionesPROYECTOSDELEYRadiodifusi%C3%B3ncomu nitariayTVdigital.pdf [Acceso, 22 julio 2004]
Aylwin, P., 1990. Discurso presidencial con motivo del día del trabajador radial, archivo personal.
BCN, 1982. Ley General de Telecomunicaciones N°18.166, actualización 2012, [online] disponible en:
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=29591
BCN, 2010. Ley N°20.433 Crea los Servicios de Radiodifusión Comunitaria Ciudadana, actualización 2012, [online] disponible en: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1013004
CONTRERAS, P., 1999. Documento sobre historia de la radio comunitaria Los Placeres. Relato Testimonial.
COSTA, P., 2003., El enlace para el primer transmisor. Relato testimonial.
GONZÁLEZ, H., 2003., ¿De dónde salió el primer transmisor?. Relato testimonial.
Tesis
ACUÑA, R., y Carvacho, C., 2009. Radios Comunitarias, participación social y nueva ciudadanía: el caso de Radio Placeres de Valparaíso. Capítulos: 1 y 4.
Diarios
La Tercera, 2012. Andrónico Luksic compra las radios Oasis y Horizonte. La Tercera, 14 enero, p.100.
Videos
Pacos detienen a periodista de Radio Placeres. Octubre 20, 2011.
Youtube [Online] http://www.youtube.com/watch?v=995KEvCCi80
Desalojo Liceo Autogestionado Eduardo de la Barra. Noviembre 26, 2011.
Youtube [Online] http://www.youtube.com/watch?v=3Aa8mOV_fkU
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
LEWIS, P. y BOOTH, J., 1992. El Medio Invisible: Radio pública, privada, comercial y comunitaria. Barcelona: Paidós.
GUEDES, O., CAMMAERTS, B. y CARPENTIER N., 2007. Understanding Alternative Media. Inglaterra: McGraw Hill.
Video
Radio Placeres, 18 aniversario. Diciembre 01, 2007.
Youtube [Online] http://www.youtube.com/watch?v=mGG9s0h7Sw
Anexo
Radio Placeres de Valparaíso y el rol de las radios comunitarias en Chile.
1. Introducción
Las radios comunitarias tienen como rol servir a la comunidad a la que pertenecen, y se caracterizan por ser gestionadas por organizaciones sin fines de lucro. Se preocupan, principalmente, de cubrir los problemas del sector del que son parte, y se las considera fundamentales para la democratización de los medios de comunicación, el desarrollo democrático, la participación ciudadana y la cohesión comunitaria.
En Chile surgen a partir de la década del ‘70, pierden y recobran fuerza dependiendo del acontecer histórico nacional. El caso de la radio Placeres no es distinto. Nació el ‘89 en Valparaíso y, hasta la fecha, han sufrido robos de equipos, cortes a sus transmisiones y detención de sus locutores. También han tenido que organizar peñas, rifas, y diferentes actividades para recaudar fondos y así poder mantenerse en pie.
Es a través del caso de radio Placeres que queremos mostrar la realidad de las radios comunitarias en nuestro país: cómo se forman y financian, cómo sobreviven y se desarrollan, cómo influyen en sus comunidades y cómo evitan que la legislación y la competencia las callen.
2. Objetivo General
Conocer, a través del estudio del caso de radio Placeres de Valparaíso, las características del funcionamiento de una radio comunitaria.
Objetivos específicos
Conocer las principales características de la radio investigada y su función en la comunidad.
Detallar los contenidos de la programación y el proceso de creación de estos, tomando en cuenta los actores involucrados.
Describir el contexto en el que se desarrolla su labor frente a la realidad legislativa y la radiofonía comercial.
Indagar en las funciones sociales de la radio Placeres en la comuna de Valparaíso en cuanto a las necesidades de la comunidad y su rol en la formación de identidad.
3. Metodología:
Utilizaremos metodología cualitativa, usando herramientas como la entrevista, el cuestionario abierto, el análisis de datos y el análisis de discurso de radio Placeres, el caso específico que seguiremos para nuestra tesina.
Durante el primer mes, haremos estudios de campo para luego, en una segunda etapa, contrastar la información recogida con el análisis de datos y de discurso.
Tendremos, además, un registro audiovisual del trabajo de campo que se hará con radio Placeres, para así facilitar el proceso de redacción.
4. Bibliografía:
LEWIS, P., y BOOTH, J., 1992, El Medio Invisible. Radio Pública, privada, comercial y comunitaria. Barcelona, España. Ediciones Paidos
ALCAYAGA, R., y Gómez, N.(editores), 2005. Desafíos Democráticos de la Legislación sobre Radios Comunitarias y Ciudadanas, Nuevos Caminos para la participación Local en Chile, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile. UNESCO, Oficina Regional de Comunicación e información para América Latina y el Caribe.
HERRERA, J., 1997, Estatuto Jurídico de la Radiodifusión, Santiago de Chile, Editorial Jurídica.
ANGUITA, P., 2005, El Derecho a la Información en Chile: Análisis de la ley No. 19.733 sobre Libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo, Santiago de Chile, LexisNexis
SANGUINETTI, A., 2011, Los rebeldes de las ondas radiofónicas: los primeros radialistas en enfrentar un juicio por transmitir desde radios sin concesión, Santiago de Chile, Facultad de Comunicación y Letras, Escuela de Periodismo. Universidad Diego Portales (Tesis)
CHIFFELE, N., DÍAZ, M. y LLADSER, M., 2004, Trabajo radial comunitario para el desarrollo cultural de comunidades aisladas. Caso Isla Robinson. Crusoe, Santiago de Chile, Facultad de Comunicación y Letras, Escuela de Periodismo, Universidad Diego Portales (Tesis)
ANSALDO, M. y LARA, V., 2009, Una aproximación a formas de comunicación alternativa. Radios comunitarias y empoderamiento social de los vecinos: tres casos de estudio, Santiago de Chile, Facultad de Ciencias Sociales, Instituto de Sociología. Pontificia Universidad Católica de Chile. (Tesis)
PEÑA, P., 2009, Community Radio going online: participation and appropriation of a community South City Radio and Reprezent London’s Youth Radio, Peckham, London. Londres, Inglaterra. Department of Media and Communications, London School of Economics (Tesis)
AMARC ALC, 2010, Principios para garantizar la diversidad y el pluralismo en la radiodifusión y los servicios de comunicación audiovisual, (Documento)
http://legislaciones.amarc.org/40Principios/40_Principios_diversidad_pluralismo.pdf
Entrevistados:
Alberto Cancino, presidente Asociación Nacional de Radios Comunitarias y Ciudadanas de Chile (ANARCICH).
Luis Pardo, presidente Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI)
Jorge Atton Palma, Subsecretario de Subtel
María Pía Matta, presidenta de Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC)
Juan Enrique Ortega, de ONG ECO.
Raúl Rodríguez, director de Radio Juan Gómez Millas, académico de ICEI de la Universidad de Chile y publicó, en 2005, “4 cuadras a la redonda: diagnóstico y perspectivas de las radios comunitarias de la Región Metropolitana”.
Juan Domingo Ramírez Cáceres, autor de “La concentración de la propiedad radial en chile. Las exigencias de nuevos paradigmas entre globalidad y localidad” y “Radios Comunitarias en Chile: las paradojas de su propiedad”
Fidel Galaz, de Radio Sin Tierra, de La Reina.
Ricardo Salazar, de Radio Placeres, de Valparaíso.
Perla Wilson, de Radio Tierra, de Recoleta.
Marcelo Núñez, Radio Tentación, de Paine.
Mario Paz, presidente de Centro Cultural de Comunicación y Educación Radiofónica. “Chasqui”, representante legal de Radio Villa Francia.
Juan Pablo Cárdenas, director de Radio Universidad de Chile y Premio Nacional de Periodismo. Se retira de la ARCHI por los cierres de radios comunitarias a lo largo del país.
Waldo Mora, ex diputado y denunciante en caso colusión de radioemisoras.
Pedro Anguita, Abogado, Doctor en Derecho, experto en derecho a la información, escribió “Libertad de expresión: acceso a la información y libertad de comunicación”
Patricia Peña, periodista y magister en comunicación de la Universidad Diego Portales y magister en comunicación, nuevos medios y sociedad de The London School of Economics and Political Science. Especialista en medios urbanos. Coordinadora del proyecto de comunicación colaborativa Conexión Social sobre acceso libre a las nuevas tecnologías, información y conocimiento.
Eugenio González, concejal de Valparaíso. Dueño de Radio Congreso y principal opositor de las radios comunitarias de la región.
Marcelo Zúñiga Vettiger, director ejecutivo de Ibero Americana Radio Chile, que pertenece al grupo PRISA.
Anita Hoigue, directora ejecutiva Grupo Dial, de COPESA.
María Teresa Montes, presidenta del Grupo Bezanilla.
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