M. SOLEDAD, M. CATALINA Y VIOLETA - El Ataque Aéreo de Radio Placeres

UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LETRAS ESCUELA DE PERIODISMO 

EL ATAQUE AÉREO DE RADIO PLACERES
Bombardeo sonoro desde el abismo del dial

MARÍA SOLEDAD ABARCA POZO
MARÍA CATALINA ALBERT OLEA
VIOLETA CONSTANZA CASTILLO LEIVA

Tesina para optar al grado de Licenciado en Comunicación Social
  
Profesor Guía: Patricio Cuevas Figueroa 
Santiago, Chile
2013


Calificaciones
Este reportaje  muestra el caso de radio Placeres:  cómo una radio comunitaria decide dejar de serlo para convertirse  en un medio independiente que representa no sólo a la comunidad  del cerro Los Placeres, sino que a Valparaíso en su totalidad. Ver cómo se forma y financia, cómo sobrevive y se desarrolla, cómo influye en su comunidad y cómo evita que la legislación y la competencia la silencie.


Para  esto,  se  hicieron  entrevistas  en  profundidad  a radialistas  y expertos,  análisis de discursos, revisión de textos, archivos históricos y prensa; e investigación de campo.


En cuanto a las conclusiones, podemos enumerar que, primero Radio Placeres desarrolló un modelo de autogestión y definiciones propias que le permite desmarcarse del sistema de radios comunitarias para transformarse en un medio nuevo, una radio independiente. Segundo, que las personas pasan y el proyecto queda. La Placeres no levanta imágenes, sino que relatos coherentes con su tiempo. Que incluso oculta la identidad de algunas de sus voces, porque lo que importa mucho es transmitir y poco quien lo haga. Tercero, que Radio Placeres atiende las necesidades no cubiertas por los medios tradicionales en la comunidad  de Valparaíso.  No  quiere generalizar  porque le interesa lo particular  de su comunidad.  Y cuarto, que la relación de la radio con la comunidad es su salvación. La mantendrá fuerte como medio y viva como organización.

Índice

  • Calificaciones
  • Resumen
  • Índice
  • Introducción
  • Dramatis Personae
  • Había una vez un liceo en toma
  • Hugo, Pato y Luis
  • Un pasajero en trance
  • Radio. Sólo radio
  • La trinchera de la libertad
  • Operación Silencio
  • La democracia del azar 
  • La gente pasa, la radio queda, pero…
  • Sata
  • Wu Ming
  • Divach
  • Eliana
  • Ximena
  • Conclusión
  • Bibliografía
  • Anexo



INTRODUCCIÓN

La radio Placeres de Valparaíso es parte de la historia e identidad del puerto. En bares, restoranes,  kioscos  y  colectivos,  la  Placeres  suena.  Sus  miembros  ­sus  voces­ son conocidas y reconocidas por los porteños. Todos saben que, si prenden la radio en la 87.7 FM, ahí van a estar.

Pero no ha sido fácil. La radio ­desde que se fundó, en 1989, hasta hoy­  ha sufrido robos de  equipos,  cortes  de  sus  transmisiones  y  detención  de  sus  locutores.  Porque  son ilegales y para recuperarse  y recaudar  fondos han tenido que organizar  peñas, rifas y fiestas. Desde la legalidad,  con permiso municipal y de carabineros. Una contradicción que permite que sigan al aire. Que la voz de Valparaíso siga sonando.

Este reportaje periodístico busca conocer ­ y mostrar ­ la radio Placeres. Ser un testimonio de su historia y su estado actual. La evolución de su labor, los cambios en sus miembros, los distintos y variados lugares en que han transmitido. Las distintas formas de financiamiento, los variados tipos de organización. Su función en la comunidad hoy y cómo se ha ido desarrollando y creciendo desde que se fundó. 

En más de 20 años de historia fuertemente ligada al puerto de Valparaíso, nuestro objetivo es describir la evolución de la relación de la radio Placeres con los que viven ahí. Además, queremos mostrar el contexto legislativo en que han estado envueltos desde sus inicios hasta  el  día  de  hoy,  pasando  de  “radio  comunitaria”  a  “radio”  a  secas,  ilegales  y perseguidos. 

Nos interesa dar a conocer una radio que, si bien abandonó la militancia, no ha dejado de ser   política,   conservando   un   discurso   de   contracultura   y  contrainformación;   pero manteniéndose  abiertos  a  la  posibilidad  de  que  cualquiera  puede  ser  parte  de  radio Placeres. 

Nos interesa mostrar un caso emblemático en la radiofonía nacional, el de una emisora que abandonó el rótulo de “comunitaria” para representar aún mejor su entorno, para poner en común el sonido de la ciudad. Para no ser excluyentes. Para que Valparaíso completo, con sus cerros y sus calles angostas que caen al mar, tuviera las voces de los radialistas de la Placeres en todas partes. 

Nuestra investigación  se dividió en cuatro episodios. Primero una etapa de recolección, lectura de prensa y archivos históricos sobre la radio Placeres desde su creación hasta hoy. Además, la búsqueda y lectura de textos teóricos sobre la comunicación comunitaria y sus diferentes representaciones. 

También escuchamos la radio. Lo hicimos para entender sus formas, sus modos. Para que Valparaíso pasara de las ondas de la radio a nuestro papel. 

Luego,  una  etapa  de  entrevistas  en  profundidad  con  radialistas  de  la  Placeres,  tanto históricos  como  actuales.  Además,  este  mismo  método  lo  aplicamos  a  expertos  en materia  de  comunicación  y  de  legislación  en  torno  a  las  radios  comunitarias  a  nivel nacional. 

También participamos en un taller sobre creación de radios comunitarias, para así poder entender el funcionamiento de una radio de esta categoría desde lo técnico y en términos formales; Aquí se nos permitió dar cuenta de lo lejos que está la academia de la realidad de cada proyecto. Finalmente, un período de escritura y corrección del texto. 

Así, lo que busca esta tesina es ser un registro de la historia y desarrollo de una radio que marca un hito en la radiofonía comunitaria chilena. Una radio que se negó a morir.


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“A long time ago there were pirates
Beaming waves from the sea 
But now all the stations are silenced
'Cos they ain't got a government license In tune with nothing
Don't touch that dial”

The Clash, Capital Radio One
  

“Hace mucho tiempo habían piratas
Balanceándose en las olas del mar
Pero ahora todas las estaciones están en silencio Porque no tienen licencia del gobierno
Sintonizados con nada
No toques el dial”

The Clash, Radio Capital Uno

 Radio  Placeres,  la  de  la  izquierda  del  dial,  la  del  espacio  no  concesionado,  la  que transmite ilegal. Esa radio tiene muchas voces y a continuación, los vamos a presentar:
  
Dramatis Personae 

Eliana: En la actual organización, es la miembro más antigua de la radio. Hace poco dejó su programa  “Palabra de Mujer” que por 16 años llevó al aire. Hoy está preocupada de rescatar la memoria histórica de Radio Placeres.

Wu Ming: Periodista, santiaguino. Le gusta Sumo. Radiocontrola algunos programas y ve las transmisiones en terreno.

Sata: Antropólogo encargado de la comisión de redes de la radio. Es el nexo con las organizaciones sociales de Valparaíso.

Sir Divach Drake: También conocido ­pero menos­ como Ricardo Salazar. Periodista. Trabaja también en radio Valentín Letelier de Valparaíso. Conduce en radio Placeres el noticiero de la mañana y El Galeón Clandestino los domingos por la tarde. 

Ximena: Historiadora. Junto a Carla conducen Al Rojo Vivo. Fue la última en llegar a la radio.

Patricio Contreras: Trabajaba en el Centro Culural Arauco, en el cerro Los Placeres. Ex mirista. Profesor de Castellano.  Fundador  de Radio Placeres y director por más de 10 años. 

Luis Costa: Periodista. Ex mirista. Participó en la creación del proyecto radial junto a Contreras y González.

Hugo González:  Periodista.  Ex mirista. Hizo, junto con Costa, la capacitación  a las personas que querían trabajar en la radio. 

Margarita Plaza: Fundadora de Radio Placeres. Trabajaba en el Centro Cultural Arauco, en el cerro Los Placeres. Psicopedagoga. Tuvo el programa “Palabra de Mujer” hasta que se fue en 1997 a trabajar con los zapatistas en Chiapas. 

Miguel Plaza: Hermano de Margarita Plaza, cuñado de Patricio Contreras. Ex mirista. Ayudó a imaginar y crear el proyecto radial.


Había una vez un liceo en toma...
Una semana antes, la historia fue otra.
Pero en pleno octubre de 2011, un miércoles 19, a eso de las 6:30 de la tarde la historia empieza así:
  
Había una vez un liceo en toma...
Afuera del Eduardo de la Barra, un establecimiento emblemático de Valparaíso, hay un cartel que indica la puerta para atención al público y un contador de los días en toma. Ya van  cuatro  meses  anotados  con  tiza  en  la  pizarra negra y los carabineros no tienen intenciones de entrar por este acceso.

Los estudiantes se toman también los alrededores del liceo. La intersección entre avenida Francia y Colón se presta como campo de batalla entre las Fuerzas Especiales (y sus balines, lanza aguas, lacrimógenas y escudos transparentes) y los estudiantes de 1° a 4° medio  (con  pañuelos,   piedras  y  escudos  hechos  de  planchas  de  fibra  de  vidrio, probablemente sacadas de los techos del liceo).

Lo primero fue cortar la luz de la cuadra. A las 20:45, luego de cambiar la brisa porteña por una  niebla lacrimógena,  las puertas y rejas del liceo vuelan a la vez que Carabineros ingresa. La operación es larga, agotadora y, hasta pasada la medianoche, ninguno de los 154 detenidos vio la orden de desalojo.
  
Lo segundo fue sacar a la prensa.

¡Salga de acá, salga de acá, salga de acá! ¡Camine rápido para allá! decían, pero los reporteros  exigían  caminar  solos.  Al  rato,  es  mejor  abandonar  el  diálogo  y  ceder  al empujón de la institución.  El lugar termina acordonado  por el resto de los efectivos de Fuerzas de Especiales (FF.EE.), pero desde lejos, de repente, se escucha: 

“¡Oye! Soy prensa... Independiente... Y me están deteniendo, de la Radio Placeres”. 

Eso es algo que nosotros hacemos harto. Transmitir desde lugares inusuales­ dice Wu Ming, en una escalera de Cerro Alegre. El periodista de la radio es de los que prefiere hablar desde un seudónimo  para proteger su identidad. Por su polera sabemos que le gusta la banda Sumo y nada más. Es discreto pero no se esconde. Saluda a los vecinos del lugar y tiene palabras amables para describir los talleres y labores de apoyo que la Placeres brinda a otras radios comunitarias. 

El 19 también fue un día de octubre donde la radio tuvo que hacer un giro en la forma de contar las noticias. El reportero que fue detenido estaba transmitiendo en vivo durante el desalojo. Alcanzó a apagar el teléfono justo antes de que lo tomaran los carabineros. Entre forcejeos,  empujones  y esas cosas que pasan dentro de las micros de detenidos, de repente, escucha una voz conocida. Mira a todos lados, pero no reconoce a nadie. Y la voz sigue, acompañada de música, cuñas y sí, ahora sabe de dónde vienen.

Carabineros escucha Radio Placeres y todos los movimientos revelados en ella. En este momento  se  dan cuenta de que están “sapeando”  sin querer. De aquí en adelante,  y durante  las  movilizaciones,  el  foco  es  decir  dónde  estaba  la policía y los datos para escapar de ella. Nada de contar dónde los niños están levantando barricadas.

Pero todo esto ocurrió un 19 de octubre. Una semana antes, la historia fue otra.

Wu Ming estaba en la calle. Para la radio era importante transmitir desde los colegios en toma.  Su  rol  social  y  comunitario,  en  esa  época,  se  podía  leer  en  el  lienzo que los miembros  llevaban a las marchas: “Al servicio de los que luchan”. Y claro, cuando Wu Ming se dio cuenta de que los carabineros trataban, otra vez, desalojar el liceo Eduardo de la Barra, avisó y cortaron las transmisiones envasadas en seguida. Tomaron el teléfono y empezaron a contar lo que veían. 

 Nosotros  cachamos  porque  andábamos  en  la  calle,  y  cachamos  que  iba  a  ser  el desalojo. Por la radio empezamos a llamar a la gente para que bajara de los cerros. No sé, por último, para ponerse ahí y demorar la cosa. Un poco para que los cabros salieran y resultó. O sea, bajaron como doscientas personas, se pusieron por ahí, molestaron a los pacos un rato y no pudieron desalojar ese día. Después igual desalojaron, pero eso fue una semana después. 

Desde  el  año  2009  Radio Placeres  transmite  desde la ilegalidad.  Sólo sus miembros conocen el lugar donde esconden sus estudios. Pero por episodios como este, es que Wu Ming sigue en el proyecto. 

El hecho de estar haciendo radio te retroalimenta todo el rato. Da lo mismo haber estado encerrado en un estudio malo, muerto de calor y con un montón de problemas que puedas tener.  ¿Somos  un  medio  de  comunicación?  ¿Somos populares,  somos comunitarios, somos alternativos? y ahí se ven largas conversaciones que son, entre comillas, como la inmortalidad del cangrejo. A mi me interesa hacer, y mientras se esté haciendo, bien. 

Radio  Placeres  se  encuentra  en  el  87.7  del  dial.  En  su  programación  encontramos contenidos  que se presentan  desde la otra vereda de la información. Sus pautas nada tienen que ver con lo esperado, ni convencional. La radio es un mix de intereses de gente que  simplemente,  no  le  alcanza  con  los  medios  tradicionales.  Por  eso,  es  posible escuchar  voces  que  habitualmente  no  se  escuchan  en  una  radio  comercial:  Niños discutiendo sobre libertad de expresión, El grito de un afilador de cuchillos que recorre las calles de Valparaíso, o un heladero, en plena marcha, vendiendo su mercancía y gritando contra la fuerza policial.

La opción de transmitir desde la ilegalidad es vista como una acción política. Pero para cada miembro, se materializa de formas distintas. Para Wu Ming, por ejemplo, es claro: 

Yo hago radio. Participo de un colectivo que hace radio, para que haya más información disponible y para que la gente pueda tener la posibilidad, al menos, de escoger. Yo voy por el  copamiento  del  espectro  radioeléctrico  o  de  todos  los espacios  para que ebulla la información. Pero información de verdad que pretenda ir hacia la comunicación, porque si es  información  por  saturación  de  números,  datos  y  cifras...  Hay  que  ejercer  ciertas jerarquías sobre qué es lo que nos interesaría o lo que me interesaría. Ojalá que sea un medio  autogestionado.  ¿Y  qué definimos  por autogestionado?  Que tú te muevas para conseguir tus cosas y no lucres con la actividad que estás realizando. Ojalá que no tengan injerencia los fondos del Estado o fondos concursables.
  
Son pocos los periodistas de la radio. Más bien son muchos los auditores que, por cosas del destino o la comunicación, terminaron haciendo sus propios programas en la Placeres. Porque si algo sobra aquí son las ganas de transmitir. Al menos eso es lo que cree Wu Ming. 

Yo no le puedo decir a un loco “Apaga la tele, prende la radio” pero entre talla igual hacemos una cuña que dice eso. También hay otra que dice “apaga la placeres y haz tu propia radio” ¿cachai?, entonces esa es nuestra estrategia política.
  
Radio Placeres  transmite  desde la izquierda  del dial, y desde ahí es difícil separar su historia de la acción política. Después de todo, no es casual que el proyecto parta con un pequeño transmisor que en 1989 le sobraba al MIR.

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Hugo, Pato y Luis

Un radiotransmisor es una caja. Una cajita de metal de 10 cm de altura, 30 cm de largo y 40 cm de ancho. Para la RAE, esa cajita es un “aparato empleado en radiotelegrafía y radiotelefonía para producir y enviar las ondas portadoras de señales o de sonidos”. Para un grupo de vecinos del Cerro Los Placeres, en Valparaíso, esa cajita era la mejor forma de mantener el trabajo comunitario que venían haciendo con el MIR durante la dictadura. 

Una de esas cajitas metálicas llegó a Chile en avión. Viajó desde Europa, escondido en una maleta, a principios de 1985. Aterrizó en Santiago, donde la recibió Hugo González ­ex mirista, periodista­ y de ahí llegó con él a Valparaíso. La cajita la trajeron por encargo. El MIR la quería para interferir las ondas de TVN a la hora de las noticias. Paso 1: Se ponía una antena hecha con un alambre entre dos planchas de cartón en el techo de un auto y se conectaba al transmisor, y el transmisor a una grabadora con el mensaje que se quería emitir. Paso 2: el auto se echaba a andar por el sector que se quería intervenir. Eso era todo.

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Luis Costa llegó a Chile desde Bolivia en junio de 1989. Venía con la idea de instalar una radio comunitaria en Valparaíso. Había escuchado sobre la puesta en marcha de la radio Villa  Francia,  y  pensaba  que  podían  replicar  el  modelo:  un  medio  comunitario  de contrainformación, con programación creada por y para los pobladores. Había escuchado también que Hugo González, a quien había conocido en el MIR, tenía un radiotransmisor. Tenía la idea, tenía el equipo. Lo que no tenía era gente que quisiera sumarse al proyecto. 

Eran los tiempos finales de la dictadura. Todos sabíamos que venía la democracia, y yo estaba recién instalándome en Valparaíso. Empiezo a buscar contactos con gente del MIR para proponerles  instalar una radio comunitaria,  pero todos me miraban raro. Nadie se pronunció. (Costa, 2003) Hasta que apareció Patricio Contreras.

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Patricio Contreras trabajaba en el Centro Comunitario Arauco, en el Cerro Los Placeres. Un día, conversando con su entonces señora, Margarita Plaza (Maggi) y su cuñado, Miguel Plaza,  se  les  ocurrió  que  una  radio  comunitaria  era  una  buena  manera  de  seguir trabajando  el  proyecto  del  MIR.  De  trabajar  con  la  gente  del  cerro  Los  Placeres,  de mantener y fortalecer una comunidad.

Veníamos  buscando  un  instrumento  social  que  nos permitiera  una articulación  más efectiva  de  la  organización  social,  y  nos  dábamos  cuenta  de  que  las  formas  que usábamos en ese momento no eran efectivas­ explica Contreras en uno de los archivos históricos de la radio Placeres. (Contreras, 1999). 

Poco después se enteran de que un par de miristas recién llegados de Bolivia habían fundado el Centro de Apoyo Técnico a la Educación Popular (CATEP) y ­más importante­ que tenían un radiotransmisor. Estos dos miristas recién llegados eran Hugo y Luis, y el CATEP estaba en la subida Ecuador, no demasiado lejos del cerro Los Placeres. Era ir y preguntar. Tal vez estarían interesados. Tal vez querrían ayudar. Tal vez. 

Patricio fue al CATEP, tocó la puerta. Esperó. Abrió Luis. Patricio le contó el plan: hacer una radio comunitaria  en el cerro Los Placeres. Le pidió un favor: si les podían prestar plata para comprar equipos y montar su radio. 

¡Miren la casualidad! Un joven que no conozco, del que no tengo antecedentes, llega a la oficina donde estoy trabajando y me hace ese planteamiento. Sospeché que podía tratarse de  un  agente  de  seguridad.  La  primera  respuesta  en estos casos, por un asunto de seguridad, es decir no, así que le pedí sus datos para ver si podíamos conseguir alguna cosa. (Costa, 2003). 

Con esos datos, Luis se fue a averiguar quién era este tal Patricio. Resultó ser un mirista, igual que él. Resultó que era cierto que quería instalar una radio comunitaria, igual que él. Ahora sí, Luis podía confiar en Patricio.
Después de un par de conversaciones, se pusieron  a  trabajar.  

Se dividieron. Patricio se fue a Santiago para llevarle el radiotransmisor a un técnico, para que  dejara  de  intervenir   en  las  señales  de  audio  de  televisión  ­cosa  que  nunca consiguieron por completo­ y se convirtiera en un transmisor exclusivo de ondas radiales FM. Al mismo tiempo, Luis y Hugo se fueron a trabajar al Centro Comunitario Arauco, haciendo talleres de capacitación a las 15 o 20 personas que querían formar parte de esta radio. La Radio Comunitaria Los Placeres estaba casi lista. 

***

Una radio comunitaria no puede tener mucho alcance. Las ondas sólo pueden llegar hasta donde llegue la comunidad. La comunidad no puede ser muy grande. Un centro social, un club deportivo, una organización de mujeres. Ese tipo de comunidad.

No se puede transmitir publicidad ­a menos que se paguen impuestos­, no se pueden aliar con  otras  radios  comunitarias  ­a  menos  que  haya  una  catástrofe.  Un  terremoto,  por ejemplo­.

En el Cerro Los Placeres, una radio comunitaria era una forma de hacer algo. Hacer algún cambio, tomar acción. Mostrar el descontento, poner en evidencia que el modelo no servía. Al menos, no para estos miristas que se estaban quedando sin MIR. 

Era 1989, era ese periodo tan extraño que hubo, en que como que estaba terminando todo, como que nos habían tirado para abajo todo el movimiento social, había salido toda esta cosa que era la Concertación ­ cuenta Eliana Vidal, que llegó a la radio poco después, y que se fue ­al menos de los programas de la radio­ este año. 

Y se instalaron. Usaron el Centro Comunitario André Jarlan, donde el MIR había creado el Centro Cultural y de Comunicaciones  Radiofónicas  Arauco, que además les prestó su personalidad  jurídica.  Armaron  una  programación.  Un  programa  los  sábados  en  la mañana, otro los domingos en la tarde. Se organizaron de forma que todos hicieran de todo. 

Tenían el radiotransmisor venido de Europa, tenían una radio con doble cassettera y un micrófono  que habían comprado con plata que les habían prestado militantes del MIR y simpatizantes.  Tenían una antena y un cable que la unía con los demás equipos, todo prestado de la Villa Francia. Tenían un lugar. Tenían los equipos. Tenían gente dispuesta a trabajar. 

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Un pasajero en trance

Radio Placeres es una radio nómade, incluso en el dial. Parte en el 88.5 de la frecuencia modulada y pasa por el 90.3, el 88.9, hasta llegar al actual 87.7. Sus ondas electromagnéticas viajan por cerros, escaleras y rincones de Valparaíso. Es posible escucharla en El Pimentón, un restorán porteño de subida Ecuador, el café El Ritual en la subida Cumming o en cualquier bar que aloje a algún ex miembro de la radio.

Territorialmente, la radio es como un pasajero en trance. De un lado a otro, hasta que un día aparentemente, desaparece de la faz de Valparaíso. Se evapora, sin dejar rastro. Pero antes de eso, esta historia tiene como punto de partida un diciembre de 1989, en el Centro Comunitario “André Jarlan” de la población María Eisler en el Cerro Placeres.
Se llamaba André Jarlan por el cura que mataron en La Victoria. Y les prestan una pieza. Y a los cabros les gustaba porque eso está entre medio de una población. No está en la calle principal de Placeres, sino que está en las que tienen los cerros para abajo­ dice Eliana. 

Esta primera etapa de la radio, en el 88.5 FM, es la más marcada por la precariedad. Precariedad económica y técnica, pero no humana. Se genera un vínculo intenso con la comunidad y se crean redes con sus organizaciones sociales. 

Yo por mi parte construí “La Voz de la Comunidad”, que fue pensado para constituir un nexo con las Juntas de Vecinos, clubes deportivos, centros culturales, centros de madres y otros. Para ser, a la vez, un promotor de la organización social. (Contreras, 1999).

Interesados   en  crear  espacios  para  que  los  pobladores  se  expresaran  desde  su cotidianidad,  no  les  importó  mayormente  la  calidad  en  los  contenidos.  Primaba  la necesidad de comunicar problemáticas del barrio, experiencias de la dictadura y formar redes de apoyo entre vecinos del Cerro Placeres. 

Sólo importaba que fuera la gente la que construyera los programas, aunque para ser sinceros,  no dejaba de ser una contradicción  para nosotros que teníamos  una cultura artística de izquierda… pero así fue surgiendo la Radio, entre Illapu y Víctor Jara, también colocábamos a Julio Iglesias, Ricardo Montaner y Ana Gabriel. (Contreras, 1999). 

Surge la iniciativa de apoyar a una red de radios comunitarias en Valparaíso y Viña del Mar. El esfuerzo era enorme, debían transportar  el equipo a sectores como Florida, Glorias Navales,   Miraflores,   Rodelillo,   Placeres   Alto   y   Playa   Ancha.   Las   transmisiones experimentales eran desgastantes, por lo que deciden hacer un evento masivo para lanzar el proyecto y obtener financiamiento. 

 Realizamos  un  recital  con  los  grupos  Congreso  y  De  Kiruza  en  el  Fortín  Prat  de Valparaíso. Como evento fue un éxito. Los muralistas de La Villa Francia hicieron un telón de fondo gigantesco  que expresaba  la idea de la comunicación  popular y radial como instrumento  de la organización  social. Pero económicamente  el evento fue un fracaso, debido a un sin número de errores que cometimos en la organización. (Contreras, 1999). 

El fracaso económico  del evento, fue un aterrizaje forzoso. El transmisor, considerado como el corazón técnico de la radio, quedó empeñado  para pagar la amplificación. El proyecto de apoyo a la red de radios, se venía abajo. 

Para recuperar el transmisor tuvimos que pedir un préstamo en una financiera, y para pagar las cuotas, teníamos que salir a vender empanadas por todo el cerro, trabajo que hicimos entre Margarita Plaza, yo y nuestro pequeño hijo Daniel. Los sábados teníamos transmisiones  y los domingos vendíamos empanadas con un carrito por todo Placeres.
¡100 malditas empanadas todos los domingos, por todo un año! (Contreras, 1999). 

A pesar de todos los problemas económicos, estos no son los que silencian el proyecto. Una serie de acontecimientos paralelos son los que pondrán en juego las transmisiones.

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Como “subversivas” y “clandestinas” fueron tildadas las emisoras comunitarias en la ley de  radios.  Promulgada  durante  el  mandato  de  Patricio  Aylwin,  ninguna  particularidad importó al momento de redactar la ley. Un simple criterio técnico definió lo que una radio comunitaria era.
Radios de mínima cobertura, en términos prácticos: 1 watt de salida y una antena de 6 metros de altura, medidas que parecían ridículas para la geografía de Valparaíso.

Tú comprenderás que en Valparaíso eso es imposible. A lo mejor, en el plano, pero en los cerros no te escucha ni el vecino­, dice Eliana. 

La primera parte de la ley que se aprobó en 1990 prohibía la radiodifusión comunitaria. Si sales  al  aire, sin concesión,  te quitan todo. Y así, una a una, las radios comunitarias comienzan a bajar sus antenas. Una de las últimas en bajarla, fue la Radio Placeres. Pero finalmente, la baja.

Luego de casi cinco años y aburridos  del silencio, deciden instalar una antena nueva, capaz de llegar desde 90.3 FM a casi todos los rincones de Valparaíso. En el segundo piso del edificio del Club Deportivo Los Placeres, frente a la Plaza La Conquista, se comienza a transmitir los fines de semana. 

Con nueva antena y frecuencia, la emisora comienza a desarrollar proyectos, enfocados en convertirse un medio de comunicación. Para dar ese paso, debían lograr avances en infraestructura    y   equipos,   razón   por   la   que   postulan   a   fondos   concursables internacionales. 

Así es como en 1997, la Cooperación Técnica Sueca, les otorga recursos para la construcción de sala para equipos de modulación en radios, grabación y locutorio. En julio de  ese  mismo  año,  WACC  de  Inglaterra,  aporta  en  la  adquisición  de  equipos  de modulación en radio y grabación. 

Pero es en 1998, cuando el fondo procedente de Terranova, Cooperación Técnica Italiana, les permite habilitar una casa­ taller a un costado de la plaza de La Conquista, punto neurálgico del cerro Placeres. 

Talleres, estudios de grabación  para bandas de rock, charlas, platos únicos y recitales eran parte de su trabajo. La radio daba un paso más y se proyectaba como centro cultural. Pero  el  robo  de  casi  la  totalidad  de  sus equipos en 1999, fue un golpe duro para el colectivo.  Durante  ese  verano,  la  radio  sale  a  la  calle.  Rifas,  peñas  y  una  serie  de actividades culturales, permitieron reunir los fondos para levantar nuevamente la radio. 

Hicimos una fiesta. Una celebración que duró desde las 11 de la mañana hasta las 10 de la noche en la plaza La Conquista, la principal del cerro Los Placeres. Tenían bandas en vivo, gente recitando poesía, obras de teatro. Venta de comida y un baratillo. Y, a medida que la gente iba llegando, les iban diciendo “¡Que no los bajen, cabros!”, “¡Que siga la Placeres!” “Nosotros estamos con ustedes”. Y te das cuenta ahí, que a la radio Placeres la conocen. No sólo te escuchan, te apoyan. Hay como un sentido de pertenencia con la Placeres­ dice Eliana. 

Y luego, la radio se calló.

*** 

Porque   sin   dinero   no   hay   radio.  Y  en  2002,  la  organización   colapsó.  No  hubo financiamiento extranjero, ni cuotas de los miembros. No había cómo mantener en pie el proyecto. No podían seguir saliendo al aire. O, por lo menos, eso pensaron en un principio.

***

Radio. Sólo radio.

Ese año no se escuchó la radio, pero lo que menos hubo fue silencio.

Los  miembros  de la Placeres  se movieron  rápido. Ya en marzo del 2003 se estaban planteando  la continuidad del proyecto. Más bien, estaba decidida, pero para eso, había que hacer una revisión de lo que fue ese desgastante año 2002. 

La situación era insostenible. La idea de que la radio funcionara como centro cultural en relación directa con la comunidad era la máxima expresión de un modelo ideal de comunicación  social.  Para  esto,  sin  embargo,  es  necesario  contar  con  los  recursos económicos,  una  organización  robusta  y  la  cohesión  de  voluntades  capaces  de  no mermar el espíritu de los participantes cuando se presentan las dificultades. 

El escaso presupuesto de la radio servía apenas para dedicarlo a un ítem, el arriendo de la casa­taller.  Terranova  la  había  dispuesto  como  sede  del  centro  cultural  pero  ya  no contaban  con  el  financiamiento  de  la  ONG  italiana.  Ahí  se  empezaron  a  gestar  las primeras deudas que llevarían al apagón de la señal en diciembre de 2002. 

Como solución,  se acordó un sistema de cuotas donde cada integrante aportaba para mantener el proyecto a flote. Pero no faltan las dificultades a fin de mes que aplazaban la cuota de uno, que condonaban  la de otro, o que sin explicaciones mediante y ante las eventualidades del mes, no alcanzaban a llegar a la administración de la radio. Eliana ha visto  la  evolución  de  la  organización.  La  actualidad  del  proyecto  no  se compara  con aquellos oscuros tiempos. 

Ese era un problema siempre. Las cuotas. Por eso yo creo que ha sido súper importante lo que se hace ahora, y eso ha ido mejorando. Tratar de financiar la radio, con este tipo de cosas como las fiestas, yo creo que es lo que hay que hacer. O si no, hacemos baratillo u otra cosa. Hay que trabajar para que entre plata, hay que tratar de seguir. 

En aquel silencio del año 2003 quedó algo claro. Era necesario cambiar el modelo de financiamiento  y tener un solo norte: mantener la radio viva, transmitiendo y alejada de preocupaciones tan terrenales como la cuenta de la luz, el arriendo y el presupuesto de cada programa al aire. No, eso no podía interferir en los procesos creativos de la radio. 

Como tampoco la organización. Otro punto importante son los juegos de poder que se dan en las organizaciones de tipo comunitario. Por lo general, surge un liderazgo que se ve como la cara visible de un proyecto. Junto a este residen los pocos a los que se les ha entregado la soberanía de las decisiones. El problema comienza cuando estos pocos se transforman  en uno. Y los proyectos radiales dependen de este agente, que en vez de movilizar a las comunidades, termina poniendo su propia agenda y decisiones como motor de los proyectos. Cuando esto pasa las radios dejan de ser funcionales a la comunidad.
En el caso de Radio Placeres, uno de los elementos que terminó por colapsar fue la junta editorial. Divach lo describe así: 

La radio en su segunda época, se constituyó con un comité editorial con 5 personas que venían del proyecto tradicional, y algunos que se había incorporado hace poco, pero que lo conocían,  que habían participado.  En ese momento  había un comité editorial que veía todos los temas. Es decir, cómo resolvíamos el tema técnico, cómo resolvíamos el tema musical, los proyectos de programa, cómo ordenábamos los contenidos, ideas de cuña, todo. Este grupo de trabajo, quedó en algún momento reducido a tres personas, y ahí hubo una crisis orgánica en la radio. Lo que pasa es que, pasar de tres que tomaban decisiones a un grupo de 30, 20, 15, hay una diferencia, y grande. Entonces, en algún momento, entró en crisis este modelo editorial y ahí se conformó la idea de la asamblea. 

La asamblea no sólo es la oportunidad de que todos los miembros tengan injerencia en las decisiones sobre la radio, sino que también es parte de la declaración de principios que en esta refundación  se iba gestando.  Todos y cada uno de los miembros deben hacerse cargo  de  su propio espacio radial. De las decisiones  editoriales,  de la producción,  de radiocontrolarse,  de la puesta al aire. Y los grandes temas se discuten en la asamblea, donde los cuarenta, treinta o quince miembros que rotan en la organización, se reúnen una vez al mes en algún lugar sin dirección en Valparaíso. Tampoco era tan terrible no tener un lugar fijo. Según recuerda Wu Ming, a veces era bastante agradable:  

De repente hacíamos asambleas en lugares inesperados. Uno piensa que todo el rato sería como un búnker, encerrados, metidos de a uno, casi de negro, sin verse las caras. Y no. De repente estábamos en un mirador donde veíamos toda la ciudad y ahí una casa filete,  casi  con  piscina,  relajados.  Aquí  no  hay  jerarquía,  todo  es  horizontal.  Es  una asamblea donde mensualmente se deciden pequeños caminos a recorrer durante el mes. Y hay un encuentro anual donde también se discuten cosas más filosóficas, sobre qué es lo que queremos decir como radio. 

Después, un código de respeto. Respetar las decisiones de la asamblea y respetar lo que la asamblea te manda hacer. Esa es la directriz que seguirán los miembros de la radio.
Con este tipo de organización es posible hacer el proyecto funcional a la totalidad de los miembros que participan, y se excluyen de responderle a los intereses de un dueño, o una ajustada junta directiva. Para Divach, este factor también le da seguridad a la continuidad de la radio: 

Claro, y nadie va a llegar a decir la radio es mía y me la llevo. Bueno, aunque alguien podría llegar y decir, ¡Oye! me voy a llevar el transmisor. Chucha, y se va. ¡Oooh, nos deja en pelota! ¿Se imaginan? Lo mato a ese conche... ¿Pero me entienden? Entonces esa es la diferencia entre una radio comunitaria con cualquier otro tipo de radio. Son radios que tienen que generar organización. 

Esta organización también implica que todos se hagan cargo de financiar el proyecto de la Placeres. A ninguno de los miembros se le paga un sueldo, porque el entusiasmo es tal, que cada persona dona su tiempo y habilidades  en la medida que sus condiciones lo permiten. Se hacen fiestas para recaudar recursos que mantienen vivas las transmisiones por dos o tres meses. Cuando estos se terminan, es hora de organizar otra fiesta para autosustentar la radio. 

Es una organización que les resulta porque han comprendido el poder de la comunicación.

Niklas Luhmann lo plantea así en la investigación de 2004 Luhmann’s theory of autopoietic social systems de David Seidl: 

“Los   sistemas   sociales   usan   las   comunicaciones   como   su   particular   modo   de reproducción    autopoiética.    Sus    elementos    son    las    comunicaciones,    que   son recursivamente producidas y reproducidas por una red de comunicaciones que no puede existir fuera de sí misma”. (Luhmann, 1986 citado en Seidl, 2004) 

La organización misma trata de generar los recursos que la radio necesita. Por eso no se postula a fondos públicos para financiar el proyecto, porque la idea es transformarse en una organización autopoiética, que no dependa de las precariedades del sistema en que las radios comunitarias sobreviven en Chile.
Sata dice que tampoco se le cierran las puertas a alguien que haya generado un proyecto bajo  financiamiento  estatal. Y aunque no es la política de la radio, también es posible transparentar este proceso: 

Como colectivo, como proyecto, no postulamos a ningún fondo del Estado. Nos autoabastecemos, nos autofinanciamos. Pero, si hay alguien externo, que esté financiado por el Estado y quiera salir por Radio Placeres, porque le gusta la radio y todo el cuento, pero no tenía la plata para autofinanciarse. Bueno, entonces se pasa una cuña antes y después, que la Radio Placeres, no postula a fondos del Estado, ni de privados porque no comparte sus políticas. Se deja claro, se transparenta. Al final eres un medio de comunicación, tienes que ser transparente. 

Ese marzo de 2003, cuatro personas se juntaron a reformular y levantar la radio. Tenían claro que para sobrevivir, el giro debía ser radical. Era hora de dejar los apellidos. La Radio Comunitaria  Los  Placeres  se  transformaría  en  una  radio  más.  Con  Radio  Placeres, bastaba. Lo comunitario, les quedó chico. 

Esta fue una inflexión bastante polémica dentro de la organización que significó el ir y venir de los personajes de esta historia. La supresión de la palabra y el carácter comunitario de la radio es un paso importante para lo que podemos escuchar hoy. Una radio, un medio de comunicación. Eliana lo recuerda así: 

Los  cabros  parten  planteando  que para ellos la radio es un instrumento  para poder trabajar. Y se sigue llamando Radio Comunitaria Los Placeres hasta que terminando el 2002. Cuando quieren volver a salir, ubican a Cristián Zúñiga, que venía de la primera radio.  Rodrigo  Acuña  creo  que  había  tenido  unos  contactos  con  la  radio. También  a Richard Muñoz, que nunca tuvo programa,  pero que siempre estuvo metido ayudando, apoyando, en la parte más técnica de la radio. Y después invitaron al Divach. Y cuando ellos levantan la radio de nuevo, plantean que no, no vamos a hacer una radio comunitaria. Vamos a hacer una radio que sea una radio popular. Una radio. Y de hecho hay mucha gente  que  no  volvió  al  proyecto  en  ese  tiempo  porque  no  les  gustó  que  no  fuera comunitaria. Ustedes están tirando para atrás todo lo que es la radio. ¡Qué se han creído! ¡Es la Radio Placeres!  

Lo comunitario es un concepto delicado. En nuestras leyes apela a una materialidad del territorio y no a lo que significa una ciudad. Y Valparaíso es más que eso. Radio Placeres apela a una lucha simbólica que traspasa el simple suelo que habitan. Es una lucha por poner en común los discursos que los convocan. Eliana hace la diferencia con el trabajo social que se hacía en un periodo anterior:

La Radio Placeres  se puso comunitaria porque trabajaba con la comunidad del cerro Placeres. Por eso, cuando los cabros vuelven a levantar la radio, no le ponen comunitaria, porque ya no se trabaja con una comunidad específica. Es hacia la comunidad de Valparaíso, pero es distinto, porque decir “radio comunitaria” es decir que trabajas directamente con un centro social, un club deportivo o una organización de mujeres, por ejemplo.

Dejar lo comunitario, en este caso, no significó dejar de lado la comunidad. Más bien es una  rebeldía  contra  el  concepto.  Aquel  que  define  leyes,  límites  y  espacios  dónde funcionar, pero que no es coherente con el medio de comunicación social que pretenden levantar. Ahora, también hay un ánimo de forzar las cosas... 

 Pero,  por  supuesto.  Porque  estás  levantando  un  proyecto  político  y  también  un antidiscurso, un contradiscurso, o un discurso que efectivamente se desmarque del resto, ¿Te fijai? 

El  resto,  se  va fijando en lo que dice Divach. Radio Placeres  es un proyecto que se escucha en Valparaíso, y que a través de su señal de internet ha traspasado las fronteras de la quinta región. Las autoridades también lo han escuchado, y por estas decisiones es que han tenido que lidiar con la fricción que provoca proponer nuevos conceptos en un contexto tan cerrado como es la legislación  actual. Divach, se lo ha tomado de forma personal: 

Yo  me  he  rebelado  un poco ante el concepto  de radio comunitaria.  Porque la radio comunitaria está ligada a un concepto ochentero, noventero, respecto de un criterio solamente  territorial  para definir el tema de la radio. De las radios. Yo, a veces me he rebelado un poco ante esto porque creo que cada vez más se están haciendo ese tipo de proyectos. Y muchas veces generan otro tipo de alternativas. Entonces, en ese contexto, tu  puedes  relativizar  el  argumento  y  decir,  es  que  la  comunidad  es...  ¿Es  qué?  La comunidad es un cerro, una ciudad, la comunidad son los ecologistas, la comunidad son los  animalistas.  Yo prefiero revelarme  al concepto  de radio comunitaria  que tener que adaptarme a él. Dejarlo ahí y pensar que es otra hueá. Digamos que la radio está en otra. 

Y, entonces ¿Qué estaría formándose ahí?
Radio.

¿Tu crees que es algo nuevo?
¡Radio! Es que no sé. Es que es radio. Ya, colócale radio libertaria, coloquémosle radio libertaria. Estaría súper bien. Pero no. Es radio no más.

Ese año no se escuchó la Placeres, pero al menos, entre tanta planificación y cambio, el tiempo pasó rápido.

*** 

La trinchera de la libertad

En el 2004 la radio se traslada al espacio que está abajo del escenario del Teatro Mauri. Ahí,  donde  antes  se  vestían  los artistas, Andrés Carramiñana  habilitó el lugar y se lo arrendó a una radio comunitaria. Una radio que no estuvo tanto tiempo. Y el espacio quedó vacío pero la idea tentó a la Placeres.

Había que amononarlo nomás, y me dicen: “Eliana, ¿Tu cachai al Carramiñana?”, y yo digo sí, lo conozco. “¿Por qué no le dices que andamos buscando un lugar para levantar la radio?”. Yo hablo con el Andrés y me dice que ningún problema que vaya a hablar con él y se arrienda la parte de abajo, que estaba prácticamente hecha porque estaba la otra radio. 

En un rincón de la Avenida Alemania, se encuentra el Teatro Mauri. Una postal detenida en los años sesenta, nostálgica de la época de oro de los cines de barrio. Esas con boletería y telón de terciopelo rojo. Por un costado del teatro, se divisa un pequeño callejón. Los mitos cuentan que era el camino predilecto de Pablo Neruda para entrar a su casa, La Sebastiana. También era parte de las coordenadas para llegar a la Radio Placeres.


*** 

No era extraño encontrarse con el Vikingo, el terror de la Placeres. Un hombre grandote, que comenzaba a festejar los días jueves y terminaba los sábados. Cuando llegaba a la radio, interrumpía las transmisiones, cantando, hablando o exigiendo que pusieran temas musicales. 

 Un día llegaron y cerraron la puerta, para que no entrara a la radio y el loco se enojó y le pegó un combo a la puerta. ¡La botó! Y los hueones se cagaron de miedo, estaban poco menos debajo de la mesa. ­ dice Divach. 

El terror de la Placeres  era un auditor del sector, que no tenía reparos, como un buen Vikingo, en exigir lo que quería.

El decía, tócate este tema, porque yo quiero cantar y entonces armaba atados a cada rato. Me decían, para que veas que la radio es pluralista, que tiene todo tipo de gente como este hueón ­  dice Divach.

Desde  una  estrecha  cabina  con  cajas  de  huevo,  se  gestaban  programas  diversos, contestatarios, informativos y delirantes. La pequeña sala, cubierta de posters, fotografías y mensajes combativos, era un desfile de personalidades del barrio, auditores, bandas de rock, célebres invitados y personalidades de Valparaíso.

Iba pasando gente, pasando gente al Teatro Mauri de Valparaíso. Visitas y más visitas. Algunos no teníamos idea cómo llegaban, pero llegaban y tenían las puertas abiertas­ Dice Divach. 

Con Led Zeppelin, Black Sabbath y Lucho Barrios de fondo, discutían al aire sobre compra de armas, política internacional, sobre Eduardo Frei o la captura de Menem. 

De cualquier cosa podíamos armar todo un mundo, o sea, lo podemos armar. Era un poco esta cosa de entrar al aire como en el teatro, construíamos, probando, jugando… wua, wua, wua… esto y esto. Colocabas una música y después echábamos la talla entre medio, o por ejemplo yo, enrollaba un pitito y ufffff ahí al micrófono y que se escuchara más fuerte. ¡Colócale más nivel! y todo, echando la talla.­ dice Divach. 

La  adrenalina  de la transmisión  diaria, la posibilidad  de crear desde la trinchera  de la libertad, pasaba por las venas como una inyección de energía para el colectivo. 

O sea, ahí estás comunicando, en un espacio realmente libre, libertario y más encima, más que libre, es libertario porque cuando piensas en los demás, es libertario. Buscas proyectar esa sensación de libertad en el resto­ dice Divach. 

*** 

En los estudios de la Placeres, se transmite el programa “Bazar Infierno”. Es abril, fin de semana de resurrección y como es tradición en Valparaíso, se hace la “Quema de Judas”, una fiesta popular donde se venga la traición de Judas Iscariote.
Los invitados de esta edición, Kafarenass, una banda de rock del puerto, acomodan sus instrumentos.  No  están  solos,  comparten  escena  con  un  muñeco  del  tamaño  de  un hombre, relleno de paja y monedas, vestido con ropas recolectadas de algún lugar. 

Guitarras rabiosas y una batería galopante… son los acordes de “Mujeres Mujeriegas”. El ruido sale desde el Teatro Mauri, a todo Valparaíso.

Quizás yo no tengo razón, esta generación está fuera de control, mujeres mujeriegas buscando  que  hacer,  los  hijos  del  odio  también­  recita con voz de anciano Corralito, vocalista de Kafarenass. 

Una suerte de locura colectiva se apodera de la banda y los presentes en el estudio. El judas, salta de un lado a otro.

Noo… quemamos al judas en vivo y de repente los locos me estaban quemando a mi también al aire… ¡Y te vamos a quemar! ¡Wuaa! Así pelando el cable. Tú entrabas a ese estudio y tenía que tener colchones en las paredes­ dice Divach. 

Para Divach, la experiencia de salir al aire es totalmente disfrutable y liberadora. 

Cuando se conforma un grupo, y como que el grupo está en la misma, la comunión es muy  buena.  También  ahí  apela  mucho  a las amistades,  la convivencia,  el cariño, los sentidos comunes y como te decía esa sensación de libertad. Que te llama mucho, así ooh. Dan ganas de decir, con todo lo que está pasando allá afuera, construyamos algo aquí, en esta piecita, que sea distinto. Pero, la hueá sale al aire, entonces te levanta el discurso­ dice Divach.

***

Operación Silencio

¡Oye cabro! ¿Cachai dónde transmite una radio aquí?

No. Yo no soy de aquí.

La pregunta la hacía un policía de la PDI desde un auto a Iván. Iván, que sí era de ahí, y que sí sabía. Porque Iván tenía un programa en la radio Placeres con equipos de fútbol de los barrios del puerto. Iván, que había ido a la radio para hacer su programa pero que no pudo, porque  el  candado  estaba  cambiado.  Iván,  que  estaba  esperando  en  Av. Alemania  a Sandra, de la comisión técnica de la radio, para ver qué hacían con el tema del candado. Iván, que no sabía que, gracias a una curadera de otro radialista, Danilo, estaban a punto de salvarse de un allanamiento.

*** 

La noche anterior, Danilo se fue de juerga con Sir Divach Drake. Recuerda que terminó algo mareado en un mirador de la avenida Alemania y que unos niños se reían de él. Jura que lo molestaban. Cree que tal vez, quizás, probablemente, los niños le robaron las llaves de la radio. Que por eso no las tenía en el bolsillo de su pantalón. Que llamó a Divach, y le dijo que, por razones de seguridad, era mejor cambiar el candado de la puerta. 

Lo hizo, pero no le avisó a  nadie. 

Y al otro día, cuando Iván trató de abrir el estudio ubicado, en ese entonces, en el teatro Mauri, simplemente no pudo. Las llaves no calzaban con este nuevo candado. Indignados, todos gritan por teléfono. 

A mi me llegó. Me retaron. Me decían “¿Pero cómo no puedes avisar que cambiaron el candado, cómo no dejas copias de las llaves?”­ dice Divach. 

Y los tiras entran a la calle del Mauri, y le preguntan a un tipo que tenía un negocio cerca dónde transmite una radio. Y el tipo les dice, “sí, la radio Placeres, ahí más abajo”. Y los tiras van y se ponen a golpear, pero no hay nadie.­ dice Eliana. 

Te juro que si no es por esa cuestión preventiva que tenemos, a mi taita lo pillan adentro de  la radio. Los ratis entran, se llevan los equipos y se para la hueá. Porque en ese momento  no teníamos  ni antena de repuesto,  ni transmisor  de repuesto.  Nada. ­ dice Divach. 

Ese día, un operativo desmanteló dos radios comunitarias en Valparaíso. La Operación Silencio ­como la llamó la PDI­ cerró la radio UV15 del cerro Las Cañas y la radio 2000, del cerro Montedónico. La tercera en la lista era radio Placeres, que se salvó por la borrachera de Danilo. Ya nadie gritaba por el episodio del candado.  

El  día  anterior  marcó  la  continuidad  de  la  radio  Placeres,  y  te  juro  de  que  no me arrepiento en ningún momento de haber chupado con mi amigo Danilo­ dice Divach. 

***

Se  habían  salvado  del  allanamiento,  pero  el  lugar  ya  no  era  seguro.  Había  que irse. Escapar. Desmantelar la radio y llevar todo a otro lugar. Rápido. Esperaron a que se fuera la PDI y empezaron su propio operativo. 

Transmitimos  la información  por la radio, y todo el mundo se conmovió  y no sé, se consiguieron un auto, o fueron a poner las manos o ayudaron con un bolso. En 10 minutos sacamos todo lo que había en el lugar­ explica Wu Ming.

*** 

Después  de eso aprendieron.  La radio estuvo en silencio un par de horas, hasta que encontraron otro lugar. Una casa, una oficina, un taller. No se sabe. No lo dicen. Pero, sea el lugar que sea, estaban siempre listos para desmontar y volver a armar la radio. Igual, en ese sentido nosotros estamos preparados, que si nos bajan la transmisión, en 30  minutos  nosotros  estamos  al  aire  de  nuevo. O sea, nosotros en ese sentido nos blindamos un poco. Tenemos ciertos protocolos de emergencia­ dice Wu Ming.
Se hicieron portátiles.  La radio Placeres  transmitía  desde donde podía, con programas grabados. Uno de esos lugares de transmisión era la casa de un amigo, el que sin querer salvó la radio.

*** 

Aprovechando que este amigo era músico, armaron un estudio. Tenían los equipos suficientes,  y  podían  grabar  alguno  de  los  programas  ahí  mismo.  Divach  hacía  su programa desde ahí. Nos referimos a él como “amigo” porque protegemos su identidad por razones de seguridad. 

Después empezó el acoso.

Lo empezaron a seguir, se metían a robar a su casa, y también le hicieron interrogatorios y todo. En un momento fue el loco más expuesto, el que pudo caer detenido­ dice Divach. 

Así que se fue. Después de un tiempo y varios episodios, dejó la radio. El equipo de la Placeres siguió buscando lugares, improvisando estudios de grabación. Ya no transmitían sólo para el cerro Los Placeres, porque ahora se movían de un lugar a otro. Ahora eran de Valparaíso. De todo Valparaíso.

***

Ser ilegales. Ilegales porque no tenían ­ni querían tener­ una concesión de espectro radiofónico. Ilegales por no tener un lugar fijo. Ilegales por seguir sonando aún desde el silencio. Ilegales por una decisión política, una convicción. Ilegales porque tener una concesión es difícil. En especial para la Placeres.

*** 

La democracia del azar

Ahora están en una oficina perdida por ahí. O sea, una pieza, en una oficina partida en dos, donde está la cabina del controlador y el locutorio. Es cuadrada y está llena de posters antiguos de la radio, como cuenta Eliana. Por razones de seguridad ya nadie ajeno a los 15,  30  o  40  miembros  de la asamblea  puede pisar los estudios de la radio. Ni llevar entrevistados  al estudio, ni llamar por teléfono. Hay protocolos  de seguridad  que cada miembro debe seguir. Cada transmisión se debe cuidar de no dar datos como el nombre de los locutores, ni desde dónde están transmitiendo. Así pueden cuidarse un poco de los hostigamientos  de la policía. Si bajan la transmisión,  están preparados para subirla en menos de lo que se acabe el disco que está sonando. Un día se tomó una decisión. Esto es transmitir desde la ilegalidad.

*** 

La ley N° 20.433, que crea los servicios de radiodifusión comunitaria, es clara. Desde su promulgación en abril del 2010, dice que estos son los grupos a los que se les permiten postular a una concesión radial comunitaria. 


  • Un sindicato. 
  • Una junta de vecinos.
  • Una Asociación gremial.
  • Una comunidad indígena.
  • Una organización comunal de consumidores. 
  • Una ONG inscrita en el Registro Nacional de la Discapacidad.
  • Una organización deportiva.
  • Una organización de mujeres.

¿Qué etiqueta podría cobijar a un proyecto como radio Placeres?


  • Un par de ex­miristas con un proyecto político extrainstitucional.
  • Un grupo de ciudadanos aburridos de los discursos oficiales.
  • Una comunidad que no escucha su voz en los medios tradicionales. 
  • La importancia de una individualidad frente al sistema.
  • Una voz y su particularidad. 

*** 

El 21 de septiembre de 1990 y con motivo de la celebración del día del trabajador radial, Patricio Aylwin hace memoria sobre su relación con la radio. Dice el ex presidente: 

Durante muchos años, hace ya bastante tiempo, esto debe haber sido por la década del 50, yo fui abogado de la Asociación de Radiodifusores de Chile. Como tal, colaboré en el estudio del proyecto de ley para regular la radiodifusión en el país, y posteriormente, en años  más  recientes,  seguí  colaborando  con  la  Asociación  y  le  puede  hacer  algunos informes  en  derecho  sobre  problemas  que  afectaban  a  los  radiodifusores.  Con  este motivo, tuve oportunidad de conocer a muchos radiodifusores a través del país, y conocer sus  inquietudes  y  los  problemas  que  afectan  a  la  radiodifusión,  especialmente  a  las pequeñas  estaciones  de  provincia.  (...) Yo diría que en los años más duros que vivió nuestra Patria en el pasado inmediato, la radio fue el principal oasis, o canal, a través del cual se ejerció cierto espacio o ámbito de libertad, y se pudieron expresar opiniones y, sobre todo, se pudo tener conocimiento de lo que ocurría. (Aylwin, 1990). 

La primera parte de la ley se aprobó en 1990. La ley General de Telecomunicaciones, N°18.168, entregaba concesiones radiales por periodos de tiempo de hasta 60 años. La concesión se entregaba, pero muchas veces no era ocupado, provocando una saturación artificial del dial. Según el estudio Pluralismo en las comunicaciones chilenas: Deudas de la democracia  en materias de libertad de expresión, de la ONG ECO, “Esto impedía a otros interesados la posibilidad de acceder esas concesiones. En el caso de la forma de obtención  de  concesiones,  el sistema opera por el simple trámite de presentación  de proyectos, siguiendo en general un orden de prelación. Se constata además que la Ley no incorpora  en  su  normativa  sanciones  claras  hacia  quienes  operen  frecuencias  sin autorización de la Subsecretaría de Telecomunicaciones” (Ortega, 2009). 

La ley se modifica en 1994 y crea la categoría de Radio de Mínima Cobertura para las emisoras locales e indica que “no deben tener fines de lucro, deben tener un rol educador y deben darle voz a los sectores marginados del espacio mediático comercial.” (Ortega, 2009), según indica el mismo estudio de ECO. La ley dispone que si un medio comunitario quiere salir al aire no puede tener una antena más grande de seis metros, que transmita con una potencia de 1 kilowatt. La geografía misma de Valparaíso hace difícil cumplir con este requerimiento. Si vuelven al aire le pueden quitar todo, pero radio Placeres se arriesga igual. Aunque sabe cuál puede ser la mayor consecuencia. 

El problema es que te quitan los equipos y tu sabes que no solamente los equipos, sino que se lo entregan a la ARCHI y si la ARCHI quiere quemarlos, lo hace. ¿Ustedes sabían eso? Es súper jodida esa cuestión.­ dice Eliana.

*** 

Independiente de las condiciones que la ley establece, la Radio Placeres se ha presentado a concurso  público, al menos tres veces. Desde el año 1995 en adelante se hicieron inversiones para ajustarse a las normas técnicas, para contratar inspectores, abogados y presentarse  así,  con  todas  las  de  la  ley,  al  concurso  público  de  la  Secretaría  de Transportes y Telecomunicaciones. 

La decisión la toma una tómbola. Una tombolita.  Más bien una bolsa desde donde se sacan los limitados cupos disponibles para la radiodifusión comunitaria. Y a pesar de lo insólito del proceso, igual se hicieron los esfuerzos por ajustarse a la legislación, como recuerda Wu Ming: 

En  el  momento  que se siguió el conducto  regular tampoco llegamos  a ningún lado. Gastamos pura plata. Había que hacer viajes a Santiago, hubo que traer un técnico para que midiera los volts de la antena, que calibrara el transmisor. Esto fue en durante el 2004 y 2005. Y en ese tiempo se gastaron como 600 lucas en puras hueás. Porque son 600 lucas que, en ese tiempo, podrían haber servido para haber pagado dos o tres meses de costos fijos que tenemos. Y claro en ese momento habían cabros que decían, yo creo que podamos salir a la calle, que podemos dar un número de teléfono, que nos puedan visitar en el estudio. Por eso es que se empezó a hacer todo ese proceso burocrático y en paralelo lo hicimos igual. El estudio se abrió, se puso un número de teléfono. La gente llamaba, los músicos, los actores, las artes en general. Iban a difundir sus actividades y bacán, pero en un momento no se pudo más.

A la radio Placeres nunca le dieron la concesión y desde el último intento de allanamiento por parte de la PDI, decidieron transmitir desde la ilegalidad. Eliana lo explica así:

La Placeres, con más 20 años al aire, se ha hecho muy conocida. Y eso que no tenemos la concesión. Porque para tenerla, tú postulas y después caes en un bingo, y nuestra bolita nunca ha salido en el bingo. Yo creo que tiene como un chicle la nuestra, porque siempre salen las otras. Por lo tanto nosotros nunca hemos estado legales. De hecho, nosotros hace  poco  nos dimos cuenta que siempre la ley fue muy mala, entonces  ser legales tampoco nos interesaba mucho. Pero igual dijimos bueno, para que no nos persigan más. Pero la segunda ley que salió el año pasado o antepasado, era igual de mala. Cambiaron algunas  cosas,  pero  igual  no  nos  servía  ni  ayudaba  en lo absoluto.  Porque nosotros necesitábamos más que eso, y hacemos más que eso. Así que al final dijimos, dejemos de preocuparnos, porque si nos legalizamos igual seríamos infractores, y ahí nos pueden venir a buscar tranquilamente  porque si te legalizas  tienes una dirección fija, entonces sería ser infractores y decir “miren, estamos acá”. 

Hay una cuña que tiene bastante rotación en la radio. En ella, se informa a los auditores cómo funciona el sistema de concesiones: 

Ahí va, se va, se va, ahí viene la tóooombola dos y dos patitos, veintidós
cuatro y cuatro son ocho, pinoocho, solito el uno, y se fue la tómbola 

Con este método la Subsecretaría de Comunicaciones  otorga frecuencias de mínima cobertura a los ciudadanos que se organizan para hacer una radio. 

Solito el uno, no ganó, es ilegal. Confísquenle los equipos, se va del dial. 

Radio placeres, en contra de la democracia del azar. 

***

Wu Ming, a veces, es optimista: 

Al ser el 87.7 legalmente igual podría pelearse, porque el dial parte en el 88.1. Entonces nosotros  estamos  fuera  del  dial.  Nosotros  somos  alegales,  no  ilegales.  Igual  es  un argumento que jurídicamente podría tener asidero. Un fiscal amigo quizás, podría dejarlo pasar, pero... 

*** 

La  Declaración  Universal  de los Derechos  Humanos  es clara. En su artículo 19 dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”

Sin embargo, en Chile, la legislación acota este derecho. Bajo la denuncia de transmisión ilegal, muchos radialistas han sufrido persecución y enjuiciamiento. O por lo menos lo era hasta el 12 de junio de 2012. Hasta ese martes, la Ley General de Telecomunicaciones 18.168, en su artículo 36 B decía lo siguiente: 

“Comete delito de acción pública:

a)  El  que  opere  o  explote  servicios  o  instalaciones  de  telecomunicaciones  de  libre recepción  o de radiodifusión  sin autorización  de la autoridad  correspondiente,  y el que permita  que  en  su  domicilio,  residencia,  morada  o  medio de transporte,  operen tales servicios  o instalaciones.  La pena será la de presidio menor en sus grados mínimo a medio,  multa  de  cinco  a  trescientas  unidades  tributarias  mensuales  y comiso de los equipos e instalaciones.” (BCN, 1982). 

“Todo  el que va a la radio a trabajar sabe que eso puede suceder”,  dice Wu Ming, y continúa: 

Estaba un compa al aire, llaman por teléfono y dicen, “Oye hueón, va la PDI para allá en dos minutos”. Corta y chao. Cortó y rápidamente hubo que salir de ahí y después mandar a un abogado a ver lo que pasaba, no nos dejaban ver la información. Después había que ver los cargos y había caleta de cargos en contra. Desde el básico que es la usurpación de  espectro  radioeléctrico  hasta  ley de seguridad  interior del Estado por amenazas  o injurias contra autoridades. Es amplia la gama de cargos que se pueden hacer o que han tirado. 

La ley que duró hasta el martes, cambia el miércoles  13 de junio de 2012. Se busca acabar con la criminalización a las radios comunitarias amparadas en el artículo 36B. Se propone suspender las penas de cárcel para la radiodifusión sin licencia, y el carácter del delito, que de acción pública pasa a acción privada. Aún mantiene multas y comiso de equipos en caso de reincidencia. Pero al menos la indicación se aprueba por unanimidad en la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados. Sin embargo, Wu Ming mantiene sus reparos: 

A ratos hay una tranquilidad media extraña. A veces es bien tenso porque sabes que te están buscando, que quieren entrar a reventar una casa o un estudio y no pueden hacer nada porque tampoco puedes, no sé, salir gritando y poner un recurso de amparo, porque tendrías que dar tu verdadero nombre, tendrías que...

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Piden juntarse en la plaza Aníbal Pinto.
Cada entrevista con los miembros de Radio Placeres de Valparaíso parte frente al monumento a Neptuno en la plaza Aníbal Pinto.
  
Después,  en  una  terraza  en  la  subida  Cumming,  bajo  las  obras  de  un ascensor  en reconstrucción, en alguna esquina del cerro Alegre, o en alguna escalera del cerro Concepción. 

Todos lugares públicos, solitarios, donde las preguntas santiaguinas se interrumpen para saludar a un vecino, o para correr a un perro vago. A los de la radio, les da igual. Es como si fueran parte del paisaje o el paisaje no se pudiera separar de ellos.

Cada colectivo que acelera para subir los cerros retumba en la grabadora. Si uno escucha la Placeres, se encontrará con los mismos ruidos, las mismas voces. Todo lo que suena en las calles estará entre canción y canción. 

Y a pesar de eso, dicen que desde que transmiten desde la clandestinidad a la radio le falta calle. No hay entrevistas en vivo, ni bandas tocando, ni amigos que lleguen a celebrar su cumpleaños en vivo y al aire. Ni hablar de los míticos culturiscales. Una combinación entre  cine  en  su  casa,  mariscal,  informativo  y  tomatera.  Vecinos  aglutinados  en  las oficinas de la radio pasando una tarde junto a los locutores de su estación favorita. 

Hoy, nada de eso es posible. Es mejor esconderse, caminar rápido, usar chapa, camuflar la  antena,  el  estudio, no tener teléfono, dispersarse  por los cerros de Valparaíso.  Ser efímeros como las ondas radiales. 

Sacrificar todo, pero estar. Protegerse, pero estar.
Sintonizar el 87.7 de la FM, y sonar.

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La gente pasa y la radio queda, pero... SATA
Hola soy Sata, me presento, estudiante… espero no serlo eternamente. 

Sata está saliendo de la carrera de antropología,  y llegó hace siete años a Valparaíso desde Punta Arenas, en la ­como él la llama­ “República Independiente de Magallanes”. 

Y entré a la radio hace más o menos cinco años 

A la Placeres  llegó por unos compañeros  de universidad  que le propusieron  hacer un programa para la radio. Presentaron el proyecto a principios del verano de 2008 y como no les dijeron nada, la idea quedó olvidada por el resto del verano. Hasta que los llamaron. 

Me dijeron “Oye tienen que venir a salir al aire tal día para que empiecen a hacer el programa”.  Así que bacán, yo no me integré al principio, pero al segundo programa ya estaba dentro del sistema este de la radio cuando funcionaba allá, en el Teatro Mauri. 

Y así se volvió parte de la Placeres. Pero no sólo quería estar en un programa, sino que quería formar parte de un proyecto distinto a los medios que ya conocía. 

Yo soy de Punta Arenas, por eso yo no sabía que existía la radio. Después cuando llegué a Valpo la escuché por un tiempo, y después entré a la radio. Me pareció buena, bacán la radio, lo que se dice en los programas, hay harto hueveo pero también hartas verdades que otros medios esconden. Todo el rollo de estar en contra del duopolio comunicacional. Entonces es un tema que igual tiene su propio sentido, tiene un sentido bastante profundo. 

En radio Placeres se escucha algo de contrainformación. La voz del puerto, la voz de los sindicatos.  Es  posible  escuchar  a  las  organizaciones  sociales,  a  las  minorías,  a  los grupos menos representados en el sistema tradicional de medios.

Hoy deben haber 20 programas, que es mucho. Son las diferencias con las que funciona la radio en relación a otro tipo de radios. Porque la Placeres es un medio. Somos una plataforma para informar, para decir lo que otros medios no dicen, para estar junto a los que luchan. Desde distintos lugares, desde distintas formas. Apoyando a los estudiantes, a  los  trabajadores,  sobre  todo.  Denunciando  la  represión  y  opresión,  del  estado,  del gobierno,  del  gran  empresariado.  De los hueones que roban el agua, de los ejércitos militarizados que van a allanar comunidades, de la gente que está hasta el cogote con la construcción de Hidroaysén en el sur, con el problema de los campesinos en Huasco.

Según Sata, esto tiene que ver con la organización de radio Placeres, en que todos tienen espacio para opinar y decidir.

Nuestra orgánica ha demostrado ser la consecuencia de lo que nosotros decimos, que sea una asamblea la que decide, que trabaja por comisiones. Es una práctica donde sin duda  estás  generando  un  cambio  en  cómo te relacionas.  Como tú colectivamente  te relacionas con los otros y ejerces relaciones sociales con los otros.

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A las 9 de la noche del 24 de mayo de 2013, el Centro Cultural y Deportivo Trafón, en avenida Francia, se llenó de gente. La radio Placeres había organizado una fiesta ahí para recaudar fondos. Aprovechando que la banda argentina Kumbia Queers estaba de gira en Chile promocionando el disco Pecados Tropicales, decidieron hacer el lanzamiento oficial en una fiesta de la Placeres. Los radialistas conocían a la banda argentina desde hacía tiempo.  Ellas  han  tocado  varias  veces  para  eventos  de  la  radio  y  tenían  una  buena relación. La primera fue en el teatro Mauri, donde las Kumbia Queers tocaron hasta las 5 de la mañana.

Estaba difícil. Nadie las podía bajar del escenario.

También  consiguieron  hacer el lanzamiento del libro “Resistencia: registro de la cultura punk rock subterránea”  de Patricia Pietrafesa  y la muestra de un documental sobre la temática del libro. Además, estaban invitadas las bandas Arpías del Puerto ­de hip hop­ y Portaligas ­punk rock­ de Santiago.
Las entradas se podían comprar en locales “amigos” de la radio, como Psicoactivo, el Bar Canario y el kiosco de Pedro, frente a la plaza Aníbal Pinto. En un par de días, se habían acabado.

A las 12 de la noche, el lugar ya era una fiesta. 

Gente   bailando   al   ritmo   de   Portaligas,   personas   ojeando   el  libro  lanzado,  otros comprándolo. Algunos tomando café, otros piscolas. Todos hablando, todos riendo. Y la radio emitiendo en vivo el evento por la 87.7 FM. Las Kumbia Queers mezclándose entre la gente.  De  no  conocerlas,  pasarían  por  unas  asistentes  más  a  la  fiesta.  De las seis miembros  de  la  banda,  algunas  estaban  comprando  comida,  otras  hablando  con  los radialistas, mientras alguna daba una entrevista improvisada para los auditores de la radio que aún no llegaban o que no pudieron ir.

Y se subieron las Kumbia Queers al escenario.

Y el galpón que es ese Centro Cultural se convirtió rápidamente sólo en baile, sólo en música.  Todas  las  personas  se  acercaron  al  escenario,  mientras  Diablo,  uno de los radialistas,  les  decía  a  los  radioescuchas  que  todavía  podían  llegar.  Que  de  Kumbia Queers quedaba para rato. Y era verdad. La fiesta duró varias horas más. Las argentinas se bajaron del escenario y el público las hizo subir de nuevo. Una de las cantantes hasta se sacó la polera. La gente no se quería ir.

Fue un concierto como pocos. De esos donde la gente escucha la música, baila, y jamás se atrevería a sacar un celular para grabar.

Incluso cuando las Kumbia Queers se pudieron bajar del escenario, la gente no se fue. Empezó a sonar música envasada y todos siguieron bailando. Bebiendo. Comiendo.

Al día siguiente, algunos miembros de la radio Placeres volvieron al galpón. Tenían que limpiar y ordenar el lugar que habían ocupado. Sacaron cuentas. Lo que ganaron con la fiesta les servía para mantener tranquilamente la radio viva por unos meses más.

No  necesitan  fondos  públicos.  No necesitan  ayuda del Estado. Radio Placeres  puede mantenerse sola. Y ese ha sido su principal logro.

Nuestra radio tiene una orgánica diferente, donde no existe una relación mercantil. Donde no hay una relación en que uno manda y el otro obedece. Acá construyes con el resto, discutes.   Por favor que no se entienda como el paraíso del hippismo. Tienes peleas, discusiones, te enojas, pero si no lo haces, ¿De qué otra manera puedes ser honesto? ¿De qué manera más puedes seguir trabajando? Nosotros estamos más allá de eso. El cuento es diferente.
  
WU MING
  
Wu Ming es periodista. Es de Santiago. Es de los que prefiere no dar mucha más información. Es, también, de los que participó en las transmisiones desde las tomas del movimiento estudiantil en 2001. Es, también, de los que ha vivido la persecución.

A veces van a la casa y te dicen “nosotros sabemos que tu eres de la radio, tenemos grabada  tu  voz,  te  hemos  visto,  no  sé,  rayando  paredes con la consigna  y además, tenemos información que te asociaste con anarquistas, mapuches y no sé qué otra cosa y te vamos a cagar y la hueá”.

Wu Ming lo ha escuchado de varios compañeros. Que va Carabineros, que aparece la PDI. A veces de uniforme, otras, usando otros métodos.

A dos compañeros les pasó con dos chicas de la PDI que los fueron a ver a la casa y le dicen: “Hola, cómo estay”, y después ¡paf! “Somos de la PDI”. O compañeros que de repente están curados en la calle, un clásico, uno puede estar curado en la calle, y te ven los pacos y paran y te sacan la chucha y te dejan tirado. “Mándales saludos a los de la radio”, te dicen. Cosas así. 

Por eso hay que tomar medidas. Ser responsables. Cuidarse.

Algunos que cachan menos no toman ciertas medidas de seguridad que son mínimas, como no decir desde dónde estás transmitiendo como “Hola, aquí estamos desde el cerro Alegre, aquí con vista al cementerio, con tres chiquillas transmitiendo en vivo”. 

Es obvio que podrían llegar en cualquier momento y, por lo menos, quitarte los equipos. Y no sé... nombres, números de teléfono, cosas como dónde nos vamos a juntar para la asamblea, jamás se dicen. Si llegan los pacos a una asamblea y estamos los treinta, ahí sí que sería complicado. Porque también hay gente que perdería sus pegas. Hay otras personas que tienen familia, que si los llevan en cana un día, dos días, tres días... ¿Cómo le explica el papá al cabro chico que la mamá está en cana?  

Porque la radio Placeres, como cualquier otra radio no comercial, es precaria. Dependen de los equipos, de la gente que trabaja en ella y, en su caso particular, que no se sepa dónde están. 

Hay que saber que es atado, porque cuando uno está haciendo un programa en vivo, y escondido,  uno sabe que pueden llegar los pacos o los rati a la casa a allanar. Y es simple, te llevan en cana, te confiscan  los equipos y listo, te bajan la transmisión. Ahí quedó la radio. Igual por eso nosotros tenemos un sistema para volver a transmitir si nos bajan, pero eso es todo lo que voy a decir. 

La  radio  Placeres  depende  de  su  gente.  De  los radialistas  que tienen que cuidarla y cuidarse entre ellos. Todos los días, todo el día. En cada transmisión y reunión. 

Si la gente va a ser responsable en torno a lo que dice y hace, ponemos el estudio; recibimos gente y todo. Mientras no haya eso, yo creo que hay que seguir como estamos. Porque sé que hay muchos que son, no sé si irresponsables, pero si más volados. No puedes decir que te vas a juntar, por ejemplo, el martes a las 10 de la noche en la casa de Alfredo, es demasiada información. Tampoco uno puede decir, “Se cayó la señal, ¿Alguien puede subir a la casa de la Josefina a arreglar la antena?”. No se puede, estás dando mucha  información.  Y  hay  gente de la radio que dice “Ay, ¿Pero cómo se van a dar cuenta?”, bueno, porque hay hueones que están trabajando para darse cuenta. Les pagan por eso, hacen estudios para eso. No hay que hacerles la pega fácil. 

DIVACH

En la plaza Aníbal Pinto a eso de las 3 de la tarde debería aparecer Sir Divach Drake. O Ricardo Salazar, pero nadie lo conoce por ese nombre. Desde que se autobautizó como Divach,  no  hay  vuelta atrás. Él conduce la franja informativa  de radio Placeres  por la mañana y El Galeón Clandestino los domingos por la tarde. 

Su melena es inconfundible. Los rulos disparatados en todas las direcciones no pierden forma  ni  con  el  viento,  ni  con  el frío. Parece un personaje  salido Tank Girl, el cómic británico  sobre  una  niña  fugitiva  que  vive  en  un  tanque.  Unos  pantalones  de  buzo abombachados.  Calcetas  chilotas  entre  bototos  militares.  Chaqueta  de  cuero  y  tanta energía arremolinada que le sacaría una sonrisa hasta al punkie más rudo del puerto. 

1991. REM. Out of Time, cuyo álbum original... bueno, en el compac aparecen las letras así, ¿viste? Pero creo que en el cassette en un principio lo colocaban así y luego asá. El disco tiene amarillo y tiene el sello. Esa misma cuestión cambiaba. Unas veces era así y otras veces era asá. Era muy raro. Lo más probable es que alguien estuviera borracho a cargo del Photoshop. 

El disco suena en El Ritual. Un desayunador, bar, restaurant cuya ventana recibe, hace once años, con un cartel pintado a mano que reza “abierto (no es caro)”. 

Las paredes, empapeladas con partituras fueron idea de Ana, la dueña, que también tiene un programa en la radio. 

Yo desayunaría sopa muerto de la risa. Lo que pasa es que me toca levantarme muy temprano. Con un poquito de arroz, una papita, una zanahoria, y después una cremita. Así, feliz en la mañana, te juro. Hasta sería mejor que el famoso té con pan, que yo abandoné porque ahora estoy comiendo, ¿cómo se llaman?... galletas de avena. 

Ricardo, alias Divach, no está a dieta. Todo es parte de un plan de su calculada mañana. Además de comenzar las transmisiones de radio Placeres, a las 7 de la mañana, debe correr a su trabajo en radio Valentín Letelier. El informativo ahí comienza a las 8.30.

Lo que pasa es que cuando locuteo en radio temprano, tomo aire por el estómago. Así como los cantantes, para tener la voz más llena, tomas aire por el estómago. Pero tienes que estar liviano de la guatita. Entonces,  claro, no me puedo comer por decirte, unos huevos fritos, que son de lo ricos del desayuno. Eso sólo lo puedo hacer el fin de semana. O unos panes con queso, así calientitos. O unas empanaditas de queso. Pero no lo puedo hacer. Sólo el fin de semana. Entonces, por las mañanas, en la semana cuando trabajo, galletas de avena. Y con eso ando bien.

Una buena técnica igual...

Si, tanto la técnica como el desayuno está bueno

Divach se levanta a las 6 am, o un poquito antes. Pone la radio Cooperativa y escucha a Sergio Campos. Un poco de Jarabe de Palo, o Francisca Valenzuela. No le molesta. Bueno, la otra vez colocaron, Buscando un Símbolo de Paz de Charly García y después, altiro Mariposa Technicolor de Fito Páez. Ahí noté que había una radiocontrolador en vivo porque dijo, a este tema, le voy a pegar este otro que es como lo mismo, una cosa así debe haber sido. Estoy seguro. Uno lo nota. O a veces uno escucha a la Amy Winehouse y después a la Francisca Valenzuela. Entonces más o menos ahí te dan las 6.20. Ahí ya estoy  levantado,  comenzándome  a  duchar.  Entonces,  por mientras,  estoy ordenando, viendo la arena que tiró la gata por toda la casa. Y en la Placeres salgo al aire a las 7 de la mañana. 

Divach dice que luego de la entrevista debe grabar el Galeón Clandestino. Es el programa al que más le tiene cariño porque está a libre disposición de cualquier radio comunitaria que quiera usarlo. Para armar pauta, prefiere llevar temas propios. No lee diarios. Sabe que son necesarios, pero no le gusta. 

También hay una cuestión ideológica que me motiva. Ese es el poder del diario. El estar en el escritorio de cada loco con toma de decisiones en este país. Ahí está. Y no te voy a negar que en esa misma lógica uno debiera leerlos.  Hay que hacerlo. Tal vez, no lo hago por  una  mala  formación,  o  no  sé,  de  ‘taimao’.  A  veces  me  gusta  cuidarme  porque justamente te pautea el trabajo del día. 

Divach, cuando sólo era Ricardo Salazar, estudió periodismo en la Universidad Católica de Valparaíso. Retrasó su tesis durante dos años, porque se enamoró de la radio Placeres. En esa época, igual que ahora, todo se podía hacer en la radio. No hay jefes, ni línea editorial. La idea es experimentar y asegurarse de que la radio siga transmitiendo. 

En la radio son pocos los periodistas. Hay sociólogos, historiadoras, antropólogos y dirigentes  sociales.  Es poco el trabajo periodístico  que se realiza. Pero Divach intenta hacerlo, desde su particular  mirada, dándole voz a los discursos  que no salen en los medios tradicionales.

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Pero nooo... ¿Cómo me preguntan por la línea editorial de la radio? El unicornio azul.

¿Por qué no me preguntan por el unicornio azul? ¿Cuántas veces lo hemos colocado en la radio? Yo no lo he escuchado nunca. Que yo recuerde, nunca.

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En radio Placeres hay mucho de artesanía. Cada programa se arma a pulso por cada uno de los integrantes del colectivo. Es una de las bondades del sistema de la Placeres. Aquí todos aprenden. A locutear, radiocontrolar, producir, apoyar.

Esa sensación de libertad, te llama mucho. Sacándole jugo a la cabeza, sacándole jugo a  la voz, sacándole  jugo a la música. Y eso, te deja muy lleno. Muy lleno. Porque uno estudia periodismo. Pero, ¿Cuándo hace periodismo? ¿Cuándo, te pones como zapatero remendón, en la aguja y el hilo? Con cada palabra tú estás levantando un ladrillo, y estás construyendo algo. Y no dejo de pensar en eso, cuando de repente, estoy saliendo al aire.

Una de las particularidades de la radio es que es discurso, pero también plataforma. Se presta  para  amplificar  opiniones,  pero también cambia a quienes la emiten. Divach lo define así: 

Eso es lo que motiva colocar la radio. Porque ese mismo discurso tiene que tener una plataforma. No solamente política. Más que política, también es una plataforma técnica. De esa misma manera la misma radio se va generando como en un punto de encuentro de los diferentes temas y se genera un espacio. Entonces, ¿Qué es la radio? Un medio de comunicación. Una organización política, también. Es una radio también, me entendí... Es todo eso junto. Es imposible poder llegar y separarlo.

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La radio Placeres no maneja estudios de mercado, ni contabiliza audiencias, ni conoce el total alcance de su señal. Sin embargo, Divach, tiene sus conclusiones:

¿La radio es escuchada? Sí, la radio es escuchada. ¿La radio es de Valparaíso? Sí, la radio tiene una identidad  porteña. ¿La radio trata de levantar un discurso distinto a los otros? Sí, también. Aunque sea por pelá de cables de la gente que está al aire, no importa. Trata de levantar un discurso distinto. Y en esa cuestión, yo creo que el proyecto es muy AU­TÉN­TI­CO.  Lo  digo así para la grabación.  Muy auténtico.  Eso es una hueá súper importante. Eso no pasa en otros medios de comunicación.

ELIANA
  
Eliana Vidal empezó haciendo “diaritos”. Un amigo que había conocido a Mao llegó con la idea. Una hoja de oficio doblada en dos conformaba un diarito de cuatro páginas. Corto, preciso y ojalá con dibujitos, para contarle al mundo lo que pasaba en Chile durante la dictadura. Una idea que partió en Francia, durante el exilio, y que al volver al país en el 1984 le dio una ocupación para pasar sus días. Llegando a Valparaíso, Eliana instaló una fotocopiadora.

Con una hoja de papel pensaba en cambiar el mundo. O tal vez, las mentes de quienes lo habitan.  Se  licenció  en  comercio  y  ciencias  económicas  y  participó  en  la  reforma universitaria.  Su  historia  sigue  el  mismo  patrón  de  muchos  chilenos  dedicados  al activismo político en dictadura. Un rato en el país 1, un par de años en el país 2, una vuelta a Chile un tanto accidentada y la desilusión que la democracia les dejó. No quedaba otra que moverse. Subir y bajar por los cerros de Valparaíso. Buscarse una tarea. Trabajar con las mujeres del puerto. 

Eliana llegó en el 1996 a la radio por una amiga. Partió con sus diaritos.
Pero un día su amiga tomó sus cosas y se fue hasta Chiapas y terminó haciendo no sé qué cosa con los zapatistas. Y Palabra de mujer, el programa de radio que conducía, cayó en manos de Eliana. Una, dos, quizás tres veces la había reemplazado al aire. Pero nunca imaginó que este reemplazo le iba a durar 16 años. 

Eliana nunca fue feminista. No le interesaba levantar la bandera de las mujeres ni resolver los problemas de su género. Ahora... instalarse como una mujer plena en una sociedad que no se lo permitía, era otra cosa. 

Y en ese tiempo los derechos de las mujeres estaban mucho más invisibilizados que ahora. Entonces había que tirarlos sobre la mesa. Pero junto con eso tienes que entrar en lo que es el proceso total del país. Porque no va una cosa sin la otra. Durante los años 60, si a ti te dicen, oye, hay que hablar sobre los derechos de las mujeres, los militantes de izquierda te decían ¿Qué derechos? Si estoy tratando de que haya un país mejor, y ahí se verá. Incluso cuando tu hablas o cuando escribes “ciudadano”, ¿Y la ciudadana? Esa ha sido una pelea. En el 97, hablar de lenguaje entre hombres  y mujeres…  te quedaban mirando  raro.  Sobre  todo  si  uno,  digamos,  generalmente,  está  en  un  ambiente  de izquierda.  Y los comunistas y compañeros militantes de izquierdas son más machistas que cualquiera. O sea, te miran así, como si fueras una pérdida de tiempo.

Fue así como Eliana definió su línea editorial. La idea era poner en discusión los temas donde las mujeres no estuvieran hablando. Donde no existieran ni en las palabras. Así, cada martes, Palabra de mujer, se dedicaba a narrar las carencias del género. A hacer feminismo sin querer queriendo.

¿Hacer radio? No, nunca me lo imaginé

¿Y por qué lo haces?
No sé. Una vez que te pica el bichito, no hay vuelta atrás. Eso es realmente. Te das cuenta a los dos, tres programas y ya cachai que te fuiste. Que no quieres salirte. 

Eliana, cruza generaciones. Su voz en el dial, acompaña en el tiempo a la Placeres. Es parte de la historia de la radio, de los intentos fallidos por obtener una concesión o del robo de casi todos los equipos en el 1999. Alza su voz desde el Cerro Placeres, el Teatro Mauri y la clandestinidad. Sigue de pie, aún cuando la radio se silencia. 

La mayoría de los proyectos comunitarios tiene gente que en el fondo partió esto y que ya es  mayor.  Dirigentes  mayores,  que  llevan  20  años,  que  no  es  lo  mismo  que  las generaciones nuevas que finalmente hacen esto porque les gusta. No andan buscando un fin  más  político,  donde tampoco hay luchas de partido. Por ejemplo, cuando la Radio Placeres dice: A la izquierda del dial. Ese era un lema heavy, hace 5 años atrás. Pero hoy día, cualquiera se puede preguntar ¿A la izquierda de qué?

¿Cuál es el valor simbólico hoy de  la  izquierda?,  dice  Patricia  Peña,  Magíster  en  Comunicación,  Nuevos  Medios  y Sociedad de la London School of Economics and Political Science. 

Pero  estas  cosas  pueden  pasarle  a  cualquier  radio  comunitaria.  Pero  no  a  la Radio Placeres,  y  menos  a  Eliana.  Ella  misma  se  ha  encargado  de  buscar nuevas voces, nuevos discursos. Su tarea, ya la ve cumplida. Cansada de los horarios, y con el tiempo que  regala  la  jubilación,  estaba  pensando  en  dejar  el  programa,  para  dedicarse  a  la construcción de la memoria histórica de la radio.
  
Además cree que sus temas ya están instalados y no es necesario hablar de lo mal que están las mujeres en la sociedad. Ahora hay que ponerle voz a estos problemas, y son mujeres las que deben discutir.

Por suerte, no es difícil encontrarlas. 

¡Ah! ¿Conocen a la Xime? Yo le pedí que con la Carla se hagan cargo del espacio que yo dejé. Costó, pero Al Rojo Vivo ya está al aire. Y puchas que hablan bonito estas niñas.


XIMENA 

Ximena Muñoz tiene 28 años, estudió historia en la universidad de Valparaíso y en el 2006 integró la federación de estudiantes. Fue Eliana quien la contactó y le propuso que, junto a Carla Amtmann, dirigenta estudiantil de la universidad Católica de Valparaíso, se hicieran cargo del espacio que ella dejaba libre. 

Las demandas de las mujeres y las de género ya se han unido a las demandas del país, entonces, cuando entramos a la radio, en ningún caso nos sentimos herederas de Eliana, porque es un peso muy grande de cargar. Nosotras decidimos partir de cero, aprendiendo, con el compañerismo de todos y todas los que están ahí y tratar, un poco, de tomar el ritmo de la radio, pero haciéndonos cargo y oído de ese llamado que hace la Eliana. Hoy, las demandas no son tan sectoriales, sino que hay una unidad de demandas. Hoy es 30 de junio, y el pasado 27 hubo una movilización nacional que da un poco cuenta de aquello. Que no están los estudiantes, o los portuarios, o los trabajadores y trabajadoras del cobre, sino que esto se está derramando y es una demanda por la humanidad misma. Entonces, el programa nuestro, trata de ser un aporte, pero no es nada nuevo para los temas de la radio, en verdad. Pero podríamos decir, sí, desde voces femeninas, pero sin sectorizarse. Sino  que  nos  hacemos  parte de este gran todo, de esta sola voz, que está pidiendo justicia, espacios paras las mujeres, derribar el capitalismo y volver a la humanidad de la vida. 

Eliana  tiene  razón,  Ximena  habla  con  convicción.  Hasta los radiocontroladores  lo han notado. Acostumbrados al desorden de la mayoría de los integrantes de la radio, la llegada de Ximena y Carla fue todo un aporte.

Uno cuando se sienta ahí y se enciende la lucecita del micrófono, es como ya, estamos dentro de quizás cuantos corazones que están ahí atentos a lo que se diga. Entonces, es hermosa  también  la responsabilidad  de hacerse cargo de esas puertas abiertas­  dice Ximena. 

Para ella, transmitir no nace a partir de una idea propia, sino del eco de la ciudad, de su propia voz. 

Si hoy día nos mira el mundo, en el corazón de lo que nos esta pasando en nuestro país, alguien nos podría decir “oye con todo ese nivel de injusticia, quizás es muy difícil sonreír” Que la radio transmita no es sólo un acto de resistencia sino que transmita con alegría, que  transmita  muerto  de la risa. Haciéndose  cargo también de todos los dolores que tienen nuestros pueblos. 

Cree que la radio es un reflejo de todos los colores de Valparaíso. Que la juventud del puerto, no está en sus personas o sus edades, sino que en la forma en que se vive.  Para Ximena, la radio ya no es patrimonio del cerro Los Placeres, sino que de todos los cerros de Valparaíso, de todos sus rincones hasta el mar. 

Es como cuando se transmite una noticia fuerte, como a una niña que le hicieron un tec cerrado en un desalojo en Valparaíso. O esa vez que yo estaba escuchando la radio, ahí, afuera del Eduardo de la Barra, un liceo muy emblemático de Valparaíso. También hay que hacerse cargo de todo ese dolor. Pero, también con la alegría de la radio. Nadie puede decir que Radio Placeres es una radio amargada que anda con el ceño fruncido, gritando que el mundo es injusto.

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Conclusión

 En un cuarto de página, un sábado 14, el diario La Tercera decía:

“En la tarde de ayer, Canal 13 anunció que habían adquirido dos radios para sumar a su grupo de medios: Horizonte y Oasis, que hasta antes de este traspaso eran propiedad de Julián  García­Reyes.  Con  esta  compra,  la  estación  de  Andrónico  Luksic  agrega  las emisoras  a un conjunto de medios que también incluye el Canal 13C, de televisión por cable, y las radios Play ­que opera desde 2006­ y Sonar, que partió sus emisiones en 2009. Aún no se ha indicado cuándo se hará el traspaso de las señales, porque falta tener el visto bueno de la Fiscalía Nacional Económica” (La Tercera, 2012). 

La venta (y muerte) de dos proyectos como radio Horizonte y radio Oasis no sólo se sintió en la audiencia,  sino en el mercado de las radios comerciales que cada vez se satura más.  No  sólo  es  peligrosa  la  concentración  de  propiedad,  sino  de contenidos.  Tanto Horizonte como Oasis eran proyectos formulados por equipos que apuntaban a un público de nicho, y cuya identidad era sólida por esta causa. La comunidad de auditores fue la más triste. Se quedaban sin música, sin discurso, casi... sin un amigo. 

Cuando  Horizonte  y  Oasis  pasan  a  un  conglomerado  de  medios  como  el  que  está formando Andrónico Luksic, se transforman en radios cuyo fuerte es la música envasada, olvidando otros aspectos del lenguaje radial como la capacidad de informar y entretener. Se reciclan contenidos transversales a todas las emisoras y poco a poco van perdiendo su identidad.

Los procesos de estandarización dan frutos en el negocio de la radio. Es posible mantener más proyectos, con cada vez menos recursos y menos personal.

Es en este escenario en que las radios comunitarias, populares y ciudadanas tratan de emerger. Es difícil pararse como proyecto cuando la ley no les permite tener fines de lucro, mientras las radios comerciales lucran con el espacio radioeléctrico.

¿Por qué se hace esta distinción? No es propósito de esta tesina entrar en esos temas. Quizás la pregunta deba quedar para otra investigación. Lo que si tenemos claro es que las radios ciudadanas, como Radio Placeres, se están levantando a espaldas de estas definiciones porque hay una necesidad de comunicar, mayor a las realidades del mercado.

La académica Patricia Peña dice:

Un proyecto como La Placeres tiene un sentido político. Porque, en un contexto donde además de la lucha por el espacio simbólico que es la comunicación, por dar voz a los sin voz, el fluir de la contrainformación, se pone al servicio de una causa, literalmente. 

Esa causa, que empezó siendo política, amparada en el trabajo social del MIR, hoy en una causa  comunicacional.  Muchos  radialistas  han  sido  perseguidos  y  procesados  por transmitir sin concesión. Y sí, transmitir desde la ilegalidad tienen su costo, el cual, como ciudadanía hemos acordado pagar. Pero lo que tratan de ilustrar la emergencia, una y otra vez, de estos proyectos, es que existe una necesidad de, literalmente, transmitir la voz de una persona en particular, y de la ciudadanía en general. 

Patricia Peña continúa:

Esta lucha ideológica  que había antes por levantar proyectos,  ahora también es una lucha generacional.  Son nuevos cabros que están entrando, nuevas ideas, versus esta antigua gente. 

Es el choque de generaciones el que genera visiones distintas sobre cómo debiera ser nuestro sistema de medios. Que proyectos  como Radio Placeres  se sostengan  en el tiempo es reflejo de necesidades no atendidas por la institucionalidad.

“El gran tema que tienen los modelos comunitarios en chile, es que como no han sido reconocidos,  los  proyectos  han  nacido, se han hecho carne, han vivido gracias a las personas que los han creado y gestionado. Eso, da un sello de muchas personas.”­ dice Patricia Peña, y no puede dejar de ser cierto. Estos proyectos se mantienen a pulso por la voluntad de las personas que los generan.

Pero la radio está cambiando. Una opción es aplicar un modelo gatopardista: cambiar para que todo siga igual. A eso apuntan las radios comerciales  cuando compran proyectos hechos, para dejarles sólo la etiqueta, el gesto, y vaciarlos de contenido.

Las nuevas tecnologías  de la información  nos hablan de un prosumidor.  A lo que nos estamos acercando es a la opción que tiene cada persona para particularizar su camino en el consumo de medios. Aunque cada vez es más fácil generar contenido propio, es difícil darle un sentido común a esos discursos. Algo que nos genere pertenencia a un terreno, a una identidad. En una radio comercial, es difícil estandarizar a una masa bajo esos criterios, pero una radio más pequeña puede armar su propia comunidad.

La otra opción es levantar radios con tantas particularidades  que sea difícil replicar en otras partes, pero que funcionan justamente porque están enclavadas en una comunidad. La gente los escucha, los defiende y apoya en la continuidad.

Si una radio logra que sus auditores luchen por ella, en términos comunicacionales, está haciendo  bien las tareas. Está dejando que fluya la relación entre ella y sus auditores, siendo funcional a sus preferencias. Radio Placeres se acerca a esto después de haber pasado   por   varias   etapas   y  etiquetas   hasta   definirse  sólo  como  un  “medio  de comunicación”.  Creerse el cuento y empezar  a hacer radio. Nada más, pero tampoco nada menos. 

La Placeres  se levanta particularizando las voces que el sistema tradicional de medios obvia. Porque si bien la estandarización de los procesos vino para reducir la incertidumbre y facilitar el trabajo, también arrasó con el componente humano de la individualidad. Y eso se nota en una radio comercial. 

A diferencia de Santiago, Valparaíso es una ciudad más transversal. Basta con pararse en la punta de un cerro para ver el territorio en su totalidad. Es una ciudad menos segregada que la capital y esto es relevante a la hora de crear un medio acá. 

Dice Patricia Peña:  
Lo valioso de casos como la Placeres es que ahí estamos entendiendo como un medio de comunicación se transforma en parte de la historia, de la comunidad y del lugar donde quieren  ser  referentes  o  ser  parte.  En  Valparaíso,  lo  que  está  pasando  es  súper interesante. No solamente con la Radio Placeres, hay montones de otros proyectos que se están levantando  en cultura, en comunicación.  Valparaíso  recuperó  su tradición, se esta creyendo el cuento de que podía ser un referente multicultural. 

Y además de eso, Radio Placeres apela a lo emocional. No sólo llama a los auditores a crear una relación con ellos, sino que a través de los códigos del puerto entra por el oído a la biología de cada radioescucha y los motiva a comunicar. Apaga la tele y enciende la radio, o apaga la Placeres y haz tu propia radio, dicen entre seriedad y bromas. 

Patricia Peña lo explica de esta forma:
Hay un concepto que es difícil traducir al español, que es la parceria de la Marita Matta. Ella trata de entender el concepto de lo que es propio de la ciudadanía comunicativa. Es una de las claves para entender lo que está pasando hoy día en el proceso con la gente. Porque las personas se están dando cuenta que también ellos pueden ser comunicantes. Pero, no comunicantes como es el modelo gringo de la democracia, del activismo digital y todo lo demás. De que tú eres un prosumidor.

No. No es eso, y sigue:

Principalmente es que tu eres un ser comunicativo, eres un ser político, un ser social. Muy amorosamente le ponen nombre de ciudadanía comunicativa, que finalmente es un grupo, una sociedad, un colectivo que se da cuenta que no sólo tiene derecho a la libertad de expresión,  sino que hace uso a su derecho de la comunicación. No es que yo use internet, las redes sociales, las radios comunitarias o lo que sea. La radio no es solamente el espacio material, un espacio de programa donde puedo hacer y decir, lo que a mí se me ocurra. Además la radio sale, es algo más de la comunidad. Es como ir al supermercado, el kiosko de la esquina donde te han vendido pan, la marraqueta. 

Entonces, se convierte en un objeto cotidiano. Porque no les importa cuánta gente los escucha. No importa. La radio está ahí. Porque cuando cualquier objeto cultural logra ser parte de lo cotidiano, hay una magia ahí. Pero más que una magia, tiene que ver el cuento que nos creemos. Que podemos ser ciudadanos comunicativos.

Y  cada ciudadano  tiene su particularidad.  Por eso, es necesario  cuidarla y protegerla. Darle voz y continuidad. Es algo que en Radio Placeres tienen claro, como explica Patricia Peña: 

No sólo porque los chiquillos que están adentro se creen el cuento, es porque hay otras cosas que están dándose vuelta por ahí. Yo creo que es importante que los proyectos comunitarios  vayan  dándole  forma  a  sus  procesos  a  sus modelos,  o lo que sea, de acuerdo a lo que necesitan. No hay sólo un modelo de radios comunitarias. 

Cuando se logra esta magia, es que los proyectos resultan. Sería ideal que la institucionalidad apoyara estos procesos, pero ya veremos como evoluciona nuestra sociedad. Por nuestra parte, creemos que Radio Placeres está en un punto especial de su evolución.  Están cerca de lograrlo. Como dice Patricia Peña, “Si tienes una radio que escucha a su propia comunidad, claro que va a tener la oportunidad de cambiar. Eso es la esencia del ser vivo, que es el medio. Van a pasar muchas cosas con la Placeres, pero si vemos que los vecinos salen a defenderla... esta hecha la pega.”

Bibliografía

Referencias

SEIDL,   D.,   2004.   Luhmann’s   theory   of   autopoietic   social   systems   en  Münchner betriebswirtschaftliche Beiträge [online] disponible en: http://www.zfog.bwl.uni­muenchen.de/files/mitarbeiter/paper2004_2.pdf 
[Acceso,  22  Julio 2004]

ORTEGA, J., 2009. Pluralismo en las comunicaciones chilenas: Deudas de la democracia en materias de libertad de expresión, en ONG ECO [online] disponible en: http://www.ongeco.cl/eco­new/wp­content/uploads/2012/06/Estudio­Legislaci%C3%B3n­y­ Democracia­en­las­Comunicaciones­PROYECTOS­DE­LEY­Radiodifusi%C3%B3n­comu nitaria­y­TV­digital.pdf [Acceso, 22 julio 2004]

Aylwin, P., 1990. Discurso  presidencial  con motivo del día del trabajador radial, archivo personal.

BCN, 1982. Ley General de Telecomunicaciones  N°18.166, actualización 2012, [online] disponible en:

http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=29591 

BCN, 2010. Ley N°20.433  Crea los Servicios de Radiodifusión Comunitaria Ciudadana, actualización 2012, [online] disponible en: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1013004 

CONTRERAS, P., 1999. Documento sobre historia de la radio comunitaria Los Placeres. Relato Testimonial. 

COSTA, P.,  2003., El enlace para el primer transmisor. Relato testimonial. 

GONZÁLEZ, H., 2003., ¿De dónde salió el primer transmisor?. Relato testimonial. 


Tesis

ACUÑA,  R.,  y Carvacho,  C., 2009. Radios Comunitarias,  participación  social  y nueva ciudadanía: el caso de Radio Placeres de Valparaíso. Capítulos: 1 y 4.

Diarios 

La Tercera, 2012. Andrónico Luksic compra las radios Oasis y Horizonte. La Tercera, 14 enero, p.100.

Videos 

Pacos detienen a periodista de Radio Placeres. Octubre 20, 2011.
Youtube [Online] http://www.youtube.com/watch?v=995KEvCCi80

Desalojo Liceo Autogestionado Eduardo de la Barra. Noviembre 26, 2011.
Youtube [Online] http://www.youtube.com/watch?v=3Aa8mOV_fkU


BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

LEWIS, P. y BOOTH, J., 1992. El Medio Invisible:  Radio pública, privada, comercial y comunitaria. Barcelona: Paidós.

GUEDES,  O.,  CAMMAERTS,  B.  y  CARPENTIER  N.,  2007.  Understanding  Alternative Media. Inglaterra: McGraw Hill.

Video
  
Radio     Placeres,     18     aniversario.     Diciembre     01,     2007. 
Youtube     [Online] http://www.youtube.com/watch?v=mGG9s0h7S­w


Anexo

Radio Placeres de Valparaíso y el rol de las radios comunitarias en Chile.

1.­  Introducción

Las radios comunitarias tienen como rol servir a la comunidad a la que pertenecen, y se caracterizan  por ser gestionadas  por organizaciones  sin fines de lucro. Se preocupan, principalmente, de cubrir los problemas del sector del que son parte, y se las considera fundamentales  para  la  democratización  de  los  medios de comunicación,  el desarrollo democrático, la participación ciudadana y la cohesión comunitaria. 

En Chile surgen a partir de la década del ‘70, pierden y recobran fuerza dependiendo del acontecer histórico nacional. El caso de la radio Placeres no es distinto. Nació el ‘89 en Valparaíso y, hasta la fecha, han sufrido robos de equipos, cortes a sus transmisiones y detención de sus locutores. También han tenido que organizar peñas, rifas, y diferentes actividades para recaudar fondos y así poder mantenerse en pie. 

Es a través del caso de radio Placeres que queremos mostrar la realidad de las radios comunitarias  en  nuestro  país:  cómo  se  forman  y  financian,  cómo  sobreviven  y  se desarrollan,  cómo  influyen  en  sus  comunidades  y cómo evitan que la legislación  y la competencia las callen.

2.­ Objetivo General

Conocer, a través del estudio del caso de radio Placeres de Valparaíso, las características del funcionamiento de una radio comunitaria.

Objetivos específicos

Conocer las principales características de la radio investigada y su función en la comunidad.
Detallar los contenidos de la programación y el proceso de creación de estos, tomando en cuenta los actores involucrados.
Describir el contexto en el que se desarrolla su labor frente a la realidad legislativa y la radiofonía comercial.
Indagar en las funciones sociales de la radio Placeres en la comuna de Valparaíso en cuanto a las necesidades de la comunidad y su rol en la formación de identidad.

3.­ Metodología:

Utilizaremos   metodología   cualitativa,   usando   herramientas   como   la   entrevista,   el cuestionario  abierto, el análisis de datos y el análisis de discurso de radio Placeres, el caso específico que seguiremos para nuestra tesina.
Durante el primer mes, haremos estudios de campo para luego, en una segunda etapa, contrastar la información recogida con el análisis de datos y de discurso.

Tendremos, además, un registro audiovisual del trabajo de campo que se hará con radio Placeres, para así facilitar el proceso de redacción.


4.­ Bibliografía:

LEWIS, P., y BOOTH, J., 1992, El Medio Invisible. Radio Pública, privada, comercial y comunitaria. Barcelona, España. Ediciones Paidos

ALCAYAGA, R., y Gómez, N.(editores), 2005. Desafíos Democráticos de la Legislación sobre Radios Comunitarias y Ciudadanas, Nuevos Caminos para la participación Local en Chile,  Universidad  de  Playa  Ancha,  Valparaíso,  Chile.  UNESCO,  Oficina  Regional  de Comunicación e información para América Latina y el Caribe.

HERRERA, J., 1997, Estatuto Jurídico de la Radiodifusión, Santiago de Chile, Editorial Jurídica.

ANGUITA, P., 2005, El Derecho a la Información en Chile: Análisis de la ley No. 19.733 sobre Libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo, Santiago de Chile, LexisNexis

SANGUINETTI, A., 2011, Los rebeldes de las ondas radiofónicas: los primeros radialistas en  enfrentar  un  juicio  por  transmitir  desde  radios  sin  concesión,  Santiago  de  Chile, Facultad de Comunicación y Letras, Escuela de Periodismo. Universidad Diego Portales (Tesis)

 CHIFFELE,  N.,  DÍAZ,  M.  y  LLADSER,  M.,  2004,  Trabajo  radial  comunitario  para  el desarrollo  cultural de comunidades  aisladas.  Caso Isla Robinson. Crusoe, Santiago de Chile,  Facultad  de  Comunicación  y Letras, Escuela de Periodismo,  Universidad  Diego Portales (Tesis)

 ANSALDO,  M.  y  LARA,  V.,  2009,  Una  aproximación  a  formas  de  comunicación alternativa. Radios comunitarias y empoderamiento  social de los vecinos: tres casos de estudio,  Santiago  de  Chile,  Facultad  de  Ciencias  Sociales,  Instituto  de  Sociología. Pontificia Universidad Católica de Chile. (Tesis)

PEÑA,  P.,  2009,  Community  Radio  going online: participation  and appropriation  of a community  South City Radio and Reprezent  London’s Youth Radio, Peckham, London. Londres,  Inglaterra.   Department   of  Media  and  Communications,   London  School  of Economics (Tesis)

 AMARC  ALC,  2010,  Principios  para  garantizar  la  diversidad  y  el  pluralismo  en  la radiodifusión y los servicios de comunicación audiovisual, (Documento)
http://legislaciones.amarc.org/40Principios/40_Principios_diversidad_pluralismo.pdf

Entrevistados:

Alberto Cancino, presidente Asociación Nacional de Radios Comunitarias y Ciudadanas de Chile (ANARCICH).

Luis Pardo, presidente Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI)

Jorge Atton Palma, Subsecretario de Subtel

María Pía Matta, presidenta de Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC)

Juan Enrique Ortega, de ONG ECO.

 Raúl  Rodríguez,  director  de  Radio  Juan  Gómez  Millas,  académico  de  ICEI  de  la Universidad   de  Chile  y  publicó,  en  2005,  “4  cuadras  a  la  redonda:  diagnóstico  y perspectivas de las radios comunitarias de la Región Metropolitana”.

Juan Domingo Ramírez Cáceres, autor de “La concentración de la propiedad radial en chile. Las exigencias de nuevos paradigmas entre globalidad y localidad” y “Radios Comunitarias en Chile: las paradojas de su propiedad”

Fidel Galaz, de Radio Sin Tierra, de La Reina.

Ricardo Salazar, de Radio Placeres, de Valparaíso.

Perla Wilson, de Radio Tierra, de Recoleta.

Marcelo Núñez, Radio Tentación, de Paine.

Mario Paz, presidente  de Centro Cultural de Comunicación  y Educación  Radiofónica. “Chasqui”, representante legal de Radio Villa Francia.

Juan  Pablo  Cárdenas,  director de Radio Universidad  de Chile y Premio Nacional  de Periodismo.  Se retira de la ARCHI por los cierres de radios comunitarias a lo largo del país.

Waldo Mora, ex diputado y denunciante en caso colusión de radioemisoras.

Pedro  Anguita,  Abogado,  Doctor  en  Derecho,  experto  en  derecho  a  la  información, escribió “Libertad de expresión: acceso a la información y libertad de comunicación”

Patricia Peña, periodista y magister en comunicación de la Universidad Diego Portales y magister  en  comunicación,   nuevos  medios  y  sociedad  de  The  London  School  of Economics  and  Political  Science.  Especialista  en  medios  urbanos.  Coordinadora  del proyecto de comunicación colaborativa Conexión Social sobre acceso libre a las nuevas tecnologías, información y conocimiento.

Eugenio González, concejal de Valparaíso. Dueño de Radio Congreso y principal opositor de las radios comunitarias de la región.

Marcelo Zúñiga Vettiger, director ejecutivo de Ibero Americana Radio Chile, que pertenece al grupo PRISA.

Anita Hoigue, directora ejecutiva Grupo Dial, de COPESA.

María Teresa Montes, presidenta del Grupo Bezanilla.

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